"He escrito una novela para que me dejen en paz" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. Acabas de publicar Sangre, tu primera novela. Un t¨ªtulo excelente en su minimalismo.Respuesta. A m¨ª tambi¨¦n me gusta mucho. Y es raro que no haya ning¨²n libro o ninguna pel¨ªcula que se llame as¨ª. Tenemos Sangre sabia, Sangre f¨¢cil, Sangre y arena... Pero Sangre a secas no.
P. Te hac¨ªa felizmente instalada en mundo del relato breve...
R. Y lo estoy. El cuento sigue siendo para m¨ª el g¨¦nero ideal, la medida perfecta para explicar una historia.
P. ?Entonces?
R. Bueno, podr¨ªamos decir que he escrito una novela para que me dejen en paz. En este pa¨ªs, el escritor de cuentos es como un escritor de segunda, ?no? La gente te dice que lo que haces est¨¢ muy bien y, a continuaci¨®n, a?aden: "?Y cu¨¢ndo piensas escribir la novela?". Si no escribes novelas es como si no maduraras como escritor.
P. Borges y Carver nunca necesitaron escribir novelas.
R. Mejor para ellos. Aunque yo a Carver nunca le acab¨¦ de ver la gracia... No s¨¦, en Estados Unidos, por ejemplo, es diferente: hay premios prestigiosos para cuentistas, los libros de relatos son tratados con el mismo respeto que las novelas en el New Yorker o en la New York Times Book Review...
P. Quiz¨¢ nuestros cr¨ªticos son distintos.
R. Tengo la impresi¨®n de que se dividen en dos grandes grupos: los que sientan c¨¢tedra, esos que han conseguido acabarse el Ulises de Joyce y consideran que alguien lo tiene que pagar: los lectores de los diarios, sin ir m¨¢s lejos, y los que escriben rese?as como con desgana, sin mojarse, para cubrir el expediente.
P. ?Te afecta lo que escriben de ti?
R. A todos nos afecta, ?no? Una vez un cr¨ªtico empez¨® su rese?a sobre un libro m¨ªo diciendo que la literatura es prescindible o imprescindible, y que mis relatos eran prescindibles. Nunca es agradable leer algo as¨ª, pero supongo que me afectar¨ªa m¨¢s lo que dicen los cr¨ªticos si les tuviera m¨¢s respeto que el que les tengo.
P. Yo prefiero leer las cr¨ªticas de los escritores: me lo paso mejor con las rese?as de Vila-Matas que con las de Garc¨ªa Posada.
R. Yo tambi¨¦n, pero alguien tiene que decidir, supongo, d¨®nde est¨¢ el arte mayor y el arte menor, qui¨¦n es imprescindible y qui¨¦n no...
P. ?Por qu¨¦ han decidido que Flaubert es un autor mayor y Maupassant un autor menor? A m¨ª, Una vida me parece tan fundamental como Madame Bovary.
R. Y Bel Ami es tan buena como La educaci¨®n sentimental, pero te recuerdo que yo s¨®lo soy una escritora prescindible.
P. Con gran afici¨®n a los autores supuestamente menores. Llevas a?os defendiendo a Saki...
R. Y a Graham Greene, que es mi ¨ªdolo, y a mucha otra gente.
P. Pero has escrito una novela para sentirte mayor y que te dejen en paz.
R. Bueno, no s¨®lo por eso, claro: no se tira una un a?o y medio d¨¢ndole vueltas a la misma historia ¨²nicamente para que dejen de preguntarle cu¨¢ndo piensa escribir una novela... De hecho, Sangre es mi segundo intento. Antes escrib¨ª una novela corta, de unas 60 o 70 p¨¢ginas, que Beatriz de Moura no consider¨® oportuno editar, aunque ella siempre hab¨ªa dicho que uno de los motivos de la fundaci¨®n de Tusquets era publicar textos breves. Luego me puse a trabajar en Sangre y comprob¨¦ que esto de la novela es algo as¨ª como ir apilando ladrillos y conseguir no s¨®lo que el muro se sostenga, sino que adem¨¢s te guste.
P. ?Por qu¨¦ una historia de vampiros?
R. Siempre me han fascinado los vampiros: constituyen, probablemente, mi mito favorito. Pero en la novela no s¨®lo hay vampiros, en ella se aborda el tema de la sangre en todas sus variantes. Hay lazos sangu¨ªneos y gente que se alimenta de sangre. Gente que abusa de sus familiares y gente que, adem¨¢s, los desangra.
P. ?Hay sexo? A m¨ª siempre me ha fascinado el componente, con perd¨®n, pichabrava del conde Dr¨¢cula, especialmente se?alado en aquellas pel¨ªculas de la Hammer con Christopher Lee...
R. Hay algo de sexo, pero tal vez no tanto como algunos puedan a¨²n estar esperando de la ganadora del premio La Sonrisa Vertical.
P. Lo ganaste muy joven, y me temo que enseguida te encasillaron como esa ni?a tan mona que escribe guarradas.
R. Algo de eso hubo, y cuando pienso en la g¨¦nesis del libro... Mira, yo escrib¨ª Ligeros libertinajes sab¨¢ticos durante un verano y lo conceb¨ª como una especie de pugilato con mi madre. Cada d¨ªa le explicaba que estaba escribiendo un libro y que, ?por favor!, ni se le ocurriera leerlo. ?Nada de meter las narices en mis cosas! Y lo que pretend¨ªa con eso era, evidentemente, que se lo leyera y que, con un poco de suerte, se escandalizara. Visto con perspectiva, creo que mi actitud era bastante infantil.
P. Sobre todo porque tus padres, por lo que me hab¨ªas contado alguna vez, son personas cultas y tolerantes.
R. Y afrancesadas. Desde la infancia estuve rodeada de cultura francesa. Lo cual, entre otras cosas, me ha servido para ganarme espor¨¢dicamente la vida como traductora. Hace poco traduje una obra de Simenon para Tusquets, Les fian?ailles de monsieur Hire.
P. Qu¨¦ casualidad, yo ahora estoy con Le fond de la bouteille. ?Qu¨¦ grande es Simenon!, ?no?
R. Quita, quita, un autor de quioscos y estaciones... como Greene y casi todos los que me gustan.
P. Los franceses no est¨¢n viviendo sus mejores momentos literarios, ?no? Ellos siguen consider¨¢ndose el centro del mundo, eso s¨ª, pero tengo la impresi¨®n de que lo que era una cultura pujante se ha convertido en una colecci¨®n de rarezas que ellos encuentran muy interesantes y que a los dem¨¢s se nos antojan risibles...
R. Bueno, ya nadie estudia franc¨¦s, pero ellos siguen teniendo la autoestima muy alta. Puede que el centro de inter¨¦s e influencia se haya desplazado al ¨¢rea anglosajona, pero con no darse cuenta de ello...
P. ?Volver¨¢s al relato despu¨¦s de haber cumplido con la sociedad tras terminar una novela?
R. No lo dudes ni un momento.
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