El pol¨ªtico de la reconciliaci¨®n
Aleksander Kwasniewski triunfa en las elecciones con un mensaje de unidad nacional
"Polonia, casa de todos", ha sido el lema de la campana electoral de Aleksander Kwasniewski. Todo un mensaje de reconciliaci¨®n nacional que ha abierto a este h¨¢bil socialdem¨®crata las puertas del triunfo electoral y que es fiel reflejo de su trayectoria pol¨ªtica, iniciada en los Gobiernos comunistas, pero m¨¢s tarde madurada en sus negociaciones con la oposici¨®n en 1989.Desde 1990, cuando el partido comunista se transform¨® en socialdem¨®crata, Kwasniewski no escatim¨® esfuerzos para dar una nueva imagen a sus antiguos camaradas. En este camino empez¨® a cosechar ¨¦xitos. El primero de ellos, y acaso el m¨¢s significativo, fue la victoria en las parlamentarias de 1993, cuando los socialdem¨®cratas, conducidos por Kwasniewski, resurgieron de las cenizas. El joven l¨ªder (aunque pol¨ªticamente experimentado: fue ministro en el ¨²ltimo Gobierno comunista y antes periodista en la prensa oficial) gan¨® entonces el poder real en su partido. "?l nos gui¨® durante todo ese paso del mar Rojo", exclamaban entonces sus admiradores ex comunistas.
Pero Kwasniewski (a punto de cumplir 46 a?os, casado, con una hija de 19), nacido en Bialogard, una pequena localidad del norte de Polonia, gan¨® entonces popularidad no s¨®lo entre sus seguidores del partido. Flexible, campechano y conciliador, venci¨® en las elecciones presidenciales de 1995 frente al carism¨¢tico l¨ªder de Solidaridad, Lech Walesa. Se impuso pese a las fuertes cr¨ªticas, tambi¨¦n por parte de los medios de comunicaci¨®n, que le hab¨ªan acusado de haber falsificado su t¨ªtulo universitario, del que, efectivamente, carece, en contra de lo que hab¨ªa afirmado.
Su mandato de cinco a?os transcurri¨® sin grandes sobresaltos. Sus cr¨ªticos le acusan de su escasa iniciativa en el campo legislativo. Pero supo rentabilizar la entrada de Polonia en la OTAN, que celebr¨® en Varsovia junto con Clinton, y los sucesivos viajes del Papa a su tierra patria. Los gestos frente a la Iglesia le merecieron incluso la invitaci¨®n a subir al papam¨®vil junto a Juan Pablo II.
La "buena conducta" de Kwasniewski frente a la Iglesia cat¨®lica sufri¨®, no obstante, un duro golpe en los ¨²ltimos d¨ªas de la campa?a electoral, cuando su principal rival, el candidato de Solidaridad, Marian Krzaklewski, exhibi¨® en televisi¨®n im¨¢genes en las que el presidente Kwasniewski y su ministro Marek Siwiec imitaban al Papa y su modo de santiguar y besar la tierra. Pero tambi¨¦n en este caso Kwasniewski mostr¨® su habilidad. +Pidi¨® disculpas por el incidente, ocurrido hace tres a?os, y pas¨® al contrataque oponiendo a la "guerra sucia" electoral una oferta de reconciliaci¨®n nacional para olvidar las antiguas luchas y divisiones entre los comunistas y el sindicato cat¨®lico Solidaridad.
Este mensaje, unido al carisma del l¨ªder socialdem¨®crata, hace que sea el ¨²nico pol¨ªtico capaz de reunir multitudes en las calles. A los pobres les da la esperanza de una pol¨ªtica socialmente m¨¢s sensible; a la clase media, la garant¨ªa de cuidar la estabilidad del mercado; a los j¨®venes, la promesa de preservar la libertad frente a la opresi¨®n de la Iglesia; a los entrados en a?os, de acabar con los conflictos sociales que tanto les inquietan. Y para aquellos a quienes la pol¨ªtica no interesa, Kwasniewski tambien tiene algo: es un gran hincha (fue ministro de los deportes en la ¨¦poca comunista) y un verdadero conocedor del f¨²tbol y del atletismo. ?l mismo juega al tenis.
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