La guerra de los m¨¢rtires
El ¨ªmpetu canonizador del papa Juan Pablo II ha provocado m¨¢s de un dolor de cabeza a la Santa Sede, que ha salido del paso con la determinaci¨®n que caracteriza a una instituci¨®n tradicionalmente inmune a las injerencias del mundo laico. Sin embargo, la beatificaci¨®n -prevista para ma?ana domingo- de 87 cat¨®licos chinos y 33 misioneros ha abierto ya una de las peores crisis en la historia de los desencuentros entre el Vaticano y la Rep¨²blica Popular China. Cuando la Iglesia cat¨®lica pugnaba por abrir un camino de di¨¢logo que permitiera pensar en un restablecimiento de las relaciones diplom¨¢ticas, rotas en 1951, Pek¨ªn ha ense?ado los dientes a la jerarqu¨ªa vaticana. Y ha advertido que tendr¨¢ muy en cuenta la ceremonia del domingo.Los m¨¢rtires en cuesti¨®n abarcan un periodo de tres siglos, desde 1648 hasta 1930. Entre ellos hay 33 misioneros, seis de ellos espa?oles, aunque la mayor parte son ciudadanos chinos ca¨ªdos en la llamada guerra de los Boxer (1898-1900), una insurrecci¨®n antiextranjera que fue duramente reprimida por los occidentales. Las sucesivas invasiones europeas que sufri¨® China a lo largo del siglo XIX, como la guerra del Opio (1834-1842) -en la que los brit¨¢nicos obligaron al Gobierno chino a autorizar la venta de esta droga- y la de los Boxer, no han sido olvidadas por el pueblo chino.
El detalle de que la ceremonia de canonizaci¨®n coincida con la fiesta nacional china -el 1 de octubre pr¨®ximo se celebra el 51 aniversario de la revoluci¨®n mao¨ªsta-, no ha contribuido a limar asperezas. Pero las quejas del Gobierno chino abarcan otros aspectos. En primer lugar, la poderosa rep¨²blica popular ve la mano del Gobierno de Taiwan en la confecci¨®n de la lista de m¨¢rtires, y adem¨¢s acusa a uno de los futuros santos, un misionero franc¨¦s, de haber sido particularmente antichino. El portavoz de la Santa Sede, Joaqu¨ªn Navarro Valls, rebate las imputaciones. La fecha de la canonizaci¨®n, dice, se ha elegido con criterios estrictamente religiosos. "Parec¨ªa obligado que fuese en octubre, el mes de las misiones, y justamente el d¨ªa 1 es la festividad de santa Teresa de Lisieux, la patrona de los misioneros". En cuanto a la elaboraci¨®n de la lista, Navarro ha precisado que hab¨ªan llegado peticiones de las conferencias episcopales de Espa?a, Francia, Portugal, Filipinas, China continental y Taiwan.
Las explicaciones no han convencido al Gobierno chino, que el martes, a trav¨¦s de una responsable de Exteriores, lanz¨® un ataque de gran virulencia contra los futuros santos. Muchas de estas v¨ªctimas, dijo la portavoz, "cometieron monstruosos cr¨ªmenes contra el pueblo chino", y al elevarlas a los altares el Vaticano corre el riesgo de glorificar el imperialismo occidental. "La mayor¨ªa de estas personas fueron ejecutadas por violar las leyes chinas durante la invasi¨®n de China por parte de los imperialistas y colonialistas, o por atacar a ciudadanos chinos durante la guerra del Opio o durante la invasi¨®n de las ocho potencias aliadas", a?adi¨® Sun Yuxi, del Ministerio chino de Exteriores. Navarro Valls se ha apresurado a responder que la ceremonia del domingo "carece de motivaciones pol¨ªticas y no est¨¢ pensada contra ning¨²n pueblo, y menos todav¨ªa contra el pueblo chino". El portavoz vaticano acus¨® a su vez al Gobierno de Pek¨ªn de tener "una visi¨®n unilateral de la historia". En la lista, dijo Navarro, "hay dos ni?os de nueve a?os y una ni?a de once. No creo que hayan podido cometer ning¨²n crimen".
A los ataques oficiales contra el Vaticano les han seguido en China las cr¨ªticas por parte de representantes de la Iglesia cat¨®lica Patri¨®tica, ligada al Ejecutivo. Una comunidad escindida del tronco de Roma que cuenta con cuatro millones de fieles y unos 70 obispos, elegidos por las autoridades de Pek¨ªn. La Iglesia fiel al Papa, integrada por unos 10 millones de fieles, seg¨²n el Vaticano, vive en condiciones de semiclandestinidad, perseguida y hostigada.
La semana pasada, el cardenal Roger Etchegaray, uno de los m¨¢s directos colaboradores de Juan Pablo II, denunci¨® ante las autoridades chinas las persecuciones que sufren los religiosos cat¨®licos que se han mantenido fieles a Roma. El viaje del cardenal a Asia hab¨ªa levantado, en principio, grandes expectativas de aproximaci¨®n diplom¨¢tica. Las autoridades de Pek¨ªn le autorizaron incluso a celebrar misa en el santuario de Sheshan, un hecho ins¨®lito trat¨¢ndose de un cardenal con sede en el Vaticano. La misa se celebr¨®, pero sin fieles. Era toda una se?al de que la China Popular no est¨¢ dispuesta a ceder un palmo en la dura batalla por la soberan¨ªa espiritual del pueblo chino. Los santos los nombra la Santa Sede, pero los fieles los controla el Gobierno de Pek¨ªn.
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