Grave falta de respeto
La Dehesilla / V¨¢zquez, Cepeda, BautistaUn toro -el 3?- de La Dehesilla (el resto, rechazado en el reconocimiento); dos -4? y 5?- de Jos¨¦ Luis Pereda, y tres -1?, 2? (sobrero en sustituci¨®n de un inv¨¢lido de Pereda) y 6? (sobrero en sustituci¨®n de un inv¨¢lido del propio Rojas). Todos mansos, sosos y astifinos.
Pepe Luis V¨¢zquez: bajonazo y un descabello (silencio); media pescuezera (silencio). Fernando Cepeda: casi entera y un descabello (silencio); estocada baja (ovaci¨®n). Juan Bautista: pinchazo, media y descabello (silencio); media y tres descabellos (silencio).
Plaza de la Real Maestranza. 23 de septiembre. Primera corrida de la Feria de San Miguel. Tres cuartos de entrada.
Antes de la corrida ya se hab¨ªa cometido una grave falta de respeto al p¨²blico. Para empezar, los carteles de San Miguel se presentan en marzo, y desde entonces hasta finales de septiembre, largo me lo fi¨¢is. Tan largo que las combinaciones definitivas se parecen a las de primeros de a?o como un huevo a una casta?a.Lo que ocurri¨® despu¨¦s es que un d¨ªa antes de la corrida, el viernes por la tarde, Manzanares envi¨® un parte m¨¦dico por un supuesto problema renal; a las diez de la noche, hizo lo propio Morante de la Puebla, convaleciente de su ¨²ltima cornada, y pasada la medianoche, Curro aleg¨® que le dol¨ªa el lumbago. Todo muy legal, eso s¨ª, pero que baje Dios y confirme si esto no es una falta de respeto como una casa "a esta afici¨®n que tanto me quiere y a la que tanto debo". Esta es la verdadera categor¨ªa de algunas llamadas figuras a quienes se les llena la boca hablando de Sevilla y no dudan en burlarse de ella cuando las circunstancias no coinciden con sus intereses. En esta ocasi¨®n, las circunstancias eran una corrida muy astifina y especialmente, un sobrero abierto de pitones que, despu¨¦s, sali¨® y no se comi¨® a nadie.
Pero, claro, el p¨²blico tampoco puede ser muy exigente porque hace tiempo que le perdi¨® el respeto a la fiesta. Y lo perdi¨® con su conformismo y permitiendo toros afeitados y borrachos, figuras de cart¨®n, orejas baratas y triunfalismos que esconden la mentira, el fraude y la degradaci¨®n. Por eso, hace tiempo que los toreros perdieron el respeto al p¨²blico. Por eso, Curro, Manzanares y Morante se han ca¨ªdo del cartel y no ha pasado nada. Una verdadera pena. Por desertar, ha desertado hasta el ganadero, que s¨®lo pudo lidiar un toro de la corrida anunciada en el mes de marzo.
Por cierto, la corrida fue infumable. Los toros, en general, fueron mansos, sosos, sin codicia ni acometividad, y los toreros no pasaron de meros cumplidores de un aburrido tr¨¢mite.
Pepe Luis V¨¢zquez no cambia. Es un torero pulcro, fr¨ªo y precavido. A su primero lo pas¨® varias veces por la derecha con su natural elegancia, pero tambi¨¦n con su eterna desconfianza, y en el cuarto, de m¨¢s movilidad, consigui¨® alg¨²n derechazo preciosista, un largo natural, un bonito cambio de manos y poco m¨¢s.
Cepeda lo intent¨®, pero el material que le toc¨® en suerte no era apto para el triunfo. Entusiasm¨® con el capote en unas ver¨®nicas muy profundas con las que recibi¨® a su primero, y lo intent¨® una y otra vez con la muleta sin redondear faena. Su primero se par¨® y en el segundo consigui¨® buenos derechazos, pero se dej¨® enganchar la muleta en demas¨ªa y no fue capaz de emocionar a un p¨²blico entregado.
El franc¨¦s Juan Bautista pas¨® desapercibido. Ante su primero, que era un armario, nada pudo hacer, recibi¨® al sexto con una larga cambiada en el tercio y pronto demostr¨® el toro que no le acompa?aban las fuerzas. El diestro estuvo valiente, esforzado y pesado. Al final, le pidieron que acabara cuanto antes.
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