Un delantero menudo, hura?o y pele¨®n
Quienes m¨¢s le conocen, que por su peculiar forma de entender la vida son realmente pocos, destacan de ¨¦l su car¨¢cter desenfadado y el valor que concede a la amistad del reducido grupo de personas que le rodea. Quienes apenas tratan con ¨¦l, compa?eros incluidos, le tildan de problem¨¢tico, estrafalario y hura?o. Ambas descripciones se ajustan al perfil de Andr¨¦s Nicol¨¢s Olivera (1978, Montevideo), responsable de que el Sevilla se adjudicara ayer ante el Betis el ¨²ltimo derby del siglo y del milenio.Olivera lleg¨® al Sevilla en la temporada 1998-99 procedente del Valencia, en el que viv¨ªa relegado en el olvido. Marcos Alonso hab¨ªa prometido devolver al Sevilla a Primera y para ello solicit¨® al entonces presidente, Rafael Carri¨®n, que buscara dinero donde no lo hab¨ªa para reforzar la plantilla. Dicho y hecho. En diciembre se produjo el desembarco del clan uruguayo.
De una tacada, Marcos y su amigo e intermediario Francisco Casal se trajeron a cinco futbolistas de Uruguay en una operaci¨®n rel¨¢mpago que el actual vicepresidente econ¨®mico del Sevilla, Augusto Lahore, califica de desastrosa para su club. De todos ellos -Tabar¨¦ Silva, Inti Podest¨¢, Marcelo Zalayeta, Marcelo Otero y Gerardo Rabaida-, s¨®lo Otero y ¨¦l cuentan para el actual entrenador, Joaqu¨ªn Caparr¨®s.
Olivera se dio a conocer entre la afici¨®n sevillista m¨¢s por su azarosa vida personal que por sus m¨¦ritos deportivos. Confeso seguidor de la filosof¨ªa reggae, dedica sus goles a su m¨¢ximo profeta, el malogrado cantante Bob Marley, cuyo rostro lleva tatuado en un brazo y cuya imagen adorna las camisetas que viste debajo de la equipaci¨®n, salt¨® a la fama a finales del pasado a?o por sus andanzas con algunos de sus compatriotas por la noche sevillana. Una pelea en un pub le cost¨® una denuncia y un d¨ªa de periplo por las comisar¨ªas de la ciudad. El club le abri¨® expediente y Marcos dej¨® de confiar en ¨¦l. Un gesto que a Olivera le disgust¨® en exceso, como demostr¨® arremetiendo contra el propio Marcos, al que recrimin¨® que lo acusara de drogadicto para apartarle del equipo.
Ahora, con Caparr¨®s, parece estar a gusto. Su exitoso periplo veraniego con la selecci¨®n de Uruguay en la fase clasifiactoria para el Campeonato del Mundo de 2002 le ha abierto de nuevo las puertas de la titularidad en el Sevilla. Por el momento, s¨®lo lleva cuatro goles, pero su presencia se ha hecho casi imprescindible por su capacidad para conjugar velocidad, habilidad, claridad y eficacia en los momentos claves. Algo que el menudo uruguayo demostr¨® ayer.
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