Profesores y alumnos
Descubro con harto pesar que en los peri¨®dicos aparecen noticias referentes a los problemas psicol¨®gicos que tiene el profesorado en su labor diaria, sin que ello suponga ning¨²n tipo de reacci¨®n p¨²blica. Lo cierto es que la labor educativa est¨¢ siendo minusvalorada en esta sociedad que, curiosamente, sit¨²a la ense?anza como primer pilar del futuro. Para ello cuentan tan solo con su amor propio, y no solo somos incapaces de reconocer el esfuerzo que hacen por educar a los hijos, sino que tampoco se les retribuye adecuadamente. Para colmo, lo ¨²nico que en verdad se discute entre el Ministerio de Educaci¨®n y las comunidades aut¨®nomas es la reforma de lo reformado, nuevos cambios en los programas educativos, en los que al profesorado se le exige de nuevo sacrificar parte de sus horas libres para adoptar otros planes de estudio. Todos hemos tenido malos y buenos profesores, que se han granjeado nuestro respeto o nuestro desprecio. Yo, que nunca he sido buen estudiante, brindo mi respeto a estos educadores, porque su labor no es sencilla. A pesar de no haber vivido m¨¢s de cuatro meses su experiencia, como maestro de pr¨¢cticas, he sabido comprender el esfuerzo que supone motivar a unos alumnos que rara vez disfrutan con el estudio. Los profesores son personas que se sienten comprometidas con esta lucha por hacer que sus alumnos aprendan y se motiven. Pero no pensemos que no debemos motivarles. La sociedad (los padres) deben de escuchar sus quejas no porque sean seres especiales, sino porque est¨¢n formando a los hijos y su labor merece el mayor de nuestros respetos.- Igor Barrenetxea. Bilbao
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