Listas geri¨¢tricas

Las listas de espera geri¨¢tricas no hacen sino aumentar. Los ¨²ltimos informes sobre la situaci¨®n de los ancianos en Espa?a se?alan que la brecha entre oferta y demanda de plazas asistenciales en residencias p¨²blicas se ampl¨ªa cada vez m¨¢s y que cada vez es mayor tambi¨¦n la espera media -entre 12 y 18 meses- para acceder a una de estas plazas.Desde principios de la d¨¦cada est¨¢ en vigor el Plan Gerontol¨®gico Nacional, cuyo objetivo es coordinar las iniciativas p¨²blicas ante el envejecimiento de la poblaci¨®n. Muchas de esas iniciativas est¨¢n in¨¦ditas no s¨®lo por falta de presupuesto, sino por una todav¨ªa insuficiente valoraci¨®n social del fen¨®meno de la vejez en Espa?a, compatible, en todo caso, con un entorno familiar a¨²n acogedor con los ancianos. Se calcula que har¨ªa falta duplicar las 60.000 plazas de residencias p¨²blicas y 130.000 privadas existentes en la actualidad. S¨®lo as¨ª nos aproximar¨ªamos a la media de la UE, donde existen entre cinco y seis plazas por cada 100 personas mayores de 65 a?os, frente a las tres escasas en nuestro pa¨ªs. El problema afecta a ese fragmento de poblaci¨®n anciana (m¨¢s de un mill¨®n, la mayor¨ªa por encima de los 80 a?os) que necesita ayuda especializada fuera del ¨¢mbito de la familia.

Durante los tres ¨²ltimos lustros, Espa?a ha desarrollado, a iniciativa de las administraciones p¨²blicas, una notable industria para atender el ocio de la llamada tercera edad, entre 65 y 80 a?os. Pero no ha tenido igual empuje la industria asistencial para quienes rebasan el umbral de una cuarta edad a partir de los 80. El problema se agrava por la inexistencia de una aut¨¦ntica red alternativa al esquema del domicilio o residencia (centros de d¨ªa, asistencia domiciliaria de calidad, ayudas p¨²blicas a las familias), probablemente menos costosa para el erario p¨²blico, al tiempo que m¨¢s terap¨¦utica y casi siempre m¨¢s satisfactoria para el anciano y su familia. Se necesita m¨¢s dinero p¨²blico para alcanzar el nivel medio de los pa¨ªses de la UE. El anterior defensor del pueblo evalu¨® esa cantidad en unos 115.000 millones de pesetas anuales de aqu¨ª al a?o 2006. El objetivo de d¨¦ficit cero no puede ser el ¨²nico de un Gobierno responsable. A no ser que, a expensas de la nueva deidad del equilibrio presupuestario, se abandone la convergencia real.