Sufrido triunfo del Bar?a en casa

Y Overmars, en el ¨²ltimo segundo, acab¨® con la angustia del Bar?a y la fe del Racing. El Bar?a rompi¨® anoche la t¨®nica de sus dos ¨²ltimas derrotas y se reencontr¨® con la tranquilidad que perdi¨® lejos de casa. Pero no fue una victoria f¨¢cil: result¨® tan trabajada como costosa. El marcador miente por ambas partes: por la cantidad de ocasiones que despilfarraron los azulgrana y por el envite final del Racing, que pareci¨® muy manso al principio y acab¨® muy fiero. Kluivert, en dos ocasiones, encarril¨® el encuentro hasta que Espina, de falta directa, puso a su equipo en el partido. Overmars despidi¨® la agon¨ªa.El Bar?a gan¨® tiempo, pero no enterr¨® sus dudas. No fueron gratuitos los silbidos por el cambio de Rivaldo. La cita dej¨® algo: la activa presencia de Iv¨¢n de la Pe?a, convertido ayer en director del juego, y su dosis fija de fantas¨ªa, en combinaci¨®n con Rivaldo, en el segundo gol de Kluivert. Vali¨® por todo el encuentro.

El Racing parec¨ªa un visitante perfecto: diezmado por las bajas, con tres debutantes y tan educado -s¨®lo cometi¨® una falta en toda la primera parte- como manso. Fue una primera impresi¨®n porque, en la segunda parte, se despert¨®. Pero era, de entrada, un c¨®modo rival, ideal para el Bar?a, que volv¨ªa 10 d¨ªas despu¨¦s al Camp Nou con la cabeza gacha tras las severas derrotas en Bilbao y Estambul. Serra Ferrer recurri¨® al arte de la psicolog¨ªa, tan despreciado por su predecesor, y dio otra oportunidad a los mismos futbolistas que fueron zarandeados por el Besiktas. S¨®lo con un cambio de hombre -Arnau por el sancionado Dutruel- y de posici¨®n: Iv¨¢n de la Pe?a jug¨® de pivote y Gerard se situ¨® delante para no desperdiciar su llegada a gol. El Bar?a control¨® el juego, el bal¨®n, e insisti¨® en canalizar su f¨²tbol por las bandas. Justo lo que no hizo en Estambul. Sim?o volvi¨® a reivindicarse por la derecha y Overmars provoc¨® alg¨²n fruncimiento de ce?o por la izquierda. Parece que le cuesta su integraci¨®n. El bal¨®n viaj¨® con lentitud. Todo, al principio, muy deslavazado. Pero los azulgrana nunca perdieron los nervios y acosaron con perseverancia a Ceballos. Aunque, llegados ah¨ª, mostraron de nuevo su falta de instinto asesino. Fall¨® primero Gerard, luego Rivaldo -tampoco tuvo ayer su d¨ªa e incluso recibi¨® alg¨²n silbido- y varias veces Kluivert. Hasta que marc¨® en una triangulaci¨®n de pizarra: Iv¨¢n de la Pe?a abri¨® para Sim?o, que centr¨® para el holand¨¦s, quien, desde atr¨¢s, clav¨® el bal¨®n en la red.

Arnau, mientras, se mostraba solvente y la zaga lo agradeci¨®. Pero con la entrada de Est¨¦vez, el Racing se volvi¨® m¨¢s fiero. Serra Ferrer temi¨® que alg¨²n despiste provocara el empate y cambi¨® su defensa de tres por la de cuatro. El retoque caus¨® cierta sorpresa al quedarse fuera Petit -aclamado por el p¨²blico- por Reiziger. El miedo qued¨® apagado, sin embargo, instantes despu¨¦s de que Rivaldo enviara un bal¨®n al palo. Un primer aperitivo antes de una lluvia de fantas¨ªa. Todo al primer toque. Iv¨¢n asisti¨® al brasile?o, que le devolvi¨® el bal¨®n de tac¨®n, para que Lo Pelat pasara a Kluivert, que marc¨®. Quiz¨¢ no era para menos. Lo celebraron a lo grande.

El Camp Nou se frotaba las manos con la imaginaci¨®n de su calvo predilecto y con la posible entrada de Luis Enrique. Pero la fiesta dur¨® poco. S¨®lo cuatro minutos. Reiziger cometi¨® una falta contra Espina y Espina coloc¨® el bal¨®n en la escuadra. La amenaza del empate rompi¨® el encuentro. Ninguna de las dos medulares logr¨® templar el juego. El partido se revolucion¨® y qued¨® abierto. El Racing, dirigido por el veterano Manjar¨ªn y con las llegadas incisivas de Amavisca, empez¨® a apretar. La noche se volvi¨® muy bronca y el ¨¢rbitro, un debutante, no tard¨® en sacar un racimo de tarjetas. El v¨¦rtigo se explic¨® en un minuto: Est¨¦vez estuvo a un paso de la gloria, pero Arnau lo evit¨®, y Overmars, segundos despu¨¦s, tras un contraataque impecable, envi¨® fuera el bal¨®n por un palmo. Serra Ferrer oy¨® ayer algunos silbidos: fue cuando intent¨® atrapar el bal¨®n y sent¨® a Rivaldo por Cocu. Luego hizo lo propio con Kluivert por Alfonso. Los minutos finales fueron de agon¨ªa. Frank de Boer termin¨® expulsado, y todo el p¨²blico mirando el reloj y casi rezando. Overmars acab¨® con la angustia en el ¨²ltimo segundo.