Guzm¨¢n: ahora o nunca
Augusto Pinochet es un reo. En t¨¦rminos jur¨ªdicos espa?oles: el ex dictador est¨¢ acusado de ser coautor de 56 homicidios y 19 desapariciones. Esta dicisi¨®n del juez Juan Guzm¨¢n cay¨® en Chile como rayo en cielo sereno. ?Cielo sereno? M¨¢s de medio centenar de oficiales y subalternos han sido procesados en los ¨²ltimos dos d¨ªas por los cr¨ªmenes de la dictadura. Y el "senador vitalicio" Pinochet fue despojado el pasado 8 de agosto de su fuero parlamentario. Aun as¨ª, ha sido inesperado.?Por qu¨¦? El juez Guzm¨¢n, tras el desafuero de agosto, en lugar de tomar declaraci¨®n a Pinochet, como cab¨ªa esperar, y decidir si le procesaba, orden¨® la pr¨¢ctica de ex¨¢menes m¨¦dicos para conocer su estado de salud mental y neurol¨®gica. Y estableci¨® que para llevar a cabo la declaraci¨®n indagatoria de Pinochet, prevista por el C¨®digo de Procedimiento Penal chileno antes del procesamiento, era requisito previo someterle a ex¨¢menes. Luego, dada la proximidad de un nuevo aniversario del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, y del d¨ªa de las Glorias del Ej¨¦rcito, m¨¢s tarde, Guzm¨¢n aplaz¨® esos ex¨¢menes por considerar estas fechas un "momento sensible". Comenz¨® despu¨¦s un tira y afloja sobre la selecci¨®n de peritos adjuntos a los m¨¦dicos designados para examinar a Pinochet.
El proceso se dilataba sine die. Y, en medio de ¨¦l, la derecha pol¨ªtica chilena se mov¨ªa. Consigui¨® apartar a otro juez de la Corte Suprema, encargado de la extradici¨®n de Pinochet solicitada por Argentina en el caso del asesinato del ex comandante jefe del Ej¨¦rcito chileno Carlos Prats. El mi¨¦rcoles pasado, el juez Guzm¨¢n escribi¨® una carta de apoyo personal a Clara Szczaranski, presidenta del Consejo de Defensa del Estado (CDE), por su actuaci¨®n como abogada en arbitrajes privados de dudosa presentaci¨®n. El pinochetismo puso en la mira a Guzm¨¢n por dicha carta, habida cuenta de que el CDE, equivalente al abogado del Estado, es parte acusadora en el caso de la Caravana de la Muerte que ahora se imputa a Pinochet y particip¨® tambi¨¦n en el desafuero del dictador.
El presidente de la Corte Suprema, Hern¨¢n ?lvarez, ¨²ltimo magistrado nombrado durante la dictadura, solicit¨® en las ¨²ltimas horas un informe a Guzm¨¢n sobre la citada carta de apoyo. ?lvarez, que hace pocas semanas comparti¨® en Madrid mesa y mantel con magistrados del Tribunal Supremo espa?ol, podr¨ªa estar en condiciones, seg¨²n fuentes solventes, de utilizar la imprudente carta de Guzm¨¢n para apartarle de la investigaci¨®n sobre las querellas contra Pinochet, invocando un conflicto de intereses.
El juez Guzm¨¢n, que ya rum¨ªa el procesamiento del dictador, se decidi¨®. Al parecer, baraj¨® dos escenarios: a) esperar a los ex¨¢menes m¨¦dicos para decidir sobre el procesamiento; y b) procesarle antes, sin tomarle declaraci¨®n.
La primera opci¨®n era impracticable. Si los ex¨¢menes detectan en Pinochet posibles da?os cerebrales, se abrir¨¢ la fase de maniobras para declarar al ex dictador "insano" y exculparle. En este caso el procesamiento hubiera sido poco menos que imposible. El juez Guzm¨¢n opt¨® entonces por la segunda alternativa al detectar las presiones para su posible separaci¨®n del caso.
?A d¨®nde conduce este viaje? El juez Guzm¨¢n cre¨ªa que el desenlace este caso era el procesamiento de Pinochet y su posterior sobreseimiento, utilizando los ex¨¢menes m¨¦dicos como instrumento, o, simplemente, el sobreseimiento por razones m¨¦dicas, sin procesamiento. De momento, hasta que no se practiquen los ex¨¢menes el juez se abstendr¨¢ de tomar declaraci¨®n al dictador, bajo arresto domiciliario. Su propia resoluci¨®n anterior le ata las manos.
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