Sumisi¨®n
El presidente Aznar, cuando sonr¨ªe mientras responde a una pregunta, ya nos ha acostumbrado a que interpretemos que por su parte se ha agotado el tema por el que se interesa quien pregunta. Suele el presidente zanjar los asuntos con frases contundentes y sonrisas evidentes, as¨ª ocurri¨®, por ejemplo, con el Tireless, sobre el que no quiere hablar pero que quiera o no sigue en el sitio que Londres ha decidido, quieto, averiado y cerrado a toda posibilidad de saber el tama?o y el peligro de la aver¨ªa por parte del Gobierno espa?ol.No se insiste en el asunto del Tireless por capricho o por ganas de fastidiar, se insiste porque el Gobierno, su presidente directamente, con una actuaci¨®n incomprensible de sumisi¨®n ante el deseo de ocultaci¨®n de Londres, est¨¢ colaborando a la inquietud por lo que el submarino pueda esconder de peligro. Todos los intentos de tranquilizar que ha hecho el Gobierno han sido vanos y lo han sido precisamente porque ven¨ªan "vanos", es decir vac¨ªos de verdadero contenido tranquilizador. Para el ¨²ltimo se ha utilizado al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que, supuestamente, habr¨ªa emitido un informe seg¨²n el cual nada hay que temer. Nada m¨¢s lejos. Y no es que el CSN diga lo contrario sino que no puede asegurar lo primero, por la sencilla raz¨®n de que su visita al submarino, acordada entre Aznar y Blair, ha resultado ser un parip¨¦, una nader¨ªa de paseo por las zonas visitables por todo el mundo dentro del submarino, con prohibici¨®n de acercarse siquiera al reactor, es decir al n¨²cleo del misterio. Cuando los t¨¦cnicos del CSN tuvieron que emitir un comunicado tras la visita, a juzgar por el texto, se las vieron y se las desearon para no decir claramente que hab¨ªan hecho el rid¨ªculo, pero se notaba que lo hab¨ªan hecho. El Gobierno, como ha dicho el consejero de Gobernaci¨®n de la Junta, Alfonso Perales, ha maltratado al CSN que, lamentablemente, se ha dejado maltratar. Pero a pesar de la sumisi¨®n que ha demostrado al acceder a realizar una visita in¨²til, despu¨¦s de ella, aunque se ha arriesgado a hablar de inexistencia de riesgo, ha reconocido que ver, lo que se dice ver, de lo importante no ha visto nada. Resumiendo, estamos como est¨¢bamos, pero con razones para fiarnos menos de lo que nos diga el gobierno del submarino, s¨ª ingl¨¦s, pero no amarillo.
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