En la mesa, no se envejece
Los m¨¢s afamados e ilustres gastr¨®nomos han muerto viejos, por no decir muy ancianos
A pesar de la apabullante l¨®gica diet¨¦tica del refranero castellano "de hartazgos y grandes cenas est¨¢n las sepulturas llenas", los m¨¢s renombrados gastr¨®nomos han muerto viejos, por no decir muy ancianos . Por citar ejemplos franceses, Grimod de la Reyni¨¨re, el primer cr¨ªtico gastron¨®mico en pleno siglo XVIII, mu-ri¨® a los 80 a?os; Talleyrand, a los 84 y Brillat-Savarin pas¨® de los 70, En nuestra ¨¦poca, Curnonsky, Pr¨ªncipe de los gastr¨®nomos, vivi¨® hasta los 84 a?os y el doctor ?douard de Pomiane que, casi fue nonagenario, tiene en su haber una frase sin desperdicio y que viene "al pelo" de lo que tratamos: "No se tiene mas edad que la que se ejerce".Entre nosotros, el mas importante escritor gastron¨®mico del XIX, Mariano Pardo de Figueroa, el Doctor Thebussem, muri¨® a los 90 a?os. Tambi¨¦n Julio Camba lleg¨® hasta rozar el list¨®n de los 80. En los ¨²ltimos tiempos la verdad es que esta longevidad de los gastr¨®nomos se ha quebrado un tanto con personajes como Busca Isusi, Xabier Domingo y hasta cierto punto Nestor Luj¨¢n ya que fallecieron en plena madurez creativa
Parece ahora premonitoria la frase que el Dr Mara?¨®n le dedic¨® al citado Jose Maria Busca Isusi, all¨¢ por los a?os sesenta: "No se jubile usted Busca , no se jubile. Muera usted con las botas puestas".
Por otra parte el propio Luj¨¢n ya se?al¨® que "las enfermedades de la gula no perdonan, y no perdonaron a Curnonsky, quien, despu¨¦s de una vida esencialmente insana y de cometer todos los excesos permitidos, debi¨® doblegarse ante las tan naturales enfermedades derivadas del abuso de la comida y los alcoholes: reumatismo, artritis, ¨¢cido ¨²rico alt¨ªsimo". Como dec¨ªa el viejo Cur con gran sentido del humor, haciendo un juego de palabras muy en l¨ªnea con su estilo: "J'ai trop d'ur¨¦e, j'ai trop dur¨¦" ( tengo demasiada urea, demasiado he durado).
Toda una vida, una larga vida, dedicada a la gastronom¨ªa ha sido tambi¨¦n la del profesor de la Escuela Superior de Hosteler¨ªa de Madrid , el Dr Manuel Mart¨ªnez Llopis que, desgraciadamente nos dej¨® hace poco mas de un mes de forma tan discreta como siempre acostumbraba, y que pertenece por derecho propio a esa "raza" de gastr¨®nomos longevos. Este ilustre madrile?o, nacido el 19 de noviembre de 1908, se licenci¨® en medicina en 1934, especializ¨¢ndose en nutrici¨®n y en medicina deportiva. Siendo durante muchos a?os profesor de la Escuela Superior de Hosteler¨ªa de Madrid.
Es imposible detallar en tan breve espacio las obras publicadas en torno a la cocina, gastronom¨ªa y nutrici¨®n de este erudito, as¨ª como de los premios que ha obtenido en su larga y fecunda vida . Es particularmente rese?able, su Historia de la Gastronom¨ªa Espa?ola, del que se dijo en su d¨ªa: "Es un libro ins¨®lito entre nosotros, donde al que hacer perseverante original y selectivo acostumbra preferirse la p¨ªcara intrepidez de la improvisaci¨®n".
Un riguroso historiador, que no hac¨ªa nada banal, aunque la seriedad no estaba, en su caso, re?ida nunca con la frescura y la atrevida iron¨ªa. Como sucede en sus libros: La Cocina Er¨®tica, La Cocina t¨ªpica de Madrid, El Arte de la mesa o el interesante recetario, Las Cocinas de Espa?a, en colaboraci¨®n, con el "Maestro de Maestros", Luis Irizar, con quien le un¨ªa una estrecha amistad. Premio Nacional de Gastronom¨ªa en 1982 y el Premio Ruperto De Nola en el mismo a?o. Coron¨® su fecundo palmar¨¦s con el Plato de Oro de la Gastronom¨ªa espa?ola (segunda edici¨®n de los Premios Bidasoa en 1997 ) otorgado por la Empresa irunesa de porcelana . Al recoger el mencionado premio el escritor, que entonces contaba con ochenta y nueve "tacos", se mostr¨® l¨²cido, ilusionado como un chaval, con los deseos y la emoci¨®n de un principiante, y al que se le pudo aplicar a la perfecci¨®n, la conocida sentencia de Stendhal: "No se envejece en la mesa".
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