El ritual del 'botell¨®n'
A la una de la madrugada, la plaza de Santa B¨¢rbara, en Alonso Mart¨ªnez, ofrece un espect¨¢culo dantesco. Las botellas vac¨ªas de coca-cola, whisky, vodka y cerveza que alfombran el suelo, y el ulular insistente de las ambulancias del Samur corriendo de un lugar a otro, son la prueba fehaciente de que el ritual del botell¨®n se halla en su m¨¢ximo apogeo. Es la noche del s¨¢bado a domingo y el alcohol es el invitado especial.A esa hora, Luis, un chaval de s¨®lo 16 a?os, apenas puede ya pronunciar palabra. Sus amigos se r¨ªen mientras ¨¦l, con la mirada perdida, intenta explicar cu¨¢l es la esencia de ese rito que se repite semana tras semana en cualquier plaza o parque de Madrid. "Es cuesti¨®n de estar con los amigos, de socializar. Pero sobre todo, el botell¨®n es lo m¨¢s barato que hay", dice entre risas. El reloj marca un poco m¨¢s de la una y Luis, en medio de una borrachera descomunal, cae en la cuenta de que dentro de poco, a la una y media, saldr¨¢ el ¨²ltimo tren de metro. Y las reglas son las reglas, as¨ª que tendr¨¢ que irse: "Mis padres me dejan hacer lo que quiera, pero siempre que no llegue despu¨¦s de las dos", a?ade Luis.
Ni ¨¦l ni los tres amigos que le acompa?an tienen una idea clara de cu¨¢nto han bebido. Tampoco conocen la propuesta de la Consejer¨ªa de Econom¨ªa -desestimada por el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallard¨®n-, que consiste en prohibir la venta de alcohol en establecimientos de horario nocturno, tipo Vip's o Seven Eleven, a partir de las 22.00. "Eso es una gilipollez", dicen casi a coro.
No muy lejos de all¨ª, en la plaza de Barcel¨®, la fiesta se repite. El panorama es el mismo. S¨®lo cambian los rostros. Carmen, de 16 a?os, dice que s¨®lo hace falta una plaza para que exista el botell¨®n. El mapa es extenso. Pero los puntos principales son, adem¨¢s de la plaza de Barcel¨® y la de Alonso Mart¨ªnez, la plaza del Dos de Mayo, la zona de Moncloa, el parque del Oeste y los alrededores del estadio Santiago Bernab¨¦u.
Carmen y Esther llevan desde las nueve de la noche apostadas en una esquina de Barcel¨®, considerada por muchos como el aut¨¦ntico templo del botell¨®n. Ellas tambi¨¦n desconocen la propuesta de Econom¨ªa, pero est¨¢n seguras de que, en caso de prosperar, no cambiar¨ªa nada. "Es una tonter¨ªa. Si proh¨ªben vender alcohol a partir de las diez, pues lo compramos antes. Tan sencillo como eso", dice Esther, de 17 a?os. "Te vas a El Corte Ingl¨¦s o a Carrefour y ya est¨¢". Esta noche han comprado entre las dos una botella de whisky, una de coca-cola, vasos y una bolsa de hielo. Todo por 1.600 pesetas. "Las compramos en el Vips", aclaran. "Pero en el chino es m¨¢s barato".
Los chinos, como les llaman, son los comercios regentados por ciudadanos de ese pa¨ªs que sirven de surtidores a los j¨®venes madrile?os. En Malasa?a, quiz¨¢ la zona de mayor efervescencia juvenil y donde con m¨¢s frecuencia se aprecia el fen¨®meno del botell¨®n, abundan estas tiendas. "Son muy baratas", dice Carmen.
En este mundillo no s¨®lo manda el alcohol. El hach¨ªs tambi¨¦n est¨¢ a la orden del d¨ªa. "Pero no se puede generalizar. Hay unos que fuman y otros que no", cuenta Raquel, de 19 a?os. Raquel y sus amigos est¨¢n en la plaza del Dos de Mayo y all¨ª un peque?o batall¨®n de chicos, en su mayor¨ªa africanos, se encargan de distribuir el costo. "Siempre est¨¢n por ah¨ª, pero no se meten con nadie", a?ade Raquel. "El que quiere compra, y el que no, pues se lo pasa de puta madre con su calimocho (vino con coca-cola)".
En el centro de Madrid, los term¨®metros apenas llegan a marcar cinco grados. Hace fr¨ªo, pero a la legi¨®n de seguidores del botell¨®n parece que les da igual. "Bueno, s¨ª, somos un poco masocas, pero por encima del fr¨ªo est¨¢ el dinero. Si est¨¢s con amigos s¨®lo te gastas 500 pelas para hacer un calimocho y puedes tomar hasta cuatro litros. Es que en los bares te cobran mil pelas o m¨¢s por una copa", dice Carlos, de 20 a?os y habitual del botell¨®n desde los 15. "?Sabes que hay un h¨¦roe de fanzine que se llama K de kalimocho? ?sta es toda una cultura", cuenta Carlos, absolutamente convencido. Su amiga Luc¨ªa le da la raz¨®n: "Es una costumbre muy extendida. Es que esto te permite beber m¨¢s barato, estar con tus amigos y disfrutar. Si quieres, despu¨¦s te puedes ir a un bar, pero tampoco es cuesti¨®n de tajarse a muerte. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que el botell¨®n no lo van a erradicar de ninguna manera. Deber¨ªan habilitar un solo sitio grande para que todo el mundo pueda hacerlo".
El peligroso juego del volc¨¢n et¨ªlico
Tan s¨®lo en el periodo comprendido entre la noche del viernes y la madrugada del pasado s¨¢bado, el Samur registr¨® 38 intoxicaciones et¨ªlicas, nueve de las cuales necesitaron traslado hospitalario. Del total de las intoxicaciones, 10 fueron detectadas en menores de edad. Adem¨¢s, se registraron 28 agresiones y 11 de ellas requirieron traslado hospitalario. En todas las reyertas estaba presente el alcohol.Los datos que maneja el Samur se?alan que, en los ¨²ltimos tres a?os se han triplicado los casos de intoxicaci¨®n et¨ªlica. En la actualidad se pueden llegar a atender una media de 80 urgencias durante el fin de semana.
El consumo compulsivo de alcohol en las calles es ahora mucho m¨¢s que un juego. Y puede llegar a ser mortal. La tendencia entre algunos j¨®venes es poner en pr¨¢ctica lo que se conoce como el volc¨¢n. "Lo que hacen es jugar a qui¨¦n aguanta m¨¢s alcohol. Comienzan a beber sin parar, y despu¨¦s se caen redondos", cuenta Luc¨ªa, una joven que dice haber presenciado esta escena m¨¢s de una vez.
Los puntos en los que con mayor frecuencia se repite este peligroso juego son la plaza del Dos de Mayo y la plaza de Barcel¨®. Algunos chicos acaban en el hospital con un coma et¨ªlico.
"Los m¨¢s peque?os son los que hacen eso, pero no deja de ser una gilipollez. No entiendo por qu¨¦ lo hacen. Es que les gusta tajarse a muerte", comenta Luc¨ªa.
"Lo peor del botell¨®n es cuando se mezcla el alcohol con otras drogas. Beben compulsivamente, sin son ni ton y adem¨¢s ingieren otras sustancias", se?ala un portavoz del Samur.
Las cifras que maneja la Comunidad de Madrid en cuanto al consumo de alcohol entre los j¨®venes no difieren demasiado de un estudio que se llev¨® a cabo en 1996. A¨²n as¨ª, en estos nuevos informes queda especialmente resaltado el hecho de que los j¨®venes empiezan a consumir alcohol a partir de los 13 a?os. Ahora las chicas toman la misma cantidad de bebidas alcoh¨®licas que los chicos.
Seg¨²n Salud P¨²blica, un 56,9% de los adolescentes es consumidor moderado, un 27,7% no bebe y un 15,4% ingiere alcohol de forma desmesurada con riesgo para su salud. El estudio tambi¨¦n se?ala que los entrevistados se hab¨ªan emborrachado por lo menos una vez en los ¨²ltimos 30 d¨ªas.
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