Activismo por la libertad
Hace ya dos a?os que el Partido Nacionalista Vasco consum¨®, con la firma del Pacto de Lizarra, un giro en la estrategia pol¨ªtica que hab¨ªa mantenido desde la transici¨®n espa?ola. Fue la suya una opci¨®n aut¨®noma, tomada como hemos confirmado despu¨¦s, tras muchos meses de negociaciones con quienes estaban llamados a ser sus nuevos socios pol¨ªticos.Durante el tiempo en que se "cocin¨®" la nueva estrategia y la nueva alianza, hab¨ªa un Gobierno aut¨®nomo presidido por el lehendakari Ardanza e integrado por el PNV, PSE y EA. Durante los ¨²ltimos meses en los que se fueron cerrando los "flecos" de la negociaci¨®n y se pasaron esos papeles que despu¨¦s han dado pie a la pol¨¦mica -sello y firma de ETA, sello sin firma del PNV-, en el Gobierno de coalici¨®n y constitucionalista segu¨ªamos ocup¨¢ndonos de resolver los problemas reales de los vascos. Gestion¨¢bamos nuestras respectivas ¨¢reas de responsabilidad y, adem¨¢s, segu¨ªamos ofreciendo a la ciudadan¨ªa un ejemplo de entendimiento entre distintos, de capacidad de convivencia, de serenidad.
Hemos o¨ªdo muchas veces decir que quiz¨¢ al irnos del Gobierno los socialistas le dimos al PNV la coartada que buscaba para justificar el fin de una etapa. Quiz¨¢ se lo pusimos m¨¢s f¨¢cil, pero hoy, a la vista de lo que ha llovido, nadie duda de que, aunque fuera pagando un mayor peaje por su irresponsabilidad, el PNV hubiera terminado haciendo lo que ya hab¨ªa decidido hacer: irse con HB y cuestionar la v¨ªa estatutaria.
Hoy, tras m¨¢s de veinte meses de Gobierno ag¨®nico, el lehendakari Ibarretxe se enfrenta a dos mociones de censura. Ante esta circunstancia hemos visto y o¨ªdo a los dirigentes del PNV enarbolar la bandera del victimismo y argumentar -es un decir- amenazadoramente contra la actitud de los partidos de la oposici¨®n. Todo porque el PNV no acaba de aceptar que lo que hizo hace dos a?os ha tenido consecuencias pol¨ªticas extraordinariamente negativas para la convivencia y tendr¨¢, por tanto, un coste pol¨ªtico para quien lo ha impulsado y protagonizado.
Y es que el Pacto de Lizarra ha sido el ataque m¨¢s grave a la convivencia entre vascos desde el inicio de la transici¨®n. No porque lo suscribieran los que nunca han aceptado las reglas de juego democr¨¢tico, sino porque lo impuls¨® y sancion¨® un partido de tradici¨®n democr¨¢tica, que dirige muchas instituciones vascas -p¨²blicas y privadas-, entre otras el Gobierno. Porque no hace falta m¨¢s que vivir en el Pa¨ªs Vasco para constatar que cuando los Arzalluz, Egibar y compa?¨ªa sancionaron ese acuerdo, empez¨® a crecer la impunidad de los terroristas y sus socios y se extendi¨® el miedo y la falta de libertad entre la ciudadan¨ªa del Pa¨ªs Vasco.
Hoy a los intolerantes les es mucho m¨¢s c¨®modo que hace dos a?os insultar en las calles vascas a quienes no somos nacionalistas. Hoy les es m¨¢s c¨®modo quemar cajeros, coches particulares, casas, bienes p¨²blicos y privados de quienes nos empe?amos en ser vascos como nos da la gana. Hoy les es m¨¢s c¨®modo porque quienes lo hacen se sienten amparados bajo el paraguas general del nacionalismo. Hoy les es m¨¢s f¨¢cil amenazar porque Arzalluz llama "chiquilladas" a los atentados terroristas que un d¨ªa tras otro se repiten en nuestras calles. Hoy les es m¨¢s f¨¢cil ser c¨®mplices de los terroristas porque Arzalluz dice que le embarga la emoci¨®n al ver a los "patriotas vascos" (...?) sentados en el Parlamento. Hoy le es m¨¢s f¨¢cil a ETA reclutar chavales, porque parece gratis. Porque la Consejer¨ªa de Interior se pas¨® meses explicando a sus agentes las "bondades" de Lizarra y disculpando las "disfunciones" que supon¨ªan unos cuantos atentados callejeros.
Hoy es m¨¢s c¨®modo para ellos porque hace varios meses y demasiados muertos que el lehendakari perdi¨® la oportunidad de recuperar la dignidad. Porque si, siendo bienintencionados, pens¨¢ramos que el PNV fue "enga?ado" a Lizarra, el velo se nos cay¨® cuando ETA asesin¨® por primera vez tras la tregua y el PNV no hizo nada. Cuando puso en pr¨¢ctica aquella amenaza que ve¨ªamos pintada en nuestras calles: Tregua no es igual a paz. Cuando ETA mat¨® y Arzalluz -y el lehendakari naturalmente- siguieron diciendo que la apuesta de Lizarra segu¨ªa siendo v¨¢lida, qued¨® al desnudo toda la trama: Lizarra nunca fue otra cosa que un intento de soslayar la democracia, sustituyendo la fuerza del voto por el pacto alrededor de una mesa camilla con pistola sobre el mantel.
Han pasado dos a?os. Dos a?os, demasiados muertos, demasiado miedo, demasiada desesperanza. Y mucha gente se pregunta qu¨¦ m¨¢s se puede hacer. No hay muchas cosas nuevas que hacer. Si acaso insistir en aquellas que dieron fruto en el pasado. Por ejemplo, hacer todo lo posible por recuperar la unidad de acci¨®n contra los terroristas. Eso s¨ª, conservando la paciencia y la memoria. Porque nunca fue f¨¢cil en Euskadi conseguir la unidad democr¨¢tica frente a ETA. Hacer el Pacto de Ajuria Enea nos cost¨® varios a?os y el PNV s¨®lo lo suscribi¨® cuando se sinti¨® d¨¦bil -su decisi¨®n fue expresada en el discurso del Arriaga-, cuando no le qued¨® otro remedio.
Tambi¨¦n, para esto de la normalidad pol¨ªtica cabr¨ªa recordar que, aunque el PNV piense que tiene el derecho natural a gobernar y algunos ciudadanos y demasiados pol¨ªticos acomplejados tambi¨¦n lo crean, no es cierto. Que ya es hora de que nos demos cuenta de que el fin de la transici¨®n en Euskadi, la normalizaci¨®n pol¨ªtica de esta comunidad, pasa -empieza- por tratar al PNV como a un partido pol¨ªtico m¨¢s y ponerle en la oposici¨®n si tiene menos votos que los dem¨¢s. No es que les toque por el paso de los a?os: es que han hecho m¨¦ritos sobrados.
Pues bien, y siguiendo con la reflexi¨®n, ya que ellos (el PNV) no parecen darse cuenta de que nos han colocado a los vascos en el Guiness de la verg¨¹enza teniendo que soportar a un lehendakari apoyado por los socios de los de las pistolas, que ni se inmuta cuando le votan ni cuando le dicen que no le van a votar, recuperemos la iniciativa los dem¨®cratas. D¨¦mosle juego al Parlamento, que para eso nos pagan. ?Que no disuelve?: moci¨®n de censura. Ya. Que ya llega con algunos meses y algunos muertos de retraso.
Otra reflexi¨®n sobre la llamada al "di¨¢logo". Quien no sabe y/o no quiere dialogar en el Parlamento no puede pretender que lo hagamos en una mesa camilla y a oscuras. Quien desprecia al Parlamento vasco y dice que hay que dialogar entre los partidos, nos est¨¢ queriendo hurtar el debate en el ¨²nico foro en el que cada cual est¨¢ con la fuerza de los votos, la ¨²nica fuerza leg¨ªtima para dialogar y sobre todo para acordar. ?O no es cierto que tras el llamamiento al "di¨¢logo con acuerdo" de foros varios algunos intentan sortear la legitimidad democr¨¢tica? Como con Lizarra, por cierto.
Una reflexi¨®n tambi¨¦n para aquellos que insisten en que hay que ayudar al PNV. Hay una cita, an¨®nima supongo, que dice que "Dios ayuda a quien se ayuda". Pues eso. Que ya son mayorcitos, que no nos pidieron permiso para pactar con quienes llevan m¨¢s de veinte a?os combatiendo la democracia. Que la mejor manera de "ayudar" a los que votan -o militan- en el PNV y defienden la regla de juego democr¨¢tica es mandar a los actuales dirigentes, y naturalmente a este Gobierno, a los bancos de la oposici¨®n.
Tambi¨¦n hay quien nos aconseja a los socialistas que tengamos cuidado con no parecer que hacemos seguidismo del PP. S¨ª, es un buen consejo. Por cierto: nos lo suelen dar gentes que antes nos dec¨ªan que hac¨ªamos seguidismo del PNV. Pues ni lo uno ni lo otro. No tuvimos complejos en pactar con el PNV para hacer un Gobierno lo m¨¢s parecido posible a como es la ciudadan¨ªa de este pa¨ªs y no tenemos complejos en coincidir con el PP en la defensa de la Constituci¨®n, del Estatuto, de la libertad y de la vida. Y sabemos distinguir entre actuaciones desleales, incorrectas y/o ineficaces del Gobierno de la naci¨®n (que las hay y/o las puede haber) y la traici¨®n democr¨¢tica que representa que un partido y un Gobierno (PNV e Ibarretxe) est¨¦n m¨¢s preocupados por su hegemon¨ªa y su poder que por defender la libertad y la vida. Denunciaremos lo uno y lo otro. Pero sabemos que no es lo mismo la traici¨®n a la democracia que la deslealtad pol¨ªtica.
Y dejemos ya de temer que el PNV se vaya al monte si los ciudadanos le colocan en la oposici¨®n. Que en ?lava son oposici¨®n y est¨¢n m¨¢s moderados que en ning¨²n otro sitio. Entre otras cosas porque en el monte hace mucho fr¨ªo y se vive muy inc¨®modo, sobre todo si hay aglomeraci¨®n. ?Alguien ve a la gente de orden del PNV disputando el sitio de la acampada con HB?
En fin, que ser¨ªa imperdonable que hubi¨¦ramos pasado estos dos ¨²ltimos a?os de sufrimiento en balde. Mantengamos viva la memoria, el recuerdo de los nuestros, y actuemos. No tengamos miedo a las urnas. Porque, como dice un amigo m¨ªo, cada vez est¨¢ m¨¢s claro que este pa¨ªs no s¨®lo necesita cambiar de Gobierno, sino cambiar de r¨¦gimen.
Hoy, tras dos a?os de verg¨¹enza, de extensi¨®n del miedo, de amenazas a la libertad, de riesgo para la convivencia, conviene reafirmar que tenemos un futuro de esperanza. Convirt¨¢monos todos en activistas por la libertad. Porque s¨®lo si recuperamos la iniciativa empezaremos a recuperar la libertad. Como lo hicimos el pasado d¨ªa 23 en San Sebasti¨¢n.
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