Un l¨ªder con faltas de ortograf¨ªa
Se suele predicar con excesiva alegr¨ªa de los artistas, sobre todo de los que practican la m¨²sica en sus diversas variantes, la cualidad de l¨ªderes. Lo que es raro que se les se?ale como l¨ªderes espirituales, m¨¢xime si el adalid no es una estrella americana del rock con inclinaciones a la defensa de las tortugas o de las reservas de pieles rojas, sino un gitano del barrio de Santiago, en Jerez, que toca la guitarra desde que era as¨ª de peque?ito. Mora¨ªto Chico, o Morao, es un l¨ªder espiritual de 44 a?os con gafas de espejo, melena rebelde con abundantes rizos sobre las orejas y una mirada guasona que subraya enarcando la ceja derecha y manteniendo relajada la otra.Toca Morao y su alrededor surge siempre una legi¨®n de ac¨®litos: unos palmean, otros jalean, aquellos bailan, los de detr¨¢s del escenario predican su arte mientras que los del patio de butacas fabrican su hagiograf¨ªa sobre una base de exclamaciones de fervor: "?Oh! ?Ah! ?Ole! ?Arte!".
Pese a la espirtualidad de su liderazgo, no practica ninguna religi¨®n ni conduce su reba?o hacia la salvaci¨®n. La espiritualidad de Morao es estrictamente musical: toca y es como si predicara el serm¨®n de la monta?a. Morao, frente a tantos guitarristas que tocan con una t¨¦cnica depurada pero fr¨ªa como el hielo, toca con el coraz¨®n que, como se sabe, es un ¨®rgano que no respeta el orden de las tablaturas y se arranca por arritmias cuando menos se espera. Por eso, los seguidores de Morao han dicho que toca con faltas de ortograf¨ªa. ?Bendito sea!
Morao se llama en realidad Manuel Moreno Junquera y forma parte de una de esas familias de Jerez donde el flamenco es la columna vertebral: desde la base del cr¨¢neo a la rabadilla. Mora¨ªto, hijo de Juan Morao y sobrino de otro puntal de toque, Manuel Morao, ya se ha encargado de a?adir un eslab¨®n a la saga, Diego del Morao, hijo suyo, de 21 a?os. Abruma un poco tanto Morao, pero as¨ª es la vida.
El nuestro, nuestro Morao, empez¨® a tocar en los bautizos y en las fiestas que organizaban las bodegas para los turistas. El se?orito se rascaba luego el forro del bolsillo y entregaba la propina justa para el guiso del d¨ªa. Ten¨ªa 16 a?os y el futuro l¨ªder espiritual andaba por Jerez pegado como una u?a a su guitarra. Hab¨ªa estudiado hasta los 14 o 15 a?os en el colegio que llaman de La Polvera, que regentan los hermanos de San Jos¨¦. Este dato los destacan con ¨¦nfasis muchos de sus seguidores pues ellos, casi todos, no llegaron a La Polvera y se contentaron con la escuela p¨²blica.
Colegios aparte, Morao se empap¨® hasta lo m¨¢s profundo de los aires de Jerez, que son unos vientos musicales que confieren una forma de interpretar a la guitarra distinta a cualquier otra. ?Puro arte! Morao ech¨® los dientes acompa?ando, por ejemplo, a T¨ªo Borrico. Su despegue, sin embargo, no fue f¨¢cil. Uno de sus amigos y compa?ero de escenario describe as¨ª los viejos tiempos: "A Morao le han cortao muchas veces la luz y el agua, ?me entiende usted?, porque no ha tragado lo que le ofrec¨ªan".
Morao se cas¨® pronto y ha tra¨ªdo al mundo a tres hijos. Morao, una vez que se impuso e impidi¨® que le cortaran el agua y la luz, comenz¨® su reinado espiritual, y tras ¨¦l, o a su lado, aparecieron artistas como Luis El Zambo, Fernando de la Morena, El Capullo, El Torta y la Macanita. Una representaci¨®n del Jerez m¨¢s puro, libre y ¨²nico.
Morao es un sabio curtido en la universidad del barrio de Santiago. Su ¨²nico trabajo en solitario fue premiado por la Nueva Academia del Disco de Par¨ªs. Pero a Morao, que siempre lleva consigo al grupo de ap¨®stoles, lo que le gusta es tocar para el cante; prefiere la compa?¨ªa jaleada a la soledad de tocaor de fondo. As¨ª la m¨²sica del coraz¨®n, que siempre parte de la generosidad, se manifiesta con toda su grandeza.
En 1999 edit¨® un disco titulado Morao, junto a Navajita Plate¨¢, Luis El Zambo, Mar¨ªa Vala y Los Marisme?os, y sus seguidores reventaron de gusto. Los elogios llegaron incluso a las tiendas virtuales de discos de Internet. Un aficionado de Manresa escribi¨® para la posteridad: "Mora¨ªto, eres una m¨¢quina humana del flamenco. Sobre todo eres muy bueno tocando por buler¨ªas". Carmela, de Mazarr¨®n, a?adi¨®: "Ni tomate ni habichuelas ni nada, el Mora¨ªto es el mejor. Por favor, vuelve". Y un tal Jos¨¦ Luis, de M¨®stoles, confes¨®: "Sabe a Jerez, me hace ponerme a dar palmas cuando toca y volver a escuchar el disco sin parar".
Cuando todo los elogios parec¨ªan haber sido dichos, apareci¨® un mensaje firmado por un turco de Estambul que, como el fragmento de un presocr¨¢tico, escribi¨®: "Mora¨ªto es un marabillo". Exacto. Con faltas de ortograf¨ªa.
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