El nuevo orden 'casteller'

Calculadora en mano, los dirigentes de los Castellers de Vilafranca y las dos colles de Valls intentar¨¢n ma?ana conquistar la gloria castellera en el XVIII concurso de castillos de Tarragona, una cita bienal que se celebra en la plaza de toros de esta ciudad y que este a?o se presenta como la m¨¢s extraordinaria exhibici¨®n por las construcciones que hay en cartera. Las tres formaciones reunir¨¢n a centenares de castellers y simpatizantes para conseguir su objetivo tras una intensa campa?a de ensayo y movilizaci¨®n.Las formaciones de Vilafranca y Valls consideran que ganar el concurso de castillos constituye una prioridad que imprime liderazgo, orgullo y reconocimiento. Pero obtener el triunfo en esta competici¨®n (la ¨²nica en el mundo casteller que se rige por puntaci¨®n, lo cual comporta la ausencia voluntaria de los Minyons de Terrassa) es el mejor aliciente para reactivar la participaci¨®n en sus respectivas colles. Ganar este concurso significa, por s¨ª mismo, un reclamo de castellers para las colles, que necesitan una amplia masa humana para llevar a cabo las impresionantes construcciones a las que se enfrentan.

Los castillos, una actividad con m¨¢s de 200 a?os de historia, se convirtieron a mediados de los a?os noventa en un fen¨®meno social que sobrepas¨® ampliamente los l¨ªmites de la cultura popular hasta ejercer un polo de atracci¨®n entre amplias capas de la sociedad, especialmente la juvenil. Lo que hasta entonces hab¨ªa sido un fen¨®meno circunscrito al Camp de Tarragona y el Pened¨¨s, con incursiones aisladas en el Vall¨¨s y Barcelona, experiment¨® hace pocos a?os una expansi¨®n territorial que facilit¨® que pr¨¢cticamente toda Catalu?a (a excepci¨®n de los Pirineos y las Tierras del Ebro) secundara la seducci¨®n de un fen¨®meno que adquir¨ªa tintes de modernidad frente al tradicionalismo que identifica a las sardanas.

El crecimiento de colles fue paralelo a un aumento de castellers en todas las formaciones y en la consecuci¨®n de m¨¢s y mejores construcciones, superadas a?o tras a?o, en nuevas haza?as en¨¦simamente hist¨®ricas.

Pero en la actualidad, ya plenamente consolidados la expansi¨®n y el crecimiento iniciados hace seis a?os, el mundo casteller pugna por mantener una dif¨ªcil estabilidad entre la consecuci¨®n de grandes registros por parte de cuatro colles y el descenso continuado de componentes en casi todas las formaciones, incluidas las grandes. Si bien es dif¨ªcil afirmar con exactitud cu¨¢ntos castellers hay en activo -dado el car¨¢cter aficionado, que favorece una libre participaci¨®n-, todas las colles coinciden en una misma reflexi¨®n: el n¨²mero de componentes ha descendido, tanto en los ensayos como en las actuaciones.

Esta situaci¨®n origina en las grandes colles un dif¨ªcil dilema, ya que est¨¢n en condiciones t¨¦cnicas de afrontar construcciones de la m¨¢xima envergadura, pero, en cambio, necesitan desarrollar un esfuerzo extraordinario con el fin de reunir las personas suficientes, especialmente en los ensayos. Alzar un tres de deu amb folre i manilles, como se intentar¨¢ ma?ana en Tarragona, requiere la participaci¨®n, como m¨ªnimo, de 700 personas, de las que unas 70 van en el folre y 27 en las manilles. La colla de Vilafranca y las de Valls probablemente se acercar¨¢n ma?ana a esta cantidad de componentes y el resto afrontar¨¢ su falta de apoyo con la ayuda de las agrupaciones peque?as presentes en el concurso. Pero los responsables t¨¦cnicos de las tres formaciones son conscientes de que, a pesar de la gran participaci¨®n en los tres ensayos previos al concurso, una construcci¨®n de esta categor¨ªa necesita una preparaci¨®n continuada durante meses, que no se ha podido acumular.

?Por qu¨¦ se enfrentar¨¢n, pues, con el tres de deu? En primer lugar, porque su consecuci¨®n ser¨¢ probablemente determinante para lograr la deseada victoria. Asimismo, porque los ¨²ltimos ensayos, especialmente de la Colla Vella y los de Vilafranca, han resultado satisfactorios. Pero la raz¨®n principal que permitir¨¢ a estas formaciones atacar una construcci¨®n de tal magnitud (s¨®lo coronada una vez y descargada en otra ocasi¨®n, ambas en 1998) es que el dominio t¨¦cnico que ejercen los castellers de las principales colles constituye un aval de garant¨ªa para afrontar un reto de estas caracter¨ªsticas a pesar de no haberlo ensayado como hubieran deseado. Durante los a?os en que las principales colles dispon¨ªan de una cantidad de castellers notablemente superior a la actual, acumularon una experiencia t¨¦cnica que a¨²n conservan y que les permite enfrentarse a retos cada vez mayores.

La paulatina reducci¨®n de castellers ha motivado, asimismo, que las cuatro principales formaciones hayan incluido en sus agendas (como se ver¨¢ ma?ana en Tarragona) castillos de la gama extra sin folre, como el quatre de nou o la torre de vuit. Se trata de construcciones de la m¨¢xima dificultad, pero que para ejecutarlas no hace falta una gran cantidad de castellers.

El concurso de ma?ana evidenciar¨¢ con detalle el nuevo orden casteller, en el que las colles punteras se enfrentar¨¢n a castillos de la m¨¢xima dificultad, algunos de ellos incluso in¨¦ditos, mientras que el resto de formaciones se quedar¨¢n a a?os luz de distancia. Nunca se hab¨ªa producido un margen de diferencia tan amplio como el actual entre las colles l¨ªderes y el resto, ya que mientras unas contin¨²an creciendo en ¨¦xitos de manera espectacular a pesar de la limitaci¨®n de componentes, el resto no ha conseguido igualar sus mejores registros realizados en temporadas anteriores. Los aficionados a los castillos tendr¨¢n ma?ana la primera oportunidad de apreciar este nuevo orden, que previsiblemente marcar¨¢ la evoluci¨®n de los castillos en los pr¨®ximos a?os.