Los pa¨ªses grandes y peque?os abren la batalla por la reforma de la Comisi¨®n

ENVIADO ESPECIALLas buenas palabras de la primera jornada de la cumbre, el viernes, se tornaron lanzas a la hora de la cena. Envalentonados quiz¨¢ por la buena mesa que ha distinguido al Consejo Europeo de Biarritz, los jefes de Estado y de Gobierno aprovecharon la intimidad para dejar escapar sus pensamientos con m¨¢s vehemencia que en la sala de reuniones. Las diferencias acerca de la reforma de la Comisi¨®n y del voto en el Consejo ser¨¢ el gran obst¨¢culo para que se cumpla el compromiso fijado por los Quince en Biarritz: cerrar la reforma en diciembre en Niza.

"Fue una cena calurosa, solidaria y abierta que recordar¨¦ mucho tiempo", afirm¨® el presidente de la Rep¨²blica Francesa y del Consejo Europeo, Jacques Chirac, quien admiti¨® que los avances registrados en torno al problema de la extensi¨®n de la mayor¨ªa cualificada o las cooperaciones reforzadas se tornaron diferencias al abordar las reformas de la Comisi¨®n y del voto en el Consejo. En un esfuerzo por no dramatizar las posiciones de unos y otros, Chirac destac¨® s¨®lo lo positivo: "Hemos empezado la negociaci¨®n sobre Comisi¨®n y votos". Ha llegado la hora de la verdad para los dos asuntos m¨¢s delicados de la reforma[El primer ministro franc¨¦s, el socialista Lionel Jospin, confirm¨® impl¨ªcitamente la pelea al responder, en rueda de prensa, que una reforma de m¨ªnimos de las instituciones comunitarias conducir¨ªa al fracaso. "Necesitamos una reforma institucional consecuente para abordar el periodo que se acerca. No podremos asumir la ampliaci¨®n y una Europa de 20, 25 o 30 miembros con las instituciones tal y como funcionan ahora y con los mecanismos de toma de decisi¨®n actuales", informa la agencia Efe].

El problema es que, m¨¢s que la negociaci¨®n, parece que han empezado las discusiones. "Cada uno conoce mejor ahora la posici¨®n de los otros", suaviz¨® Chirac en rueda de prensa. "Ha sido una discusi¨®n apasionada en la que nadie se ha retenido", explic¨® el canciller austriaco, Wolfgang Sch¨¹ssel.

"Si la cena de ayer hubiera sido en Niza, hoy estar¨ªamos hablando del Tratado de Gotemburgo", sintetiz¨® el c¨¢ustico primer ministro luxemburgu¨¦s, Jean-Claude Junker. Alud¨ªa as¨ª a la evidencia de que, si en el Consejo Europeo de Niza en diciembre las posiciones siguen estando tan enquistadas, la reforma fracasar¨¢ y no podr¨¢ cerrarse hasta la cumbre programada en Gotemburgo por la presidencia sueca en el primer semestre de 2001. Junker advirti¨® tambi¨¦n del peligro que puede engendrar una Comisi¨®n reducida en la que los grandes pa¨ªses no tengan asegurada su presencia.

A su juicio, eso "trasladar¨ªa el centro de gravedad de la Comisi¨®n hacia el Consejo", acentuando as¨ª la debilidad de la instituci¨®n puramente comunitaria. Pero su pa¨ªs tampoco aceptar¨ªa que los pa¨ªses grandes mantengan comisarios fijos, porque eso ser¨ªa discriminar a los socios peque?os.

Durante la cena, el portugu¨¦s Ant¨®nio Guterres estuvo particularmente agresivo en su oposici¨®n a limitar el n¨²mero de comisarios a una reponderaci¨®n profunda del voto en el Consejo a favor de los grandes pa¨ªses.

"No estoy dispuesto a facilitarle la vida a aquellos que quieren adquirir m¨¢s poder a costa de los otros en el marco del funcionamiento de las instituciones", afirm¨® ayer en lo que pareci¨® una alusi¨®n a Espa?a. La tradicional solidaridad ib¨¦rica en materia comunitaria vive serias divergencias.

Moderaci¨®n de Aznar

Aznar quiso quitar hierro a la posici¨®n portuguesa. "Se produjo un debate entre colegas que se conocen de antiguo. Fue muy sincero, pero no hubo enfrentamientos, no hubo batalla", dijo. Pero enseguida puso distancia: "Portugal es un pa¨ªs que respeto y admiro y que tiene 10 millones de habitantes. Espa?a tiene 40 millones de habitantes. ?stos son lo hechos. Pero de ah¨ª a derivar que hay enfrentamientos incluso personales me parece una tonter¨ªa".Pero la pretensi¨®n espa?ola de igualarse en votos con los grandes est¨¢ empezando a provocar sarpullidos.

"Espa?a quiere pasar a ser de los grandes. Pero alguien ha dicho en el Consejo que la diferencia entre Espa?a y Alemania es mayor que la diferencia entre Alemania y Luxemburgo", explicaban en privado fuentes comunitarias. Espa?a cuenta con la ventaja de que Alemania le ha garantizado ya que le dar¨¢ su apoyo para incorporarse al grupo de los pa¨ªses cuatro grandes si no consigue su objetivo de tener m¨¢s votos que Francia. Y al mismo tiempo la oposici¨®n de Francia a dar esa ventaja a Alemania juega a favor de Espa?a, porque, puestos a hablar s¨®lo de pa¨ªses grandes, hay m¨¢s diferencia de poblaci¨®n entre Alemania y Francia e Italia que entre Espa?a y Francia e Italia.

Pero esas estrategias no formaban a¨²n parte de la agenda de la negociaci¨®n. Del Consejo Europeo informal de Biarritz sale al menos el compromiso de los Quince de lograr un acuerdo en Niza y la evidencia de que un fracaso llevar¨ªa al colapso de la ampliaci¨®n al Este de Europa.

Pero queda la evidencia de que la lucha entre pa¨ªses grandes y peque?os va a ser feroz, porque tiene, ante todo, un cariz pol¨ªtico. "Aqu¨ª no estamos discutiendo de n¨²meros, estamos discutiendo de poder", record¨® el canciller austriaco. Y nadie quiere ceder poder as¨ª como as¨ª sin conseguir a cambio alguna compensaci¨®n que le permita cantar victoria.