?Hacia la guerra?
Traspasado cierto punto, nadie tiene la certeza de poder controlar una situaci¨®n explosiva. La escalada de acontecimientos en Oriente Pr¨®ximo ha liquidado en los ¨²ltimos d¨ªas toda esperanza de acuerdo entre israel¨ªes y palestinos a prop¨®sito de Jerusal¨¦n, pero desde ayer la regi¨®n entera est¨¢ en el umbral de otro ciclo de violencia ciega, si no en el de una nueva guerra de alcance imprevisible. Lo que comenz¨® hace dos semanas como una flagrante provocaci¨®n del jefe del opositor Likud, Ariel Sharon, con su visita a la Explanada de las Mezquitas, ha derivado a una situaci¨®n en la que Washington y Europa hac¨ªan sonar ayer las alarmas y los palestinos ped¨ªan la reuni¨®n urgente del Consejo de Seguridad. El panorama se ha encenagado a¨²n m¨¢s con un aparente ataque terrorista y sangriento contra un destructor estadounidense en Yemen. Las ondas de la crisis llegan a los mercados internacionales y han vuelto a disparar el precio del petr¨®leo.El salvaje linchamiento por palestinos en Ramala de los soldados reservistas israel¨ªes es un hecho abominable, que entre otras cosas sugiere hasta qu¨¦ punto es ya fr¨¢gil el control por Yasir Arafat de su propia y enardecida gente; precisamente la que ha puesto la inmensa mayor¨ªa de las v¨ªctimas en estos quince d¨ªas de desiguales enfrentamientos. Pero la respuesta israel¨ª es criminalmente maximalista y parece destinada m¨¢s a dinamitar cualquier esperanza de paz que a vengar la afrenta. Arafat la ha calificado de "guerra".
Nadie de buena fe puede considerar proporcionados los repetidos ataques de helic¨®pteros artillados contra edificios de Ramala y Gaza, entre ellos la sede de la polic¨ªa palestina, la emisora oficial y la residencia de Yasir Arafat. Los misiles israel¨ªes no s¨®lo destruyen indiscriminadamente vidas y haciendas. Dinamitan tambi¨¦n el esfuerzo diplom¨¢tico concertado en la regi¨®n (Kofi Annan regres¨® inmediatamente desde L¨ªbano a Israel tras conocer los bombardeos) y galvanizan al mundo ¨¢rabe, al que los palestinos han pedido ya formalmente ayuda, en llamamientos que evocan tambores de guerra. Los extremistas de Ham¨¢s anunciaban ayer venganza y la excarcelaci¨®n de la pr¨¢ctica totalidad de sus militantes en prisiones palestinas.
La frustraci¨®n palestina por su falta de horizonte ha alcanzado su masa cr¨ªtica, lo mismo que la descompuesta situaci¨®n interna israel¨ª. La confluencia de ambos factores ha desatado la chispa de una crisis que encamina de nuevo a Oriente Pr¨®ximo hacia el abismo. El alto el fuego es imperativo. Si en esta situaci¨®n Arafat debe hacer un esfuerzo supremo por aplacar a los suyos, Israel -el m¨¢s poderoso, el que ocupa ilegalmente territorios- est¨¢ obligado, en nombre de la civilizaci¨®n que predica, a proporcionar de una vez por todas a los palestinos un Estado digno de ese nombre.
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