El providencial abuelo de Marioni
El extremo argentino del Villarreal se nacionaliz¨® italiano en 1999 tras tomar el apellido de su ascendiente, al que conoci¨® "por casualidad" cuando ya era octogenario
El futbolista argentino Bruno Jim¨¦nez, de 25 a?os, extremo izquierdo del Villarreal, se convirti¨® en 1999 en Bruno Marioni por una enorme "casualidad". El delantero que dio el pase de espuela a V¨ªctor el pasado domingo para que ¨¦ste marcara el primer gol de su equipo ante el Barcelona, en el Camp Nou, cuenta una fascinante historia. Dice que su padre, Julio Luis, empleado de una empresa el¨¦ctrica, acudi¨® hace cinco a?os a arreglar un poste de luz en plena Pampa, a 150 kil¨®metros de Paran¨¢. All¨ª entabl¨® conversaci¨®n con un octogenario que cuidaba las tierras. Ese anciano result¨® ser Luigi Marioni, el padre que le hab¨ªa abandonado cuando apenas era un beb¨¦. Es decir, el abuelo desconocido del jugador."Despu¨¦s de unos meses relacion¨¢ndose con ¨¦l, mi padre lleg¨® a la conclusi¨®n de que ese hombre era su padre", explica Bruno. Hab¨ªan pasado 50 a?os. No hubo reproches. S¨®lo, emociones muy fuertes: "Mi padre siempre hab¨ªa estado muy solo porque no tuvo una buena relaci¨®n con su madre [la que le dio el apellido Jim¨¦nez]", a?ade. A partir de entonces "se concedieron un tiempo y, finalmente, mi abuelo dio su apellido a mi padre y ¨¦ste me lo dio a m¨ª".
Bruno conoci¨® a su abuelo, ya de 89 a?os, en el mismo lugar, en el campo. "Me di cuenta de que se parec¨ªa mucho a mi padre", afirma pese a que era mucho m¨¢s alto y hab¨ªa llegado a medir 1,95 metros. "Era un hombre l¨²cido, lleno de vitalidad. Narraba historias de mujeres. Tuvo once hijos con varias", recuerda Bruno, que decidi¨® aprovechar la casualidad para su carrera deportiva. Y es que con el apellido Marioni se le hizo "m¨¢s f¨¢cil" obtener el pasaporte italiano que le permitir¨ªa no ocupar plaza de extranjero en la Uni¨®n Europa. Ello facilit¨® su traspaso el pasado verano al Villarreal, que pag¨® unos 600 millones de pesetas al Independiente de Avellaneda, en el que hab¨ªa marcado 13 goles en el denominado Torneo de Clausura.
Su estreno en Espa?a fue muy doloroso. Coincidi¨® con el fallecimiento de su padre, Julio Luis, y con el de su abuelo Luigi, que se produjo dos semanas despu¨¦s. Adem¨¢s, fue expulsado en el primer partido de la Liga, ante el Alav¨¦s, por un codazo a T¨¦llez y se le sancion¨® con cuatro partidos de suspensi¨®n. Un mes en un t¨²nel del que ha empezado a salir tras la gran victoria en el Camp Nou.
Bruno ya llevaba una trayectoria interesante en Argentina. Es un extremo explosivo y valiente, al estilo de su admirado Claudio Caniggia. Sus h¨¦roes infantiles fueron Correcaminos y Speedy Gonz¨¢lez. Naci¨® en San Nicol¨¢s, pero se cri¨® en Paran¨¢, 400 kil¨®metros al norte de Buenos Aires. All¨ª fue a llevarle balones, para que se los reparara, a Camilo Ayala, el abuelo del defensa valencianista Fabi¨¢n Ayala.
A los ocho a?os, Bruno comenz¨® a jugar en el Club Patronato, fundado por religiosos, y a los 15 ingres¨® en el Newell's Old Boys, otro club fundado por un sacerdote, el brit¨¢nico Newell. El Newell's es la mejor cantera argentina, dice. De ¨¦l proceden Batistuta, Pochettino, Biagini, Balbo, Duscher... A Marioni lo fich¨® Jorge Griffa, defensa del Atl¨¦tico de Madrid y del Espanyol en los a?os 60 y hoy, en el Boca Juniors, uno de los m¨¢s prestigiosos ojeadores de su pa¨ªs. Y Bruno, con 15 a?os, se fue solo a Rosario, la ciudad del Newell's, a vivir en una cochambrosa pensi¨®n, en la que comparti¨® alg¨²n plato que otro con cucarachas. "La crisis en Argentina se nota m¨¢s cuando vienes a Europa. All¨ª hay pobreza, inseguridad, falta de trabajo y corrupci¨®n. Aqu¨ª ves los negocios llenos", comenta.
Seis temporadas en el Newell's. Luego, prob¨® suerte en el Sporting de Lisboa. Aprendi¨® portugu¨¦s, pero sus escasos goles lo devolvieron un a?o y medio despu¨¦s a Argentina: seis meses en el Estudiantes de la Plata y una temporada en el Independiente de Avellaneda, "el club m¨¢s laureado del mundo", proclama, y en el que conoci¨® al legendario t¨¦cnico Flaco Menotti. "Quer¨ªa saber por qu¨¦ todos los jugadores hablaban bien de ¨¦l. Por su forma de sentir el f¨²tbol, por su sinceridad con ellos y por su vocaci¨®n ganadora". Menotti se march¨® y Bruno lo ech¨® de menos. Pero, si Menotti le trae buenos recuerdos, Maradona le eriza la piel: "Lo amo. Se lo perdonamos todo [en alusi¨®n a su drogadicci¨®n]. Le falt¨® gente que le aconsejara bien cuando era un adolescente".
?Pero qu¨¦ tiene Marioni de italiano aparte del apellido? "La pasta. La como cada d¨ªa", responde. ?Y qu¨¦ hace si no juega al f¨²tbol? "Ver pel¨ªculas y... jugar al f¨²tbol. Puedo pasarme todo el d¨ªa con la Play Station".
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