Branson contra Goliat
El magnate de Virgin compite con un poderoso grupo brit¨¢nico por un negocio de 11 billones
ENVIADA ESPECIALHe aqu¨ª una historia con todos los ingredientes de las mejores leyendas brit¨¢nicas: tiene a Camelot, la empresa que gestiona la loter¨ªa; tiene a Robin Hood, tal y como llama la prensa a ese heterodoxo magnate que es Richard Branson, y tiene un Santo Grial: un negocio de 36.000 millones de libras (casi 11 billones de pesetas) a punto de caramelo. Pero para acometer esta historia hay que aparcar la imagen de un par de angelitos de San Ildefonso entonando los sinos del pr¨®jimo y acercarse a la idea de una loter¨ªa que naci¨® privatizada en 1994. Y tambi¨¦n a un modelo anglosaj¨®n que hoy incluye caridad y compasi¨®n entre sus agresivos paquetes para negociar.
Si cualquier concurso por un negocio de 36.000 millones se libra a base de pujas millonarias y el reclamo de ambiciosos dividendos, la lucha por la Loter¨ªa Nacional brit¨¢nica ha creado lo que bien podr¨ªa ocupar un nuevo rango en la lista de ministerios de Orwell: el de las Buenas Causas. Branson y Camelot compiten ante los medios, ante una comisi¨®n gubernamental y sobre todo ante el p¨²blico, para convencer a todos sobre qui¨¦n da m¨¢s a lo que ambos llaman as¨ª, con may¨²scula, las Buenas Causas. Si Camelot logr¨® 9.000 millones para obras de caridad en los seis a?os que lleva gestionando la loter¨ªa y ha repartido el 1% de los beneficios entre sus accionistas, la oferta de Branson para los pr¨®ximos siete a?os, contando desde 2001, ha roto con todos sus planes: 15.000 millones para buenas causas y 0% de beneficios para repartir. Todo para las buenas causas. El ataque ha sido tan brutal que Camelot ha tenido que aumentar su puja e igualar los 15.000 millones de oferta para caridad, reducir en un tercio los sueldos de sus ejecutivos y partir por la mitad sus beneficios: s¨®lo un 0,5% (el negocio, evidentemente, tambi¨¦n est¨¢ en los suministros).
La guerra, pues, est¨¢ servida. La fecha de la decisi¨®n, cerca. Y el pastel, muy claro: la gesti¨®n de la loter¨ªa brit¨¢nica. Pero hay otros fuertes ingredientes que han convertido esta lucha en algo mucho m¨¢s apasionado que cualquier licencia de UMTS, de una autov¨ªa o del cable: uno es que taxistas, parados, viejecitas, funcionarios, ricos, pobres, ingleses de derechas o de izquierdas, hasta un 65% de los adultos, compra sus boletos so?ando con una vida mejor. O rascan con viejas monedas los billetes de la suerte mientras beben una pinta en la estaci¨®n. Y dos: Richard Branson es el hombre m¨¢s popular del Reino Unido, el m¨¢s famoso, el favorito, el preferido en cualquier encuesta sobre qui¨¦n puede ser presidente de una hipot¨¦tica rep¨²blica, qui¨¦n el mejor primer ministro o el mejor modelo para j¨®venes. Sir Richard, de 50 a?os, el magnate que un d¨ªa fue hippy y que visita en globo a los enfervorizados ingleses de a pie, ¨¦se al que llaman el pullover sonriente, es el campe¨®n del pueblo. Y por eso, porque los del punto uno (la gente) quieren al del punto dos (Branson), este asunto se ha convertido en uno de los temas m¨¢s apasionados de este oto?o brit¨¢nico, motivo de encuestas y tema diario de la prensa popular.
Y a¨²n hay m¨¢s: la pol¨ªtica. Si los tories optaron por Camelot en 1994, los laboristas simpatizan con Branson, y eso es tan mutuo y evidente que todas las espadas est¨¢n en alto. Los conservadores vigilan y el asunto ha amenazado con convertirse en una nueva bomba de relojer¨ªa para el Gobierno de Blair. Y por esta raz¨®n, el tema tambi¨¦n vale para la prensa seria.
?se es el escenario en el que se desarrolla el combate. ?Pero qui¨¦nes son realmente, ya, frente a frente, los dos p¨²giles que se enfrentan aqu¨ª? "Es otra vez una batalla entre David y Goliat", afirman fuentes de la Loter¨ªa del Pueblo, la de Branson. "Es m¨¢s bien Goliat contra Goliat", disiente el ministro de Cultura tory en la sombra, Peter Ainsworth. Vayamos por partes.
A un lado, Camelot. Un aut¨¦ntico gigante sin rostro para la gente. He aqu¨ª un consorcio formado por lo mejor de la vieja y de la nueva econom¨ªa y, sobre todo, casi enteramente brit¨¢nico. Una empresa legendaria, s¨®lida y rica como Cadbury Schweppes, con un 26,6% del consorcio: vendedor de dulces y bebidas en 200 pa¨ªses y con 38.000 empleados. De la Rue (otro 26,6%) es el mayor impresor de papel de seguridad en el mundo, produce las divisas de 150 pa¨ªses y es l¨ªder del mercado en vales, sellos, cheques, pasaportes y documentos de identidad. Correos brit¨¢nico, que entrar¨¢ con un 20% si Camelot gana, con 200.000 trabajadores en 9.000 oficinas.
Hasta aqu¨ª, los tres socios representantes de la m¨¢s vieja econom¨ªa. Y con ellos completan el negocio dos grandes en tecnolog¨ªa: ICL, con un 20% de acciones y 22.000 empleados en 40 pa¨ªses, y Racal Electronics (26,6%) y 9.000 empleados en 60 pa¨ªses. ?sta acaba de ser comprada por la francesa Thompson-CSF y su parte pasar¨¢ a los dem¨¢s socios de Camelot, que quedar¨¢n todos con igual n¨²mero de acciones. Y al otro lado, Branson: la tercera fortuna brit¨¢nica, seg¨²n la prensa brit¨¢nica, con m¨¢s de 2.200 millones de libras, propietario del mayor grupo de empresas privadas del pa¨ªs, un consorcio de 200 compa?¨ªas Virgin, en general, florecientes. Estilo irreverente, cercano a la gente, con liderazgo.
Camelot se presenta como una empresa s¨®lida y una experiencia probada que ha conseguido varias distinciones como "la mejor loter¨ªa del mundo". Es, como dice su directora ejecutiva, Diane Thompson, a EL PA?S, "ese par de manos en quien confiar".
Y esa imagen es precisamente la que Branson se ha dedicado a desmontar, con much¨ªsimo ¨¦xito, en los ¨²ltimos seis a?os. Primero acus¨® al presidente de uno de los primeros socios del consorcio, G-Tech, de intento de soborno. Gan¨® la causa, y Guy Snowden se vio obligado a pagar una indemnizaci¨®n y dimitir abochornado. Los dem¨¢s socios tuvieron que comprar las acciones de G-Tech para neutralizar el esc¨¢ndalo.
Despu¨¦s empez¨® a predicar una loter¨ªa sin beneficios que el Partido Laborista asumi¨® en su manifiesto electoral. Y al tiempo, empez¨® a divulgar una idea que ha calado: Camelot como una red de peces gordos comi¨¦ndose el dinero de los sue?os de la gente. Y su particular gordo le lleg¨® precisamente cuando, el pasado mes de mayo, un garganta profunda de Camelot revel¨® que G-Tech hab¨ªa ocultado un gran fallo inform¨¢tico que hab¨ªa provocado premios err¨®neos para 113.000 jugadores durante m¨¢s de cuatro a?os. G-Tech lo hab¨ªa descubierto en 1998, pero lo ocult¨® al resto del consorcio.
"D¨ªgame un software que no tenga un fallo", dice Thompson, intentando quitar hierro a ese error. "Ahora vamos a comprarles su software, sus terminales y contrataremos a las 70 personas que tienen aqu¨ª". Pero su argumento no parece haber convencido a la Comisi¨®n Nacional de la Loter¨ªa, que en agosto descart¨® a Camelot por sus problemas con G-Tech. En aquel momento, la Comisi¨®n dej¨® como ¨²nico finalista a Branson para que mejorara su oferta y, en un mes, volvieran a hablar. Camelot no se arredr¨®, lo denunci¨® ante el Supremo brit¨¢nico y ¨¦ste le dio la raz¨®n: en septiembre, la Comisi¨®n se vio obligada a rectificar y a readmitir a Camelot como contendiente.
Ahora, por primera vez, Branson ha creado una empresa fuera del grupo Virgin para acometer el sue?o de su vida, y esta vez se ha asociado a los grandes, la mayor¨ªa estadounidenses: Microsoft, Kellogs, Compaq, AWI, entre otros.
El combate entre gigantes, pues, est¨¢ servido. Camelot tiene la t¨¦cnica y tiene el esc¨¢ndalo. Pero Branson se tiene a s¨ª mismo.
?Guerra sucia?
Justo cuando el p¨¦ndulo va a se?alar definitivamente a uno de los dos contendientes, sobre las librer¨ªas brit¨¢nicas ha hecho su aparici¨®n un libro demoledor contra Richard Branson. El periodista Tom Bower descubre un supuesto mal manejo del grupo Virgin, que presenta como un conglomerado de 200 empresas dominado con dudosa gesti¨®n, peores resultados y lejano al control fiscal. Se ceba en el punto d¨¦bil de Branson, la mala marcha de sus trenes en el Reino Unido, y en otros negocios que no le dejan precisamente como el rey Midas que parec¨ªa ser (el refresco de cola Virgin, por ejemplo).El contenido del libro es, para muchos, discutible. Pero su momento ha levantado todas las sospechas de una guerra sucia justo cuando est¨¢ a punto de obtener la loter¨ªa brit¨¢nica. "Est¨¢ absolutamente relacionado con el concurso", dice el director ejecutivo de la Loter¨ªa del Pueblo (de Branson), Simon Burridge. "El momento elegido para publicarse es parte de la estrategia".
"Sin duda no ayudar¨¢", dicen otras fuentes de la Loter¨ªa del Pueblo, conscientes de que el libro ataca justo en el mayor capital de Branson: su imagen. Camelot, por su parte, niega toda relaci¨®n con el libro de Bower. Y el ministro de Cultura, Chris Smith llama a la seriedad a los dos concursantes: "He dejado claro que espero que ambos se apliquen ahora seriamente al contenido de su oferta en lugar de embarcarse en ninguna guerra de meg¨¢fonos a trav¨¦s de la prensa".
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