Redenci¨®n en Saint Andrews
La bola lanzada con el hierro golpe¨® en la bandera, rebot¨® y se desliz¨® fuera del green hasta el "Valle del Pecado". Miguel ?ngel Mart¨ªn apret¨® los dientes e hizo astillas el tee que siempre lleva a modo de palillo. No lo sab¨ªa entonces, pero despu¨¦s comprender¨ªa que aquel golpe contra la bandera hab¨ªa sido, en realidad, un verdadero golpe de suerte. La bola se qued¨® a 20 metros del agujero. La distancia que le acabar¨ªa convirtiendo en el h¨¦roe de Saint Andrews, los 20 metros que le quitar¨¢n, no se sabe si definitivamente, la amargura que le contamina desde hace tres a?os. Los 20 metros de su redenci¨®n definitiva. Los 20 metros de su revancha contra tres a?os de ostracismo.M. ?ngel Mart¨ªn, de 38 a?os, no es un crack. Es un jugador que empez¨® de caddie, que se hizo poco a poco en los campos de Madrid y que no par¨® de trabajar y luchar hasta lograr su tarjeta del circuito europeo. Un jugador que s¨®lo cuenta con tres victorias en el circuito (Open de Francia en el 92; Heineken, en Australia, en el 97, y Open de Marruecos, en el 99), pero que crey¨® que hab¨ªa llegado a tocar la gloria en 1997, para despertarse s¨²bitamente en la miseria. El a?o de la Ryder Cup de Valderrama. Recuerden, Severiano Ballesteros era el capit¨¢n. Mart¨ªn logr¨® en una gran temporada clasificarse directamente para el equipo europeo. Sin embargo, no jug¨®. Una insidiosa lesi¨®n en la mu?eca del madrile?o fue la excusa que encontr¨® Ballesteros para dejarlo fuera y conseguir contar con tres 'wild cards': la de Faldo, la de Parnevik y la de Olaz¨¢bal, tres grandes jugadores que no hab¨ªan logrado clasificarse. Mart¨ªn logr¨® que le permitieran hacerse la foto con los 12 jugadores-jugadores, pero s¨®lo despu¨¦s de batallar jur¨ªdicamente. Aquel incidente le marc¨® tanto, que el a?o 98 fue desastroso de juego y resultados. Y s¨®lo en el 99, con la victoria en Marruecos, logr¨® rehacer su carrera.
Un desaf¨ªo gigantesco
Y como en 1997, otro problema de selecci¨®n a punto estuvo de amargarle definitivamente la vida. La federaci¨®n espa?ola, que no hab¨ªa sido advertida del cambio de reglamento para la elecci¨®n de jugadores para la Dunhill Cup, quiso imponer en el equipo espa?ol la presencia de Ignacio Garrido, el tercero en el r¨¢nking espa?ol despu¨¦s de Olaz¨¢bal y Jim¨¦nez, en lugar de Mart¨ªn, tercer espa?ol en el r¨¢nking mundial, clasificaci¨®n que es el nuevo criterio. Despu¨¦s de una acre pol¨¦mica en la que, de nuevo a su pesar, se vio inmerso el madrile?o, Mart¨ªn logr¨®, esta vez s¨ª, formar parte del equipo espa?ol para la Dunhill. Una oportunidad para reivindicarse que no dejar¨ªa escapar.All¨ª la ten¨ªa, en forma de un putt de 20 metros. Un desaf¨ªo gigantesco. Un desaf¨ªo a la altura de la afrenta que deb¨ªa lavar. Olaz¨¢bal hab¨ªa perdido con Els, Jim¨¦nez hab¨ªa ganado a Goosen. Y estaban en el hoyo 18? y Frost, el tercer surafricano, aventajaba en un golpe a Mart¨ªn. El madrile?o necesitaba un birdie monstruoso simplemente para tener una oportunidad de empatar el partido en el ¨²ltimo hoyo. Mart¨ªn, que sab¨ªa muy bien lo que significaba ese golpe, logr¨® embocarlo. Empat¨® el partido con Frost, que s¨®lo hizo par. Forz¨® el desempate. Y all¨ª fue imparable. All¨ª gan¨®. All¨ª se convirti¨® en el h¨¦roe que permiti¨® a Espa?a retener la Dunhill Cup. Desde el Valle del pecado emergi¨® el nuevo, y grande, Mart¨ªn.
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