Instantes de torer¨ªa

Siete novilleros en busca de gloria, contratos y aplausos que premien su torer¨ªa lidiaron otros tantos erales, algunos con cuajo de utreros, y le dieron al respetable una ma?ana entretenida, incluso buena, en la que hubo faenas con aroma, voluntariosos trasteos de muleta y diversos lances de enjundia.Reyes Ram¨®n, de Madrid, aprovech¨® el buen novillo que abri¨® plaza. Lo recibi¨® de capote por ver¨®nicas de garbo y prestancia. La faena de muleta fue larga, variada en su hacer y templada. Series por los dos pitones que tuvieron su cumbre en el toreo al natural, ligado, algo esencial. Estuvo a la altura del noble oponente, salvo en la hora suprema, en la que un feo primer espadazo le priv¨® de alcanzar la justa recompensa.

Julien Miletto, de Nimes, dej¨® en la plaza un grato sabor de torero sobrio y cl¨¢sico. En su turno de quite en el primer novillo, hizo valer su buen concepto torero en unas caleserinas abrochadas con media ver¨®nica de gusto y empaque. Su novillo ten¨ªa mucho que torear, seg¨²n se dice, y lo hizo plante¨¢ndole la faena en la adecuada media distancia. All¨ª le ofreci¨® su muleta, por delante y planchada, tir¨® con poder y elegancia del novillo de complicadas embestidas, y acab¨® por ganar la partida. Tandas bien ligadas que, al manejar la mano izquierda, tuvo los mejores momentos.

Sebastian S¨¢nchez Mora, de C¨¢diz, manej¨® bien el capote en los lances de saludo. En su faena de muleta no se amilan¨®, expuso y sali¨® airoso. Mario Campillo, de Valladolid, hubo de lidiar al novillo m¨¢s flojo y manso, estuvo voluntarioso y dibuj¨® alg¨²n derechazo estimable.

Miguel ?ngel Ca?as, de Madrid, realiz¨® el mejor toreo de capa, lleg¨® a mecer la ver¨®nica, que interpret¨® con gusto y despaciosidad. Prendi¨® banderillas de manera f¨¢cil y desahogada, para conseguir un tercer par al cambio y por dentro, que fue aclamado. La faena tuvo buenos comienzos, y luego transcurri¨® irregular, pero con instantes de enjundia y templanza. Estocada al primer encuentro y la ¨²nica oreja cortada.

L¨®pez Usero, de Almer¨ªa, consigui¨® templadas ver¨®nicas en los saludos preliminares. Y dej¨® entrever su clase ante el dificultoso novillo. Y el madrile?o ?ngel Luis Bustos lidi¨® con entereza al descastado s¨¦ptimo, ante el que hubo de abreviar.