El cresp¨²sculo de Zurbar¨¢n
El Museo de Bellas Artes de Bilbao revisa a trav¨¦s de 25 obras la creaci¨®n de los 15 ¨²ltimos a?os de la vida del pintor
Prejuicios
La pintura de Francisco de Zurbar¨¢n (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598-Madrid, 1664) se transform¨® en el ¨²ltimo per¨ªodo de su vida. Las obras tenebristas de su estudio sevillano, las que le encumbraron como uno de los grandes maestros del Siglo de Oro, dejaron paso a un nuevo estilo, a una pintura m¨¢s l¨ªrica y luminosa. El Museo de Bellas Artes de Bilbao inaugurar¨¢ el martes la exposici¨®n Zurbar¨¢n. La obra final 1650-1664, veinticinco obras del crep¨²sculo de su trayectoria art¨ªstica, que reivindican el espl¨¦ndor de la producci¨®n madura y m¨¢s personal del autor.La exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta al p¨²blico hasta el 14 de enero de 2001, ha contado con el asesoramiento cient¨ªfico del catedr¨¢tico Alfonso E. P¨¦rez S¨¢nchez y permitir¨¢ ver expuestas por vez primera en Espa?a seis importantes pinturas de Zurbar¨¢n, entre ellas San Francisco en ¨¦xtasis, de la Alte Pinakothek, de M¨²nich; Cristo con la cruz a cuestas, de la catedral de Orleans y La virgen y el ni?o Jes¨²s con san Juan ni?o, cedido por el Museo de Arte de San Diego.
P¨¦rez S¨¢nchez incide en que las ¨²ltimas exposiciones dedicadas a Zurbar¨¢n -como la gran antol¨®gica que exhibi¨® en 1988 el Museo de Prado bajo su direcci¨®n- han acentuado la importancia de las obras tard¨ªas del pintor, abandonando los prejuicios contra esa etapa, tiempo atr¨¢s considerada decadente y de menor inter¨¦s creativo, e incluso aquejada de la merma de sus facultades f¨ªsicas.El planteamiento de la exposici¨®n es el opuesto. La selecci¨®n de las obras revela a un Zurbar¨¢n despojado del tenebrismo y que, en palabras de P¨¦rez S¨¢nchez, dulcifica y aten¨²a los claroscuros de su pintura para sustituirlo "por una aterciopelada penumbra".
El per¨ªodo que analiza la exposici¨®n coincidi¨® con la concatenaci¨®n de adversidades en la vida de Zurbar¨¢n. Una epidemia de peste acab¨® con la vida de su hijo y sumi¨® a la ciudad de Sevilla, donde Zurbar¨¢n se hab¨ªa instalado 25 a?os antes, en un declive econ¨®mico. Fue, adem¨¢s, un momento de ascenso de una renovada generaci¨®n de artistas, como Murillo, y de retroceso del rigor contrarrefromista. El naturalismo sombr¨ªo y austero de la pintura de Zurbar¨¢n ya no coincid¨ªa con el gusto de la ¨¦poca.
El pintor reaccion¨® reorientando su pintura hacia un estilo m¨¢s clasicista, claro y sereno. Frente a los dram¨¢ticos contrastes de la luz y la sombra de etapas anteriores, Zurbar¨¢n eligi¨® entonces difuminar las formas y cargar las composiones de intimismo.
P¨¦rez S¨¢nchez advierte que las caracter¨ªsticas m¨¢s hondas de Zurbar¨¢n, sin embrago, no desaparecieron. "No hay modificaci¨®n profunda en el sentimiento, siempre profundamente fiel al esp¨ªritu de la religiosidad espa?ola, tan fuertemente atada a la realidad sensible, ni en la maestr¨ªa para reproducir los afectos m¨¢s ¨ªntimos y las m¨¢s diversas calidades materiales de las cosas", indica.
El catedr¨¢tico encuentra en la obra tard¨ªa de Zurbar¨¢n la capacidad de ser moderno "sin sumergirse en el arrebato del barroco triunfante" y adentrarse en unos modos "m¨¢s serenos, m¨¢s tiernos y m¨¢s amable" que en sus dram¨¢ticas obras de juventud.
La exposici¨®n abre su recorrido cronol¨®gico en las obras de los ¨²ltimos a?os en Sevilla, antes de su traslado definitivo a Madrid. La Anunciaci¨®n (1650) y Cristo con la cruz a cuestas (1653), son dos ejemplos de pinturas que reflejan la moderaci¨®n de su estilo anterior.
La producci¨®n de los a?os madrile?os forma el grueso de la exposici¨®n. La nueva clientela del pintor lelleva a reducir el tama?o de los lienzos y ha dedicar mayor atenci¨®n a los temas devocionales.
Sin el apoyo del taller sevillano, Zurbar¨¢n trabaj¨® fundamentalmente para oratorios privados madrile?os. La interpretaci¨®n de los temas marianos es considerada la aportaci¨®n m¨¢s original de sus ¨²ltimos a?os de vida. La imagen de la virgen Mar¨ªa aparece frecuentemente acompa?ada por peque?os bodegones de frutas que refuerzan el significado simb¨®lico de la obra. El virtuosismo de Zurbar¨¢n en la representaci¨®n de lo real sigue patente en la etapa final.
Las v¨ªrgenes con ni?o adquieren un gran protagonismo en estos a?os, con una interpretaci¨®n que se acerca a la serenidad de los modelos renacentistas y queda patente en la exposici¨®n con la Sagrada familia, cedida por el Museo de Budapest y La virgen y el ni?o, del Museo Pushkin, de Mosc¨².
El recorrido por la exposici¨®n acaba con La virgen con el ni?o Jes¨²s y San Juan ni?o, datada en 1662, apenas dos a?os antes de su muerte. La pintura, una de las obras maestras de la colecci¨®n del Museo de Bellas Artes de Bilbao, es la ¨²ltima firmada por Zurbar¨¢n.
P¨¦rez S¨¢nchez afirma taxativamente que en su ¨²ltimo per¨ªodo Zurbar¨¢n no inventa nada. "Todos los temas que interpreta los ha tocado ya en a?os anteriores", se?ala en el estudio preparado para el cat¨¢logo de Zurbar¨¢n. La obra final 1650-1664. "Pero ahora los reelabora con una especial delicadeza, eliminando toda la rudeza, casi expresionista, de ciertas versiones previas".
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