Los docentes italianos inician las clases con protestas por sus salarios Las quejas provocaron el pasado curso la ca¨ªda del anterior ministro
Los profesores italianos han empezado el curso m¨¢s o menos como terminaron el anterior: en pie de guerra. Los sindicatos, que agrupan a unos 290.000 profesores de un total de 750.000, han desenterrado el hacha reivindicativa convocando una huelga para hoy. Las protestas generales que provocaron la ca¨ªda del anterior ministro de Educaci¨®n, Luigi Berlinguer, amenazan ahora al sustituto, el ling¨¹ista Tullio de Mauro.
Gente cabreada
Los maestros italianos consideran un verdadero insulto el aumento salarial ofrecido por el ministerio: 30.000 liras mensuales de media (unas 2.500 pesetas). Una cifra rid¨ªcula que ha sido rechazada en¨¦rgicamente por todos los sindicatos, desde el mayor de todos, Cgil, hasta los marginales como Cobas, pasando por el llamado Gilda.La oferta de De Mauro ha ca¨ªdo como un jarro de agua fr¨ªa sobre los docentes, que se consideran ya una especie de apestados dentro de la Administraci¨®n. El aumento insignificante se suma, adem¨¢s, a las bajas retribuciones que ya perciben (entre 170.000 y 238.000 pesetas mensuales). Para los docentes demuestra que la sociedad italiana no les valora y menosprecia un trabajo crucial en la formaci¨®n de las nuevas generaciones.
"Los italianos consideran la profesi¨®n de maestro como un trabajo de esposas", se lamenta una docente que trabaja para un centro de ense?anza media romano. Parte de raz¨®n deben tener cuando, seg¨²n una encuesta realizada por la revista L'Espresso, el 46% de los consultados consideran "justos" los salarios de los maestros y un 14% los considera incluso "excesivos". De esta opini¨®n es, por ejemplo, el fil¨®sofo Umberto Galimberti, que ha trabajado como maestro quince a?os y para quien la remuneraci¨®n que reciben es exagerada si se tiene en cuenta que muchas veces desarrollan un trabajo part-time.
"El problema de los profesores es que la gran mayor¨ªa no hace su trabajo, no posee las dotes psicol¨®gicas de prudencia, equilibrio, sabidur¨ªa y paciencia para educar. Y nos encontramos con que las escuelas est¨¢n llenas de locos, neur¨®ticos y gente cabreada", comenta Galimberti en unas declaraciones a la misma revista.Cierto o no, la ¨²nica realidad es que el Gobierno italiano no puede atender las demandas salariales de un colectivo de proporciones gigantescas. Si se multiplicara el aumento reclamado por los 750.000 profesores existentes, las cuentas del Estado saltar¨ªan por los aires. La cifra fabulosa de docentes hace tiempo que dej¨® de ser necesaria. "La ratio alumno/profesor es de uno a nueve, una de las m¨¢s bajas de Europa", explica Benedetto Vertecchi, director del Instituto Nacional de Valoraci¨®n del Sistema de Instrucci¨®n. "Las inversiones italianas en educaci¨®n son equivalentes a las de otros pa¨ªses del entorno, pero con esa cifra excesiva de profesores el dinero va a parar casi completamente a los salarios", a?ade. A corto plazo, son pocas las soluciones que se vislumbran, aunque la reforma de la ense?anza reci¨¦n aprobada facilitar¨¢ un poco las cosas.
El nuevo plan de estudios acorta un a?o la ense?anza media, lo que suprimir¨¢, seg¨²n Alessandro Ameli, coordinador del Gilda, 80.000 profesores de las listas. Eso, sin contar con que el n¨²mero de escuelas disminuir¨¢ de las 11.000 actuales a unas 9.000, al cerrarse todos los centros con menos de 500 alumnos. Aun as¨ª, todas las partes coinciden en que la verdadera reforma la har¨¢ el tiempo. M¨¢s o menos en el 2006 alcanzar¨¢n la edad de jubilaci¨®n el grueso de los profesores hoy en activo, que tienen una media de edad de 45 a?os (con un voluminoso contingente en torno a los 51 a?os).
El recambio generacional permitir¨¢ al Estado deshacerse del lastre que hoy representa el exceso de profesores. El riesgo, no obstante, es que las j¨®venes generaciones no se sientan atra¨ªdas por una profesi¨®n mal considerada y peor pagada. Entonces s¨ª, el ministerio tendr¨¢ que tirar de cheque y ofrecer buenos sueldos a los aspirantes.
A simple vista, los profesores italianos de ense?anza media son los que menos ganan si se hace el c¨¢lculo de acuerdo con la capacidad adquisitiva real de su salario. Hasta un 40% menos que sus colegas alemanes, un 30% menos que los ingleses, un 25% menos que los espa?oles, un 13% menos que los franceses. Ahora bien, las estad¨ªsticas se moderan cuando se introduce otro factor: el tiempo de trabajo. El c¨¢lculo por hora de trabajo pagado sit¨²a a los docentes italianos a la par con los portugueses, aunque por debajo de franceses, daneses, holandeses, espa?oles, brit¨¢nicos y alemanes.
Peor pagados
Todos ponen en Italia el dedo en la misma llaga: la baja retribuci¨®n de los profesores, los peor pagados de la Uni¨®n Europea. Un profesor de ense?anza media italiano recibe un salario que oscila, a lo largo de su vida profesional, entre los dos millones y los 2,8 millones de liras mensuales (entre las 170.000 y las 238.000 pesetas).
Tanto los Cobas como el Gilda reclaman una subida que coloque las retribuciones en los tres millones mensuales los primeros, y en los cuatro millones los segundos. Pero estas subidas de sueldo son imposibles cuando se multiplica la suma por el astron¨®mico n¨²mero de docentes. La cifra supera con creces la capacidad presupuestaria del Estado italiano, afirman algunos analistas.
Las diferencias con los colegas alemanes o franceses son abismales, aseguran los representantes de los docentes. Y los datos de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) les dan la raz¨®n.
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