El cabar¨¦ que se trag¨® el tiempo
El Pay Pay de C¨¢diz volver¨¢ a abrir su puertas a partir de febrero, 16 a?os despu¨¦s de su cierre. El m¨¢s populoso y c¨¦lebre cabar¨¦ de la ciudad ofrecer¨¢ una actividad bien distinta a la que se desarroll¨® desde la d¨¦cada de los cincuenta, pero con el entretenimiento como bandera. Tres empresarios, Paloma Garc¨ªa Suero, de 32 a?os; Francisco Butr¨®n, de 32, y Virginia Salas, de 28, disponen desde hace pocos d¨ªas de la licencia de obras, aunque desde agosto tienen concretado el proyecto e incluso las actuaciones de un a?o. Los tres est¨¢n vinculados desde hace una d¨¦cada a grupos de cuentacuentos como Pandora o Tusitala, y a los tres les mueve la misma idea. "Queremos recuperar parte de la historia de la ciudad, un local que fue clave en el panorama social de la ¨¦poca. Queremos que el Pay Pay vuelva a estar vivo, aunque el contenido no ser¨¢, l¨®gicamente, el mismo", explica Paloma Garc¨ªa. Los relatos directos y c¨®mplices de los cuentacuentos, las representaciones teatrales de medio formato, la magia en directo, las m¨²sicas minoritarias y el flamenco ocupan parte de la programaci¨®n que se va a ofrecer a diario en la sala, enclavada en pleno barrio de El P¨®pulo, el m¨¢s antiguo de la ciudad y sometido un proceso de reformas al socaire del Plan Urban. Es un barrio en el que se han comenzado a abrir locales, aunque a¨²n t¨ªmidamente.Durante a?os, el Pay Pay, pr¨®ximo a la zona portuaria, fue el faro que alumbraba a la mariner¨ªa de los buques que atracaban en la ciudad, a los noct¨ªvagos y cr¨¢pulas, a la gente de la noche y a algunos panaderos, como el c¨¦lebre trompetista del local, al que todos preguntaban cu¨¢ndo dorm¨ªa. En su primera ¨¦poca, los espect¨¢culos que se ofrec¨ªan desped¨ªan cierto atrevimiento para las costumbres al uso: chicas despampanantes con espectaculares biquinis que, en realidad, mostraban poco, pues el cuerpo se recubr¨ªa castamente con medias y otros impedimentos de licra. "En el local no se daba ni un beso, pues estaba mal visto" explican los promotores del nuevo Pay Pay, que se han entrevistado con antiguas trabajadoras y clientes del local. La actividad del establecimiento fue cambiando a la vez que evolucionaba la ¨¦poca. Se acabaron los espect¨¢culos y se transform¨® en un simple bar de copas y de alterne.
El proyecto de reapertura coincide con el estreno, el pasado viernes en C¨¢diz, de la pel¨ªcula Besos para todos, dirigida por Jaime Chavarri e interpretada por Enma Su¨¢rez, que, precisamente emula a una de las artistas del local. La r¨¦plica se la da Eloy Azor¨ªn, un estudiante de Medicina que termina por prestar m¨¢s atenci¨®n a la anatom¨ªa de la actriz que a la asignatura. La cinta se ha rodado en C¨¢diz.
"El Pay Pay es un mito que sigue ah¨ª. Hablas de ¨¦l donde sea y la gente lo conoce", sostiene el director. Una experiencia similar le ocurri¨® a Paloma Garc¨ªa: "En una conferencia en Venezuela habl¨¦ del Pay Pay. Para mi sorpresa, al acabar, se me acerc¨® un hombre que me explic¨® hasta la calle en que estaba".
Los nuevos propietarios, una concesi¨®n municipal por cuatro a?os renovables, pretenden que el sitio mantenga las caracter¨ªsticas arquitect¨®nicas del entorno -piedra ostionera y morteros de cal- as¨ª como que recupere algunos signos de identidad del hist¨®rico cabar¨¦. Se expondr¨¢n cajas de cerillas con el emblema del antiguo negocio, habr¨¢ fotos de clientes y trabajadoras, cuadros, recuerdos desperdigados por la pared. "A m¨ª me da mucha alegr¨ªa cuando ves el barrio g¨®tico de Barcelona, que conjuga su inter¨¦s art¨ªstico con la vida. Eso es lo que queremos, que El P¨®pulo est¨¦ vivo, que no sea s¨®lo un museo. Y adem¨¢s habr¨¢ caf¨¦", dice Garc¨ªa.
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