Un 'maquiavelo' al volante
Arrogante, prepotente, soberbio. El despotismo del que se sabe y es, sin duda, el mejor. Michael Schumacher (Alemania, 1969), el flamante tricampe¨®n del mundo de f¨®rmula 1, podr¨¢ presumir de ser una leyenda viva que ha igualado en coronas al mismo Senna, Piquet, Lauda, Stewart y Brabham. S¨®lo le queda ya superar el list¨®n de Prost (cuatro campeonatos) y Fangio (cinco). El alem¨¢n, a quien le quedan a¨²n largos a?os de carrera -los grandes se suelen retirar a los 40 y ¨¦l tiene 31- hizo ayer a¨²n m¨¢s grande a Ferrari y aliment¨® su leyenda de malo, de ser un piloto tan formidable como poco querido en el circuito.Hijo del due?o de una pista de karts, en H¨¹erth-Hermuelheim, Schumacher se distingui¨® pronto como un ni?o prodigio al volante al correr con s¨®lo cuatro a?os su primera carrera con un kart a pedales. Rolf, su padre, debi¨® de intuir que ten¨ªa en casa una mina y no se equivoc¨®. Schumacher debut¨® con 15 a?os en el campeonato alem¨¢n de karts y fue campe¨®n. En 1988, gan¨® en Alemania la F¨®rmula K?ning y en 1990 se desdobl¨®: campe¨®n de la F-3000 en su pa¨ªs y compiti¨® en el mundial de los prototipos con Mercedes. No tard¨® en dar el salto a la F-1. Su hoja de servicios era impecable y la escuder¨ªa Jordan apost¨® en 1991 por el alem¨¢n, aunque fuera como reserva.
Todo empez¨® en un taxi de Londres: El piloto titular de Jordan, Bertrand Gachot, hab¨ªa sido condenado a 15 d¨ªas de c¨¢rcel en Inglaterra por una discusi¨®n con un taxista y Jordan tuvo que recurrir a su joven valor para el Gran Premio de B¨¦lgica, en Spa-Francorchamps. Schumacher deslumbr¨® a Flavio Briatore, director de Benetton, que lo fich¨® de inmediato: el alem¨¢n corri¨® ya con Benetton en la siguiente carrera, en el Gran Premio de Italia, y fue quinto. Puntu¨® por vez primera (dos puntos) y acab¨® ese a?o el duod¨¦cimo.
La mete¨®rica carrera de Schumacher acababa de empezar: en 1992, estren¨® podio -tercero, en M¨¦xico- y gan¨®, en B¨¦lgica, su primera carrera (tercero del mundial); en 1993, venci¨® en Portugal (cuarto del mundial) y, en 1994, dio el salto definitivo: Schumacher, pese a varios contratiempos, arras¨® tras ganar en ocho grandes premios. La fatalidad, sin embargo, le despej¨® el camino: Ayrton Senna perdi¨® la vida el 1 de mayo de 1994 en Imola, en el Gran Premio de Italia, al estrellarse contra un muro. Schumacher fue un luctuoso testigo del accidente porque corr¨ªa tras ¨¦l. La imagen pint¨® el destino. El alem¨¢n no se dej¨® influir por la tragedia y pas¨® a dominar la F-1. Seis a?os ha tardado este hombre a veces tan poco humano en demostrar que no es de hierro: este a?o en Monza, muri¨® un voluntario y quiz¨¢ le sobrevino el final de su antecesor, al que igual¨® entonces en carreras ganadas (41, ahora son ya 43). Schumacher llor¨® ese d¨ªa.
Perfeccionista, tan exigente consigo mismo como con los dem¨¢s, amo y se?or ahora de Ferrari -viaja en avi¨®n privado y con gimnasio m¨®vil-, Shumacher, casado con Corinna, ex novia del piloto Frentzen, su ex compa?ero de equipo, y padre de dos hijos, ha trazado una carrera brillante pero empa?ada de cierto maquiavelismo. Nada importa en aras del ¨¦xito. En 1992, al poco de debutar, casi ech¨® al mismo Senna de la pista del Gran Premio de Francia. Y luego lo sac¨® de sus casillas en Hockenheim en unos ensayos oficiales tras cerrarle en una curva muy peligrosa. Senna fue furioso a pedirle explicaciones y acab¨® golpe¨¢ndole al recibir s¨®lo desprecio por respuesta.
Amante de las maniobras intimidatorias hacia sus rivales tanto fuera -le gusta presumir de c¨®mo le dan paso los pilotos cuando los dobla- como dentro, Schumacher arrastra una leyenda negra: sac¨® de la pista a Hill en la ¨²ltima carrera en Australia antes de proclamarse campe¨®n con Benetton en 1995; hizo lo propio, en 1997, con Villeneuve en Jerez cuando ambos compet¨ªan por el t¨ªtulo. La jugada le sali¨® mal: fue descalificado y el trono fue para Hakkinen, el ¨²nico que le ha desafiado. Y, en 1998, dobl¨® a Coulthard en B¨¦lgica y quiso sacarlo del asfalto. Iba a por las pegatinas de McLaren y se qued¨® sin rueda.
Todo eso, sin embargo, no eclipsa que ha sido campe¨®n dos veces con Benetton con un motor Ford y Renault, de calidad muy inferior al de sus rivales, y que, cuando nadie apostaba por ¨¦l le han bastado cuatro a?os para devolver la gloria a los Agnelli. "S¨¦ que Schumacher no cae muy bien", le defendi¨® ayer un euf¨®rico Gianni Agnelli, patr¨®n de la Fiat, "pero es un hombre con clase y de gran calidad en su conducci¨®n".
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