Un proyecto de bienestar
1. El proyecto socialista para Andaluc¨ªa que fue alumbrado a principios de los ochenta, y ha proporcionado coherencia, continuidad y eficiencia a la acci¨®n institucional, econ¨®mica, pol¨ªtica y social desarrollada en estos veinte a?os, ha sabido ser sensible a los profundos cambios que la sociedad andaluza estaba produciendo. Ello ha significado orientaciones, prioridades y estrategias que han sido asumidas por una amplia mayor¨ªa de la sociedad, y le ha proporcionado a esa pol¨ªtica el respaldo electoral necesario para asegurar su continuidad. Pero la Andaluc¨ªa del Siglo XXI no s¨®lo ha cambiado por la mejora evidente de nuestra estructura y capacidad productiva, ¨® por la generalizaci¨®n de unos sistemas -el educativo y el sanitario, especialmente- que han asegurado los derechos sociales b¨¢sicos al conjunto de la poblaci¨®n, sino porque en su propia estructura social, en el universo de sus valores, y en la demanda crecientemente cualificada de sus ciudadanos se han producido alteraciones substanciales que implican, de hecho, una nueva sociedad. Para un partido pol¨ªtico que pretende seguir trabajando en la sociedad andaluza para cambiarla y para mejorar la vida de sus gentes, estos cambios merecen una reflexi¨®n pol¨ªtica en profundidad. Ello adem¨¢s es m¨¢s relevante si tenemos en cuenta que el contexto en el que tales cambios se producen es el de una sociedad abocada a unos procesos de innovaci¨®n tecnol¨®gica sencillamente revolucionarios, en un mundo de econom¨ªa globalizada e interdependiente, sometido a procesos de inmigraci¨®n y de interculturalidad, sobre el que emerge con fuerza un nuevo poder financiero que se expresa a trav¨¦s del poder medi¨¢tico, una sociedad en la que la exclusi¨®n y marginaci¨®n social adoptan formas nuevas y din¨¢micas de dualismo creciente, representando todo ello incertidumbres, riesgos y conflictos potenciales.2. El proyecto renovado del socialismo democr¨¢tico para Andaluc¨ªa deber¨¢ dirigirse a la sociedad entendida como conjunto de ciudadanos, sujetos de derechos, usuarios de servicios, agentes principales del dinamismo econ¨®mico, social y cultural, destinatarios, pero tambi¨¦n actores de ese proyecto. La ciudadan¨ªa comporta no s¨®lo nuevas demandas en la prestaci¨®n de servicios, sino nuevas estructuras, relaciones sociales y comportamientos: lo c¨ªvico se convierte en una de las claves del nuevo proyecto. Ello obligar¨¢ a establecer nuevos cauces de participaci¨®n social, a incentivar e impulsar la "socializaci¨®n de la demanda" -vecinos, padres,consumidores son ejemplos a imitar y extender- y a ampliar los espacios para el ejercicio directo de la democracia por los ciudadanos. Pero la sociedad andaluza es una realidad plural, en la que el ejercicio de la ciudadan¨ªa no se da en igualdad de condiciones entre unos andaluces y otros; persisten desigualdades por razones econ¨®micas en el ejercicio de derechos sociales y civiles, como perduran tambi¨¦n diferencias profundas originadas en el territorio, por no hablar del camino a¨²n por recorrer en la igualdad entre mujeres y hombres, ¨® de la situaci¨®n en que vive la juventud. Si el objetivo del Estado del Bienestar se puede considerar cumplido en estos a?os por la universalizaci¨®n de la educaci¨®n, la salud y el sistema de pensiones, el reto de las pol¨ªticas del bienestar est¨¢ en c¨®mo hacer posible que todos est¨¦n en condiciones reales de igualdad para el ejercicio de sus derechos. La marginaci¨®n de barriadas perif¨¦ricas, la imposibilidad para miles de parejas de tener una atenci¨®n socio-educativa adecuada para sus hijos menores de tres a?os, ¨® la problem¨¢tica de la inmigraci¨®n con sus secuelas de racismo, xenofobia e intolerancia, son botones de muestra del alcance que el nuevo proyecto socialista debe cumplir para responder a la vieja pasi¨®n por el valor de la igualdad: ese proyecto deber¨¢ ser solidario, tanto en lo social como en lo territorial.
3. El nuevo siglo es el de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, y Andaluc¨ªa debe participar e impulsar ese cambio. La radical apuesta que el proyecto socialista para Andaluc¨ªa ha de comprometer es la de la Educaci¨®n, la Investigaci¨®n y el Desarrollo. El proceso s¨®lo es comparable al de la puesta en marcha del Programa de Alfabetizaci¨®n y Educaci¨®n de Adultos: debemos implicar al conjunto de la sociedad andaluza en la formaci¨®n, difusi¨®n y utilizaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n para que se pueda producir el salto cualitativo de insertarnos en el nuevo desarrollo, pero tambi¨¦n para escapar al riesgo de un nuevo analfabetismo y factor de desigualdad. El valor de la innovaci¨®n entendida como la apertura mental a lo nuevo, como esp¨ªritu emprendedor, y no como snobismo ser¨¢ otro de los factores del nuevo proyecto. S¨®lo as¨ª estaremos en condiciones de hacer frente a las amenazas de homogeneizaci¨®n y trivializaci¨®n cultural y de valores que la globalizaci¨®n representa; adem¨¢s, esta apuesta es la llave para el salto de nuestro tejido empresarial a la competitividad y a la b¨²squeda de nuevas oportunidades. Conformar un todo sin soluci¨®n de continuidad entre sistema educativo, I+D, y aparato productivo, de acuerdo con una estrategia elaborada seg¨²n el inter¨¦s general, y con unos mecanismos claros de evaluaci¨®n de rendimiento y logro de objetivos, constituyen las claves de lo que debe ser la gran movilizaci¨®n de la sociedad andaluza para alcanzar la "masa cr¨ªtica" que nos permita ese salto cualitativo.
4. Andaluc¨ªa es una Comunidad extensa y diversa, que tras casi veinte a?os ha culminado un dise?o institucional que funciona y responde gen¨¦ricamente a los intereses de los andaluces. Es hora de que los socialistas afrontemos con prudencia pero con decisi¨®n uno de los retos m¨¢s complejos que nos encontramos: la articulaci¨®n territorial de la Comunidad para que cada provincia y/o ¨¢mbito territorial salve su peculiaridad y sus leg¨ªtimos intereses en el seno de una realidad superior, que no la anula, sino que la identifica, que no es el mero resultado del agregado de los territorios, sino la realidad nueva y plural de Andaluc¨ªa. Este es un terreno en el que la derecha ha encontrado siempre abono suficiente para su pol¨ªtica de campanario y de agravio comparativo, y al que los socialistas debemos ser capaces de dar respuesta. El principio de subsidiariedad es el que debe regir esta estrategia, conformando un proceso de descentralizaci¨®n y desconcentraci¨®n, que garantice niveles suficientes de proximidad en la gesti¨®n ante los ciudadanos, tanto confiando a los Ayuntamientos un amplio conjunto de competencias y recursos financieros en las ¨¢reas de prestaci¨®n de servicios directos a los ciudadanos -culminando as¨ª el llamado Pacto Local- , como proporcionando a las Delegaciones de la Junta en las provincias m¨¢s capacidad de decisi¨®n y gasto. Pero nada de ello ser¨ªa suficiente si no consigui¨¦ramos los socialistas impulsar un nuevo proyecto pol¨ªtico com¨²n para Andaluc¨ªa, que arranque de la peculiaridad de cada ¨¢mbito inferior, para insertarse en lo que nos identifica y define a todos como Andaluc¨ªa: convertir la diversidad en un valor y no en un riesgo, ¨¦se es el reto.
5. Frente a quienes siguen pensando que el mercado es la poci¨®n m¨¢gica que va a curar a Andaluc¨ªa de sus males, los socialistas reclamamos un nuevo papel de lo p¨²blico, porque no podemos aceptar un modelo de sociedad que abandona a los m¨¢s d¨¦biles a su suerte. El valor de lo p¨²blico que defendemos debe basarse en la eficacia y en la transparencia de la gesti¨®n de todos los poderes p¨²blicos de la Comunidad. Es imprescindible que apliquemos medidas radicales para eliminar tr¨¢mites reiterados e in¨²tiles, para acortar sustancialmente los plazos de gesti¨®n de multitud de actuaciones, y especialmente de aquellas que afectan m¨¢s al empleo y a la generaci¨®n de actividad econ¨®mica. Como necesario es que se imponga la evaluaci¨®n como un elemento sustancial de cualquier acci¨®n p¨²blica; evaluaci¨®n objetivable y p¨²blica, que permita la correcci¨®n de la misma en funci¨®n de sus resultados. Los andaluces son ciudadanos adultos que saben lo que quieren y tienen derecho a saber si las pol¨ªticas que se hacen en su nombre sirven a los objetivos propuestos ¨® no, y ello ser¨¢ una garant¨ªa de que tales pol¨ªticas ser¨¢n p¨²blicas -es decir, al servicio del inter¨¦s general- y no caer¨¢n en el ¨¢mbito de intereses burocr¨¢ticos ¨® tecnocr¨¢ticos de peque?os grupos. Son los poderes p¨²blicos quienes deben definir las prioridades y las estrategias, y p¨²blica debe ser la evaluaci¨®n de los instrumentos que se usen para conseguir tales objetivos. Ello no est¨¢ re?ido con la eficacia y la eficiencia. Todo lo contrario: son la garant¨ªa de la legitimaci¨®n social de las respectivas pol¨ªticas.
6. Estas ideas son un esbozo de lo que debe ser el nuevo proyecto socialista para Andaluc¨ªa, un proyecto de bienestar. Andaluc¨ªa puede ser no s¨®lo la tierra de la calidad de vida, no s¨®lo de un entorno natural privilegiado, ni tampoco s¨®lo de un patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico incomparable; todo eso es mucho, pero no es suficiente para asegurar el futuro. Debemos ser capaces de hacerla una tierra en la que los valores de lo c¨ªvico, de la igualdad, de la innovaci¨®n, de lo p¨²blico y de la diversidad conformen un espacio com¨²n de todos los andaluces; es necesario que los socialistas seamos capaces de ofrecer a nuestro pueblo un proyecto de Andaluc¨ªa que mire al futuro; y es posible, en f¨ªn, que la sociedad andaluza lo haga suyo. Nuestro compromiso es intentarlo.
Manuel Gracia Navarro es Secretario General del Grupo Socialista en el Parlamento de Andaluc¨ªa.
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