El voto decisivo de las mujeres
Menos de la mitad, en concreto el 49%, de los casi 200 millones de norteamericanos en edad de votar acudieron a las urnas en las ¨²ltimas elecciones presidenciales, las de 1996. Cierto es que ten¨ªan poca emoci¨®n: la reelecci¨®n de Bill Clinton frente al republicano Bob Dole estaba cantada. Lo grave es que, a tenor de los sondeos, la participaci¨®n prevista en las que se celebran pasado ma?ana va igual de baja, y eso que son las m¨¢s re?idas desde el enfrentamiento en 1960 entre Kennedy y Nixon.Todos los cuarteles generales han guardado cantidad de dinero en efectivo para las ¨²ltimas 48 horas de la campa?a. Es el Get out the vote money, descrito por Tom Wolfe en su novela Todo un hombre. La expresi¨®n alude a los d¨®lares invertidos en el esfuerzo por llevar a las urnas a los partidarios de cada cual. Esas fortunas se canalizan a trav¨¦s de los llamados "l¨ªderes comunitarios", los reverendos de las iglesias, los jefes sindicales o las personas influyentes entre grupos de jubilados. Con el dinero recibido de los partidos, ellos se encargan de transportar a los colegios a los suyos y hacer que voten por el candidato correspondiente.
Entretanto, en los cuarteles generales miles de voluntarios efect¨²an el mismo d¨ªa de las elecciones -nada proh¨ªbe la propaganda hasta el ¨²ltimo segundo- un aluvi¨®n de llamadas telef¨®nicas instando a la gente a votar. Pero ni por ¨¦sas. En las d¨¦cadas de los cincuenta y sesenta la participaci¨®n rondaba el 60% y desde entonces no ha dejado de caer, hasta alcanzar su punto m¨¢s bajo en 1996. Ese a?o hab¨ªa 196 millones de norteamericanos en edad de votar, hicieron el esfuerzo de registrarse electoralmente 114 millones y votaron s¨®lo 96 millones.
"El Gobierno central desempe?a un papel mucho menor en la vida de los norteamericanos que en los pa¨ªses europeos, donde la participaci¨®n es mayor", dice Curtis Gans, director del Comit¨¦ de Estudios del Electorado Americano. "Aqu¨ª", a?ade, "la elecci¨®n del presidente no tiene un aire dram¨¢tico. La gente es m¨¢s pragm¨¢tica que ideol¨®gica y muchos creen que el hecho de que Gore o Bush ocupen la Casa Blanca tendr¨¢ una influencia insignificante en sus vidas". Ese sentimiento es muy fuerte entre los j¨®venes.
La pol¨ªtica en EE UU es principalmente cosa de mujeres. Aunque los candidatos sigan siendo varones, el sexo femenino es el que m¨¢s se interesa por los comicios. En las elecciones de 1996 participaron el 55,5% de las mujeres en edad de votar, m¨¢s de 6 puntos por encima de la media nacional. Y son ellas las que estudian m¨¢s a fondo los programas.
Las elecciones confirman la existencia de fosos raciales. La participaci¨®n entre los blancos en 1996 fue del 56%, frente al 50% de los negros y el 26% de los hispanos. Tambi¨¦n es m¨¢s intensa en la ribera meridional del Atl¨¢ntico que en el sur y en el oeste. Unidos estos elementos, el votante medio estadounidense es una mujer blanca que tiene un trabajo, cuida de sus hijos, vive en una vivienda unifamiliar de los suburbios y se interesa por la educaci¨®n, la sanidad y la violencia.
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