Machado
La semana pasada, con el t¨ªtulo La palabra en el tiempo, El Monte estuvo de fiesta con las charlas y lecturas po¨¦ticas sobre Antonio Machado. Las conferencias han sido tan interesantes que, a veces, por cortas, nos qued¨¢bamos con la miel en los labios, a pesar de que alguno le imprim¨ªa tal velocidad a la palabra para conseguir terminar lo que llevaba preparado que costaba trabajo seguirlo y otros rogaban que le avisaran a tiempo para no cortar la p¨¢gina por la mitad. Pero siempre fue un gran placer escucharlos. Entre todos los temas que trataron me voy a referir a la faceta docente de Machado, por eso de tratarse de un tema tan de actualidad y que tan preocupados nos tiene.Para Emilio Lled¨®, la prosa del poeta es la de un profesor que piensa de verdad los problemas y los plantea con maestr¨ªa, a trav¨¦s de la distancia que debemos tomar para construir la conciencia de nosotros mismos, de vernos y sabernos; esa distancia que es el espacio donde se forma la personalidad, el espacio interior sin el que no es posible ninguna formaci¨®n. Un lugar donde desarrollar nuestro propio criterio. Inclinado sobre la mesa como para acerc¨¢rsenos, el profesor Lled¨® avanzaba su sonrisa persuasiva sobre un auditorio que le ovacion¨® con entusiasmo.
Jos¨¦ Antonio Marina coment¨® que, para Machado, la raz¨®n abstracta no es el mejor camino de comunicaci¨®n porque corta la relaci¨®n afectiva, el mundo de la vida, en donde las personas pueden compartir la interpretaci¨®n de la realidad y la verdad que no se encuentra en la soledad sino en el di¨¢logo.
Emilio Lled¨® y Jos¨¦ Antonio Marina coincidieron en una pregunta fundamental en los textos educativos de Machado: "?Y todo esto para qu¨¦?". Es la pregunta que, a su parecer, deber¨ªan contestar los profesores. En las conversaciones de Juan de Mairena con sus disc¨ªpulos hay un p¨¢rrafo muy bello en el que el propio Machado dice as¨ª: "...Para los tiempos que vienen, no soy yo el maestro que deb¨¦is elegir, porque de m¨ª s¨®lo aprender¨¦is lo que tal vez os convenga ignorar toda la vida: a desconfiar de vosotros mismos". Me parece una buena manera de comenzar a saber. Una aut¨¦ntica libertad de esp¨ªritu
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