Reencuentros con la Espa?a ca?¨ª

No hab¨ªa hecho m¨¢s que terminar el espect¨¢culo del bailaor sevillano Antonio M¨¢rquez Todo Fuego, Toda Llama y el p¨²blico asistente aplaud¨ªa con ¨ªmpetu.A muchos de los presentes, aquella actitud de la mayor¨ªa del p¨²blico, les provoc¨® al instante la duda. L¨®gicamente, el gusto y los sentimientos son cosas muy personales. Y cuando en ocasiones ocurre lo que la noche del jueves, una mezcla de confusi¨®n e incomprensi¨®n se apodera de aquellos que ante su propio criterio tienen que rendirse a la evidencia de un teatro puesto en pie.

Tan s¨®lo uno de los tres actos en los que se divid¨ªa el programa tuvo destellos de calidad, y desde luego no fue gracias a los cantaores y tocaores. Movimiento Flamenco, con coreograf¨ªa de Javier Latorre, dio algo de sentido a un montaje que el resto del tiempo adoleci¨® precisamente de eso. A pesar de ser una coreograf¨ªa que tiene algunos a?os, sigue conservando importantes detalles flamencos. Esta sucesi¨®n de palos, sin otro argumento que el baile por el baile, arranca al ritmo de unos tangos y contin¨²a por farruca, alegr¨ªas, romera-con solo de Antonio M¨¢rquez- y remate por buler¨ªas. El Zapateado de Sarasate sirvi¨® para que el bailaor sevillano homenajeara a Antonio Ruiz y mostrara cu¨¢les son sus dotes t¨¦cnicas, en un ejercicio de lucimiento personal.

A pesar de que desde el inicio dio muestras de ser un bailaor tremendamente efectista, a lo largo del primer acto supo imprimir ritmo a la coreograf¨ªa, con una puesta en escena t¨ªpicamente espa?ola-seducci¨®n,celos, enfrentamientos-, que se vio deslucida debido a la m¨²sica en off con la que se acompa?¨®. Aunque resulte ir¨®nico, lo mejor del espect¨¢culo son los saludos de la compa?¨ªa, que al menos est¨¢n a comp¨¢s.