"En Reyes cerrar¨¦ la f¨¢brica"
Dimargrasa es una empresa que se dedica a la fabricaci¨®n de harina animal con destino al ganado porcino, a las aves y a los animales de compa?¨ªa. La empresa, situada en el kil¨®metro 23 de la carretera de Valencia, en Arganda del Rey (Madrid) pertenece a la multinacional alemana SARIA, que tiene f¨¢bricas en Alemania y en Francia. Su director gerente, Valentin Garc¨ªa, est¨¢ d¨¢ndole vueltas a la cabeza desde que en la ma?ana de ayer recibi¨® la noticia en la que la Uni¨®n Europea aconsejaba a los estados miembros dejar de fabricar harinas animales desde el 1 de enero de 2.001 y durante seis meses. "Si esto no se arregla antes, para Reyes la f¨¢brica est¨¢ cerrada. Estas empresas no tienen capacidad de almacenaje. La l¨ªnea de producci¨®n se basa en la recepci¨®n de la materia, producci¨®n y distribuci¨®n", dice. Quiere dejar claro que la pol¨¦mica es desmesurada: "No soy un profesional de la nutrici¨®n, pero las harinas animales constituyen s¨®lo del 3 al 5% del total de los componentes del pienso. Casi estoy por asegurar que el 90% lo forman cereales y vegetales como la soja, el ma¨ªz o los guisantes".La empresa adquiere 90.000 toneladas al a?o de los restos de la carne que no son utilizados para el consumo humano, "principalmente huesos, sebo o tocino". Sus principales proveedores son los mataderos, las salas de despiece y los despachos de carne de los minoristas (carnicer¨ªas) de la regi¨®n. "Cada hueso suele costar unas 20 pesetas y cada kilo de tocino o sebo unas seis pesetas", explica Valent¨ªn.
Este a?o el volumen de negocio de Dimargrasa ronda los 2.500 millones de pesetas, y el beneficio, libre de impuestos, los 200 millones. El resto, 1.300, se gastan en compras de materia prima, y los otros 1.000 se dedican a los gastos de maquinaria, gas, luz, y a los sueldos de los 38 empleados, que trabajan en tres turnos las 24 horas del d¨ªa.
La fabricaci¨®n de la harina animal est¨¢ totalmente informatizada. Un ordenador se encarga de controlar cada paso del proceso de producci¨®n, que comienza con la recepci¨®n de la materia animal en unas tolvas donde se tritura hasta conseguir, conforme a la directiva europea, un espesor m¨¢ximo de 30 mil¨ªmetros. Despu¨¦s la materia, ya triturada, pasa a trav¨¦s de una cadena, a unos digestores donde es sometida a temperaturas de hasta 133 grados, durante 20 minutos y con una presi¨®n de 3 bares. "No hay bicho que aguante este proceso", dice Valent¨ªn. A partir de ah¨ª, por otra cadena sin fin, "sellada y precintada", el producto llega a un decanter, donde "por decantaci¨®n" se separa la prote¨ªna de la grasa que " se puede utilizar para fabricar pienso o con destino a la industria del jab¨®n. El resto queda constituido como la propia harina animal". Si el ministro Miguel Arias Ca?ete asume las recomendaciones de la Comisi¨®n Europea, Valent¨ªn s¨®lo ve viable, para mantener la empresa, recurrir a las subvenciones o convertirse en una "empresa medioambiental" que se encargue de "inertizar los Materiales Espec¨ªficos de Riesgo, (MER) para su posterior incineraci¨®n". El director de Dimargrasa hace una pregunta a las autoridades ministeriales: "En Espa?a se producen 1.710.000 toneladas de carne, de las que se generan 400.000 de restos que no se consumen. Si nuestras empresas van a terminar incinerando esa carne, se generar¨ªan 120.000 toneladas de cenizas que habr¨¢ que depositar en alg¨²n sitio. ?D¨®nde?".
Valent¨ªn Garc¨ªa cree que todo se est¨¢ exagerando: "Al fin y al cabo, en Espa?a s¨®lo ha aparecido un animal infectado, y ninguna v¨ªctima, pero el miedo es libre. En este pa¨ªs, desgraciadamente, cada fin de semana mueren en la carretera entre 40 y 50 personas, por accidentes de tr¨¢fico: sin embargo, siempre queremos comprarnos el coche m¨¢s potente y r¨¢pido".
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