Los realizadores europeos proponen una directiva que incluye la diversidad cultural

La FERA (Federaci¨®n Europea de Realizadores Audiovisuales), presidida por Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, ha propuesto una directiva a la Comisi¨®n Europea que incluye una serie de consideraciones sobre la "diversidad cultural" y el car¨¢cter de "alto contenido creativo y original" que tienen unas obras que otros quieren tratar como meros "productos" para convertir toda la discusi¨®n en un debate sobre la libertad de comercio.

La quinta edici¨®n del Forum del cine europeo, que se celebra anualmente en la ciudad francesa de Estrasburgo, habr¨¢ servido para dotar de una identidad administrativa a las im¨¢genes de la UE. Puede parecer poca cosa, una operaci¨®n de psicoan¨¢lisis burocr¨¢tico, pero no es as¨ª. Definir qu¨¦ es una "obra cinematogr¨¢fica europea" significa acabar con la confusi¨®n que permite, por ejemplo, que cintas como Instinto b¨¢sico puedan estrenarse entre nosotros como continentales por el mero hecho de tener un director holand¨¦s.Tras el pre¨¢mbulo, en la directiva propuesta por la FERA, se pasa a fijar las exigencias, que consisten en reclamar que la condici¨®n de "obra cinematogr¨¢fica europea" quede reservada a aquellas pel¨ªculas que re¨²nan 15 puntos sobre un m¨¢ximo posible de 19. Esos puntos se consiguen teniendo en cuenta la nacionalidad comunitaria o el domicilio fiscal -tambi¨¦n comunitario- del realizador, guionista y m¨²sico en el apartado creativo, de los tres principales actores en lo que a interpretaci¨®n se refiere, y del decorador, figurinista, director de fotograf¨ªa y t¨¦cnico de sonido en la casilla correspondiente a "prestaciones", casilla que tambi¨¦n incluye el lugar de rodaje y otros servicios t¨¦cnicos. Los oficios de director y de actor protagonista son los ¨²nicos que merecen tres puntos, el guionista, m¨²sico y el segundo int¨¦rprete son acreedores de dos puntos y el resto se queda con un punto.

La directiva abre tambi¨¦n la puerta a la creaci¨®n de un "dep¨®sito legal" comunitario, establece que el cine de la UE debe beneficiarse, "en su distribuci¨®n y difusi¨®n, de un trato cuando menos equivalente al que reciben las producciones nacionales", una manera de reclamar una "discriminaci¨®n positiva", y propone asimismo que "los organismos de radiodifusi¨®n televisual" tengan que invertir un m¨ªnimo de un 3% de su cifra de negocios en producci¨®n cinematogr¨¢fica, con una parte reservada a las coproducciones con pa¨ªses de la UE.

La directiva de la FERA llega para poner orden en un mercado europeo cada d¨ªa m¨¢s colonizado por las im¨¢genes estadounidenses. Si la UE produce 635 largometrajes anuales frente a los 442 de EE UU y cuenta con un p¨²blico potencial de 375 millones de espectadores frente a los 272 del otro lado del Atl¨¢ntico, eso se traduce luego en que el 70,4% de las entradas vendidas en Europa son para ver una producci¨®n americana mientras que en EE UU s¨®lo un 1% de las entradas corresponde a producciones de la UE. El resultado es que el d¨¦ficit de la balanza comercial entre la UE y EE UU es, s¨®lo referido a programas audiovisuales, de 6.600 millones de d¨®lares (1,3 billones de pesetas, aproximadamente).

El sector audiovisual y sus derivados contempor¨¢neos ligados a las nuevas tecnolog¨ªas inform¨¢ticas es hoy el que mayor saldo positivo aporta al comercio estadounidense. No es extra?o que Jack Valenti, presidente de la MPA, organismo que defiende los intereses de las principales compa?¨ªas cinematogr¨¢ficas americanas, haya acompa?ado, desde los tiempos de Lyndon B. Johnson, al presidente de EE UU en sus viajes al extranjero, ni tampoco que se d¨¦ por hecho que, si Gore sale victorioso de su vodevil electoral, sea Bill Clinton el que herede el puesto de Valenti.