El Madrid fracasa en Los Pajaritos

El Madrid ha entrado en crisis, empe?ado en repetir los errores que tanto da?o hicieron a su prestigio en las ¨²ltimas temporadas. Perdi¨® por dejadez, por blando y por obtuso. Porque jug¨® mal, porque hizo todo lo posible por equivocarse y porque sus estrellas se tomaron el d¨ªa libre. Y los dem¨¢s tambi¨¦n. Perdi¨® porque es un equipo incapaz de asumir sus obligaciones en la Liga, donde equipos como el Numancia no conceden un cent¨ªmetro sin pelearlo como partisanos. Para el Numancia cada partido es una cuesti¨®n de vida o muerte. El Madrid no se toma la Liga con el inter¨¦s que merece. Ha vuelto al abandonismo de tiempos anteriores, al cr¨®nico estado de crisis en un equipo incapaz de resolver sus problemas.El Numancia aprovech¨® exhaustivamente todas las ventajas que encontr¨®. Nagore se movi¨® en el medio campo como un general. Parec¨ªa Guardiola. El Madrid hizo todo lo posible por facilitarle el trabajo, como sucedi¨® con Xavi en la famosa noche del Camp Nou y el pasado domingo con Engonga. A Guti no se le ocurri¨® taparle un poco, molestarle siquiera. Tampoco pararon a Rosu, autor de los tres goles en las tres oportunidades que tuvo, todas permitidas por la defensa madridista. Helguera fracas¨® como pareja de Hierro. Cometi¨® una falta innecesaria en el primer gol, se equivoc¨® casi siempre y no tuvo el grado de fiereza que se supone en los centrales. Sali¨® perdedor en todos los balones divididos, lo que habla fatal de un defensa. En el tercer tanto del Numancia se achic¨® en una pelota que se llev¨® Rosu por pura fe.

Helguera resumi¨® el fracaso del Madrid, que evidenci¨® carencias grav¨ªsimas. Makelele no ha demostrado hasta el momento las razones de su costos¨ªsimo fichaje. Intrascendente y t¨ªmido, por ahora es un peso pluma. Con Geremi, un laborioso en un equipo indolente, estamos a punto de asistir al efecto Villarroya. Su protagonismo alcanza un nivel desproporcionado, desde luego excesivo para sus limitadas cualidades t¨¦cnicas. Que el juego del Madrid se codifique a trav¨¦s de Geremi es la peor noticia para el equipo. Entre las estrellas, Figo no logr¨® desbordar jam¨¢s a Pirri ni entendi¨® la necesidad de pegarse a la raya. Tampoco lo entendi¨® Savio, de tal manera que al Madrid le perdi¨® la ley del embudo. Todos los delanteros se quitaron el sitio para moverse, api?ados junto a los centrales del Numancia, que salieron vencedores de todos los duelos.

Lo m¨¢s potable del Madrid corri¨® a cargo de McManaman, al menos durante la primera hora. Activo y r¨¢pido en el pase, se movi¨® con desparpajo, precisamente lo que falt¨® al resto del equipo. S¨®lo encontr¨® alguna complicidad en Roberto Carlos y en los ¨²ltimos minutos de Ra¨²l. Pero el cuadro general fue desastroso, especialmente en el segundo tiempo, cuando el Madrid deriv¨® abiertamente hacia el caos. Toshack, que siempre se reservaba una gracia para estas ocasiones, dir¨ªa que eran pollitos sin cabeza. Parece mentira cuando se trata de una de las plantillas m¨¢s celebradas del mundo.

Si el Madrid desperdici¨® flagrantemente su potencial, el Numancia aprovech¨® sus limitados recursos con una eficacia admirable. Lo que puede ofrecer el equipo soriano es atenci¨®n, fe de superviviente y olfato para rentabilizar las ocasiones. As¨ª empat¨® frente al Bar?a y as¨ª venci¨® al Madrid. En los dos partidos el Numancia ha jugado con la arrogancia de sus rivales, sin permitirse descuidos, con una atenci¨®n extrema a todos los detalles. Un equipo que asume la mayor¨ªa de los partidos como una aventura casi imposible. Se trata de un equipo confeccionado con retales de otros clubes, con jugadores que se han subido en Soria al ¨²ltimo tren de sus carreras en Primera Divisi¨®n. Lo saben y act¨²an en consecuencia, con una entereza profesional que s¨®lo merece el elogio. Del Madrid, o por lo menos de este Madrid que camina por el mismo sendero de las ¨²ltimas temporadas, no se puede decir lo mismo.