El d¨¦ficit de la investigaci¨®n en Espa?a
El Gobierno espa?ol est¨¢ incluyendo en los presupuestos destinados a I+D+I partidas con finalidades militares y se manifiesta sorpresa por tal hecho e incluso se habla de haber descubierto el camuflaje. En realidad, el Gobierno nunca ha ocultado cu¨¢l era la distribuci¨®n de recursos presupuestarios y as¨ª, la extinta OCYT (Oficina de Ciencia y Tecnolog¨ªa), suministraba el a?o pasado el gr¨¢fico adjunto.Se daba tambi¨¦n el dato de que en los presupuestos del a?o 2000 el total de la Funci¨®n 54 (la que recoge todos los recursos destinados a I+D de los Presupuestos Generales del Estado) ser¨ªa de 508.120 millones de pesetas corrientes (342.656 millones de pesetas de 1990) y que sin el cap¨ªtulo VIII (que recoge los cr¨¦ditos a empresas para proyectos militares y otros) el esfuerzo presupuestario ser¨ªa de 242.055 en pesetas corrientes, es decir, de 163.536 en pesetas de 1990. Por tanto, un esfuerzo todav¨ªa inferior al de dicho a?o. De haberse mantenido la cantidad del a?o 1990, en esta d¨¦cada habr¨ªan entrado en el sistema de I+D 459.503 millones de pesetas de 1990 m¨¢s.
Una primera deducci¨®n de la gr¨¢fica es que los recursos destinados a la investigaci¨®n en los Presupuestos Generales del Estado disminuyeron extraordinariamente durante toda una d¨¦cada, la de los 90, particularmente cr¨ªtica, y que el sistema de ciencia y tecnolog¨ªa debe haber quedado seriamente afectado en sus posibilidades. As¨ª, toda una generaci¨®n de j¨®venes investigadores no habr¨¢ encontrado un ajuste adecuado y el rejuvenecimiento de los cuadros en la universidad y los organismos p¨²blicos de investigaci¨®n (con jubilaciones masivas dentro de pocos a?os) no se podr¨¢ efectuar adecuadamente si no se toman medidas r¨¢pidamente.
Francia, por ejemplo, con una poblaci¨®n 1,5 veces superior a la espa?ola y un PIB per c¨¢pita de 1,2 veces m¨¢s (medido en d¨®lares equivalentes en poder adquisitivo), el gasto en educaci¨®n superior, per c¨¢pita, es de 7.177 d¨®lares, frente a 5.166, en Espa?a, seg¨²n los datos de OCDE in figures, 2000. El gasto en I+D en Francia representa el 2,24% del PIB frente a menos del 0,9% en Espa?a, lo que en realidad supone un esfuerzo no de un poco m¨¢s del doble sino de casi cinco veces. Francia tiene casi el doble de investigadores per capita que Espa?a (60 por cada 10.000 habitantes frente a los 33 de Espa?a, bien a la cola de la UE y de la OCDE) y un capital humano total de tres veces m¨¢s investigadores.
La falta de un esfuerzo continuado en I+D se manifiesta tambi¨¦n en el bajo n¨²mero de grandes o medianas instalaciones cient¨ªficas en Espa?a: de hecho, al sur de la l¨ªnea Mil¨¢n-Par¨ªs-Londres hay un gran vac¨ªo, si se compara con las existentes al norte de Europa. Por ello, no es de extra?ar que s¨®lo el 4,5% de las becas Marie Curie de acceso a instalaciones cient¨ªficas (incluyendo fondos de documentaci¨®n y archivos) sean para venir a centros espa?oles (5 de los 111 centros seleccionados).
Es curioso, sin embargo, que, cuando se da la voz de alerta sobre este aspecto, la respuesta sea que Espa?a obtiene muy buenos resultados en el programa de becas de la UE. En efecto, estamos enviando un buen n¨²mero de nuestros m¨¢s prometedores investigadores a trabajar a los laboratorios europeos, especialmente a Gran Breta?a y Francia, para avanzar en sus proyectos. De acuerdo que es muy importante la excelente formaci¨®n que recibir¨¢n (ellos y ellas ya son excelentes), pero su retorno e inserci¨®n adecuados es m¨¢s que complicado. Alguna visita a universidades o centros de investigaci¨®n europeos basta para que cause asombro que se diga que las dotaciones en infraestructura ya no son tan necesarias.
No quiero dejar pasar por alto tampoco la consideraci¨®n de la inestabilidad de los organismos estatales gestores de la I+D: despu¨¦s de la desaparici¨®n del Ministerio de Universidades e Investigaci¨®n con la UCD y la vuelta al de Educaci¨®n y Ciencia, la creaci¨®n de la CICYT (la Comisi¨®n Interministerial de Ciencia y Tecnolog¨ªa, en denominaci¨®n oficial aunque popularmente se segu¨ªa calificando como la "asesora" para la comisi¨®n y, sobre todo, para los proyectos de investigaci¨®n), vimos la "C" convertida en "Cultura", la aparici¨®n de la OCYT y ahora la creaci¨®n del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa, del que sorprendentemente la universidad queda formalmente desvinculada, a pesar de que es la instituci¨®n que realiza la mayor parte de la investigaci¨®n p¨²blica.
Tal vez sea debido a estas modificaciones de organigrama que tanto en el a?o 1999 como, seg¨²n dicen, en el 2000 no se hayan aprobado nuevos proyectos de investigaci¨®n (las "asesoras" concedidas en el 2000 corresponden a la convocatoria de 1998), con lo que la situaci¨®n de muchos grupos de investigaci¨®n es, sin demagogia alguna, muy complicada, a no ser que dispongan de financiaci¨®n europea, tambi¨¦n dif¨ªcil en muchos casos por la reorientaci¨®n introducida en el V Programa Marco de la UE. ?Es cierto, por otra parte, como afirma la oposici¨®n, que no se ha realizado todo el gasto previsto? De serlo es dif¨ªcil de justificar y se deber¨ªa rectificar r¨¢pidamente.
Precisamente esta orientaci¨®n es muy similar a la que inspira el Plan Nacional de I+D+I, lo que ya de entrada causa problemas en el sentido de cu¨¢l es la interpretaci¨®n que se est¨¢ dando al principio de subsidiariedad. Uno de los objetivos de ambos planes es el de combatir la llamada "paradoja europea": nuestro continente es superior a EE UU y Jap¨®n en producci¨®n de trabajos cient¨ªficos, pero muy inferior en el n¨²mero de patentes registradas y en la transferencia de tecnolog¨ªa desde los laboratorios a la industria o la empresa en general. Un an¨¢lisis m¨¢s detallado de lo que est¨¢ sucediendo revela que en t¨¦rminos de productividad (per c¨¢pita) la europea es considerablemente inferior a la americana, incluso si s¨®lo se tiene en cuenta los pa¨ªses m¨¢s productivos. Que mientras Europa es m¨¢s potente en ¨¢reas como qu¨ªmica y f¨ªsica, EE UU lo es en las disciplinas que est¨¢n m¨¢s en la base de la nueva econom¨ªa: biolog¨ªa molecular y celular, biotecnolog¨ªa, ingenier¨ªa biom¨¦dica e inform¨¢tica. El declive en la I+D+I europea, especialmente en el sector industrial (con excepciones, como los pa¨ªses escandinavos) debe tener un componente en el interior de las propias empresas que han disminuido su esfuerzo en Europa, al mismo tiempo que cada d¨ªa realizan una parte significativa del mismo fuera de su pa¨ªs de origen y, m¨¢s en concreto, en EE UU. Por lo menos un tercio de la I+D+I de las grandes empresas de base europea se realiza fuera de su pa¨ªs de origen, un 20% en EE UU.
Se observa que los departamentos de I+D+I de estas empresas se localizan principalmente en las zonas en donde se concentran los laboratorios y universidades de prestigio y en este sentido uno se pregunta si los planes que se desarrollan en Europa y en Espa?a van el orden adecuado. Es decir, la experiencia americana muestra que el apoyo gubernamental a la investigaci¨®n acad¨¦mica de calidad tiene efectos econ¨®micos positivos, tanto por la creaci¨®n de oportunidades tecnol¨®gicas y econ¨®micas, como por la formaci¨®n de capital humano. El profesor Rolf Tarrach, actual presidente del CSIC, citaba recientemente una carta de los industriales americanos a su Congreso en la que se ped¨ªa que hubiera una financiaci¨®n importante para la investigaci¨®n b¨¢sica y la formaci¨®n, que ellos ya se encargaban del resto. La situaci¨®n espa?ola no cuenta con lobbies industriales con esta mentalidad, y adem¨¢s ?qui¨¦n les obligar¨¢ a realizar convenios con universidades o centros espa?oles si encuentran en otros pa¨ªses mejor ofertas? La globalizaci¨®n afecta al I+D+I. Desisto de proclamar ahora que la universidad est¨¢ abierta a la colaboraci¨®n con la sociedad.
Un prestigioso investigador catal¨¢n afirmaba recientemente que el equipo directivo de la ciencia y tecnolog¨ªa actual es el mejor en mucho tiempo. Desde luego es muy bueno, su excelente curriculum investigador y sus manifestaciones p¨²blicas son esperanzadoras, de forma que creo que el problema no lo tenemos con ellos sino con los ministros y consejeros de Econom¨ªa. Ahora que se est¨¢ en la discusi¨®n de los presupuestos del a?o 2001 se tiene la ocasi¨®n, inexcusable, de modificar la tendencia que ilustra la gr¨¢fica del principio de este art¨ªculo, tanto por razones ¨¦ticas como para tender a un aut¨¦ntico d¨¦ficit cero. Si se tiene voluntad pol¨ªtica, recursos los hay. En palabras del presidente de la Comisi¨®n de Ciencia y Tecnolog¨ªa del Congreso de los Diputados "ahora ya no hay excusa". La participaci¨®n de Espa?a en la construcci¨®n de un espacio europeo de investigaci¨®n est¨¢ en juego
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