La tregua cambi¨® los planes del PP
La tregua que ETA se concedi¨® desde septiembre de 1998 hasta el 3 de diciembre de 1999 cambi¨® en algunos aspectos sustanciales el programa electoral con el que el PP de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se present¨® unos meses mas tarde a las ¨²ltimas elecciones generales. Una de las medidas que con m¨¢s beligerancia exigi¨® el PP cuando ejerc¨ªa la oposici¨®n -el cumplimiento ¨ªntegro de las condenas para los terroristas- desapareci¨®, sin m¨¢s, del programa.Responsables de la redacci¨®n final de ese documento pol¨ªtico han confesado estos d¨ªas en privado, tras la reaparici¨®n del debate social sobre el cumplimiento ¨ªntegro de las penas para los terroristas, que en aquel tiempo vivieron bajo una cierta "psicosis de tregua". El primer atentado mortal tras el alto el fuego -el asesinato en Madrid del teniente coronel Pedro Antonio Blanco- no se registr¨® hasta el 21 de enero de 2000, ya en plena precampa?a de las elecciones del 12 de marzo, con el programa cerrado e impreso.
Entre noviembre y diciembre del a?o pasado los responsables de Estudios y Programas del PP, bajo la direcci¨®n de Mercedes de la Merced, organizaron distintas reuniones internas y foros abiertos para ultimar el programa electoral del partido con el que Aznar se present¨® a la reelecci¨®n.
La propia De la Merced abogaba en aquellos momentos por incluir en ese documento la propuesta del cumplimiento ¨ªntegro de las penas. El debate ya se suscit¨® entonces, tanto en los discretos encuentros celebrados en el PP como p¨²blicamente.
En las reuniones organizadas en el PP, dirigentes como Gabriel Cisneros, uno de los padres de la Constituci¨®n, y Eugenio Nasarre, procedente del gabinete de estudios de La Moncloa que rodea a Aznar, ya cuestionaron que esa promesa pudiera tener buena acogida en la Constituci¨®n. La influencia de la tregua de ETA en aquellas sesiones de trabajo no es que se apreciase de forma expl¨ªcita, pero s¨ª "flotaba en el ambiente".
El ministro del Interior, Jaime Mayor, referente pol¨ªtico en el Gobierno y el PP para todos los asuntos relacionados con el terrorismo, se atrevi¨® incluso a desautorizar p¨²blicamente en aquellos d¨ªas a los miembros de su partido que se hab¨ªan atrevido a volver a plantear esa idea.
De hecho, esa emblem¨¢tica promesa no pas¨® finalmente el primer filtro de La Moncloa. Los redactores del programa electoral del PP establecieron un m¨¦todo de trabajo en el que analizaban punto por punto todas las propuestas. Cuando surg¨ªa alg¨²n escollo, se produc¨ªa un debate. Si el problema era verdaderamente mayor y requer¨ªa un "criterio pol¨ªtico" del presidente y candidato, se reservaba el asunto para traslad¨¢rselo directamente a Aznar en alg¨²n encuentro posterior en La Moncloa o a algunos de sus colaboradores m¨¢s directos.
La iniciativa del cumplimiento ¨ªntegro de las penas ni siquiera lleg¨® al ¨¢mbito presidencial. La opini¨®n determinante de Aznar qued¨® reducida apenas a 12 grandes asuntos, seg¨²n el esquema que ¨¦l mismo exigi¨®. Entre esos temas no figuraba ese agravamiento de las condenas.
El programa electoral del PP fue, en general, bastante gen¨¦rico y ambiguo precisamente para evitar grandes compromisos. En el apartado de la Justicia no se incluy¨® ninguna referencia a ese asunto ni a otras posibles reformas concretas del C¨®digo Penal. En el cap¨ªtulo sobre la seguridad tampoco se mencion¨® este problema. Ning¨²n p¨¢rrafo se dedicaba a explicar el sistema que pensaba aplicar el PP para perseguir el terrorismo.
Algunos de los protagonistas de aquella discusi¨®n, desde el ministro Mayor hasta los cerebros grises del programa, admiten ahora, sin embargo, que este debate tiene sentido ante el clamor social que lo demanda.
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