Clientelismo
La dimisi¨®n de Ignasi Farreres como presidente de Uni¨® Democr¨¤tica de Catalunya, por las irregularidades cometidas en el Departamento de Trabajo de la Generalitat en el reparto de los fondos de la Uni¨®n Europea para la formaci¨®n de parados, pone de relieve que el llamado caso Pallerols tiene mucho m¨¢s calado que el de un asunto limitado a un desaprensivo empresario. Farreres, que fue consejero de Trabajo durante 11 a?os, hasta noviembre de 1999, renuncia a la presidencia del partido una vez que se han aireado serios indicios de que algunos de sus militantes se han beneficiado de los fondos comunitarios.La aparici¨®n de m¨¢s de un centenar de centros de ense?anza gestionados por militantes de Uni¨® -casi el 10% de los existentes en Catalu?a- como receptores de estas ayudas significa que los afiliados a este partido ten¨ªan 30 veces m¨¢s posibilidades de obtener subvenciones p¨²blicas que el resto de los ciudadanos, un evidente indicador de clientelismo que alimenta la sospecha de que esos recursos pueden haber constituido un difuso sistema de financiaci¨®n del partido.
El gesto de Farreres, aunque tard¨ªo, supone un paso en la asunci¨®n de responsabilidades por parte de Uni¨®, partido que, junto con Converg¨¨ncia, gobierna Catalu?a. Pero el Ejecutivo de Jordi Pujol, administrador de esas subvenciones -m¨¢s de 20.000 millones de pesetas anuales-, no ha dado todav¨ªa ninguna explicaci¨®n convincente sobre lo ocurrido ni ha rendido cuentas sobre un asunto tan sensible como es el desv¨ªo y mal uso de dinero p¨²blico previsto para la formaci¨®n profesional de los m¨¢s necesitados. Con independencia de los resultados de la investigaci¨®n judicial, cuya lentitud neutraliza muchas veces sus resultados, el Gobierno de Pujol no puede limitarse a admitir que el asunto ha sido "una mancha para Catalu?a" o a suscribir la resoluci¨®n parlamentaria propuesta por el PP en la que "constata y lamenta las irregularidades detectadas".
La rendici¨®n de cuentas por parte del Gobierno de la Generalitat tiene la m¨¢xima vigencia en la medida en que Bruselas mantiene indisponibles todav¨ªa 6.000 millones de pesetas de estos fondos correspondientes a los ¨²ltimos ejercicios y el Instituto Nacional de Empleo (Inem), dependiente del Ministerio de Trabajo, bloquea otros 3.500 millones de pesetas del Plan de Formaci¨®n e Inserci¨®n Profesional. A la vista de estos hechos, no parece del todo apropiado seguir hablando del caso Pallerols, sino de la presunta desviaci¨®n de los fondos de formaci¨®n o del uso clientelar de las subvenciones por parte del Gobierno de Pujol.
La incapacidad para reconocer y corregir a tiempo estas irregularidades, negadas sistem¨¢ticamente hasta que Bruselas ha tomado cartas en el asunto, es un claro indicador del agotamiento del Ejecutivo catal¨¢n y de su falta de cintura para enderezar el rumbo ante las adversidades. Es un Gobierno sin margen de maniobra, sometido al toma y daca del PP, que un d¨ªa lo salva de la reprobaci¨®n parlamentaria, pero al siguiente le bloquea los fondos del Inem. Un Gobierno que ve tambi¨¦n c¨®mo sus tropiezos se amplifican por la pugna entre sus socios por la herencia de Pujol. Con la confusi¨®n a?adida de que el examen de la actuaci¨®n del Departamento de Trabajo -gestionado tradicionalmente por Uni¨®, cuyo l¨ªder es Josep Antoni Duran, uno de los aspirantes a encabezar CiU- lo ha realizado la Intervenci¨®n de la Generalitat, dependiente del Departamento de Econom¨ªa, que dirige otro candidato a la sucesi¨®n, el consejero Artur Mas.
El suspenso que representa para el Gobierno de Pujol la deficiente administraci¨®n de estos recursos sit¨²a al presidente catal¨¢n en una posici¨®n muy precaria con vistas a la nueva negociaci¨®n sobre la financiaci¨®n auton¨®mica y explica la falta de convicci¨®n en sus demandas de infraestructuras estrat¨¦gicas para Catalu?a, cuya bandera ha pasado a manos de otras instituciones.
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