Los roquistas se retiran de la primera l¨ªnea pol¨ªtica de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica
El roquismo est¨¢ pasando a mejor vida en Converg¨¨ncia (CDC). Una importante n¨®mina de dirigentes que se identifican con Miquel Roca, que fue secretario general de CDC, est¨¢ a punto de llegar a la jubilaci¨®n voluntaria. Uno de los ¨²ltimos representantes de este sector -que se caracteriza por su moderaci¨®n nacionalista y por su intervencionismo en pol¨ªtica espa?ola- est¨¢ dispuesto a abandonar: Joaquim Molins, presidente del grupo de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona ha tirado la toalla, no repetir¨¢ como candidato a la alcald¨ªa y estudia ofertas del sector privado.
Molins se ha sentido sin el respaldo de la direcci¨®n del partido despu¨¦s de que ¨¦sta haya dado luz verde para que un concejal barcelon¨¦s que se declara independentista, Joaquim Forn, opte a la presidencia de la federaci¨®n de Barcelona. Los roquistas -o quienes se agrupan tras esta etiqueta- no suscitan precisamente entusiasmo entre una militancia que ha dado rienda suelta a su pasi¨®n soberanista, pr¨¢cticamente desaparecida de escena en el periodo en que Roca asumi¨® la secretar¨ªa general de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica. Molins tiene, pues, la batalla perdida y, de no presidir la federaci¨®n que pretende, anuncia que no repetir¨¢ como candidato a la alcald¨ªa de Barcelona.El actual jefe del grupo municipal de CiU hizo ya una campa?a lastrada. S¨®lo pudo colocar a dos personas de su confianza en la lista para las pasadas elecciones municipales: se trata de la abogada independiente Magda Oranich y el ex consejero de la Generalitat Josep Mir¨® Ard¨¨vol. El resto de la lista, incluido Oriol Pujol Ferrusola, quinto hijo del presidente de la Generalitat, o el propio Joaquim Forn -su ahora competidor en la federaci¨®n de Barcelona- le fue impuesto v¨ªa partido.
Roca apoya a Mas
Con la marcha de Molins -ahora o dentro de un par de a?os- se retira de escena el ¨²ltimo representante del roquismo con un puesto de poder. Ya no quedan consejeros roquistas en el Gobierno de la Generalitat ni en cargos relevantes de los parlamentos catal¨¢n, espa?ol o en el Ayuntamiento de Barcelona. Tan s¨®lo sobreviven Josep L¨®pez de Lerma, vicepresidente quinto del Congreso de los Diputados; la ex consejera de Gobernaci¨®n Maria Eug¨¨nia Cuenca, integrada en la ejecutiva de CDC surgida del congreso del pasado mes de noviembre, con un importante voto de castigo, y el diputado Ignasi Guardans, que se ha convertido en la voz cr¨ªtica respecto a la actual l¨ªnea del partido.A esta precaria n¨®mina de dirigentes, se une el hecho de que la plataforma que re¨²ne a los supervivientes de esa l¨ªnea pol¨ªtica -Catalanisme i Progr¨¦s- est¨¢ haciendo agua: hay deserciones y el compromiso flaquea. Y no es extra?o: el propio Miquel Roca hizo el pasado mes de septiembre un acto de apoyo p¨²blico hacia Artur Mas, nuevo secretario general de Converg¨¨ncia, lo cual deslegitim¨® en la pr¨¢ctica cualquier alternativa que los roquistas pudieran llegar a presentar en el congreso del pasado mes de noviembre. Hubo incluso algunas informaciones que apuntaban a Josep L¨®pez de Lerma como candidato roquista a la secretar¨ªa de organizaci¨®n. Pero todo qued¨® en un conato de rebeli¨®n. Son pocos en el partido quienes se atreven a plantar cara a un poder que se reviste con el discurso soberanista, aunque luego y de forma habitual practique una pol¨ªtica de pacto de sangre con el Partido Popular.
"El roquismo no est¨¢ acostumbrado a vivir sin el poder", asegura un representante del ala soberanista del partido. "Lo cierto es que en los ¨²ltimos a?os ha habido una renovaci¨®n y muchos han desaparecido de escena, pero nadie ha matado a ning¨²n roquista; no ha habido ning¨²n killer", apuntan desde la c¨²pula de CDC. "Se han estrellado ellos solos", apostillan. El principio del fin del roquismo se inici¨® con la llegada de Pere Esteve a la secretar¨ªa general de CDC. Desde entonces, el partido se instal¨® en un discurso soberanista y comenz¨® la retirada de roquistas de la primera l¨ªnea.
"De hecho, Molins se postul¨® como alcaldable de Barcelona en 1999, y de haber logrado su objetivo se hubiese convertido en un serio competidor para el propio Mas en la carrera sucesoria de Pujol o como secretario general del partido", se?ala la citada fuente.
Los roquistas, en cambio, consideran que han sido objeto de operaciones condenadas al fracaso de antemano. "Roca fue un hombre al que Pujol siempre mir¨® con recelo", asevera un roquista.
Con todo, resta la inc¨®gnita de qui¨¦nes integrar¨¢n la nueva comisi¨®n permanente del partido -el sanedr¨ªn- y ah¨ª no se descarta que Pujol quiera contar con la presencia de alg¨²n dirigente hist¨®rico.
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