La utop¨ªa
Esta clase de v¨ªctimas de la sociedad capitalista son sus propios creadores, los grandes ejecutivos, los tops dogs, estos encumbrados perros de presa que representan el poder, el fascismo empresarial: pero un d¨ªa alguien que es m¨¢s les despide. Es el modelo americano, el reino del pavor que llevamos toda la vida viendo en sus dramas o en sus pel¨ªculas y novelas. No hace mucho tiempo que ha llegado hasta nosotros con la crueldad multiplicada; ya entr¨® en ¨¦l el gobierno llamado socialista, ya lo ha acrecentado el gobierno de la derecha natural, como es l¨®gico. Lo que se supone en este obra es que hay una instituci¨®n en la cual estos despedidos se rehacen, recomponen, disponen para volver a ser. Todo el primer acto contiene esta propuesta, y presenta a los ocho personajes, en movimientos individuales y colectivos. Creo que sobra ese acto. Es mon¨®tono, las historias se parecen y los actores, que trabajan bajo una direcci¨®n f¨¦rrea -y buena- de Mario Gas, tienen tambi¨¦n movimientos parecidos, voz y gestos equivalentes.En el segundo acto comienza de verdad la obra. Algo se suelta: alguna cadena de estas formas implacables de decorado ofuscador va haci¨¦ndose poco a poco m¨¢s humano. El autor, Urs Widmer (Basilea, Suiza, 1938) mantiene un ambiente irreal por el cual transcurre lo que puede ser liberaci¨®n de los personajes, m¨¢s que aceptaci¨®n o recuperaci¨®n. Van hacia una utop¨ªa: hacia una especie de ensue?o de la Edad de Oro cl¨¢sica, donde todos seamos iguales y solidarios, como en una par¨¢frasis de Marx, hacia una sociedad de hombres libres, y de campos y r¨ªos incontaminados.
Top Dogs
De Urs Widmer, versi¨®n de Philip Rogers. Int¨¦rpretes: Mar Regueras, Fernando Guill¨¦n, Ricardo Moya, Juli Mira, Sergi Calleja, Pep Sais, Vicente Genov¨¦s, Angela Castilla. Direcci¨®n: Mario Gas. Madrid, Teatro Alb¨¦niz.
Terminan los saludos de los actores, prolongados por las ovaciones, y a¨²n queda un n¨²mero: cada uno de ellos aparece con un bombo y van cantando los nombres de empresas. Actrices y actores hacen un trabajo extraordinario: personal y colectivo. El movimiento es disciplinado, milim¨¦trico. En este ¨²ltimo acto tienen, tambi¨¦n, m¨¢s libertad. Los mon¨®logos se hacen independientes. Que cada uno elija el suyo o, mejor, que elija la utop¨ªa, su direcci¨®n, la sacudida del polvo globalizante y del neocapitalismo.
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