Una exposici¨®n muestra el arte de los reinos hispanos en tiempos de Carlos I

El Sal¨®n del Tinell de Barcelona fue uno de los espacios que, con toda seguridad, visit¨® Carlos I en su periplo para tomar posesi¨®n de los diversos reinos hispanos y del condado de Barcelona. Es tambi¨¦n la sede de la exposici¨®n El arte en Catalu?a y los reinos hispanos en tiempos de Carlos I. Es la ¨²ltima de la serie de exhibiciones organizadas por la sociedad estatal para la conmemoraci¨®n de los centenarios de Felipe II y Carlos V y est¨¢ comisariada por el catedr¨¢tico de Historia del Arte Joaqu¨ªn Yarza. La exposici¨®n podr¨¢ visitarse desde hoy hasta el 4 de marzo.

El rey observador

El arte en Catalu?a y los reinos hispanos en tiempos de Carlos I es una exposici¨®n peque?a en dimensiones -contiene poco menos de un centenar de obras-, pero tiene la voluntad de reconstruir el ambiente art¨ªstico de la Pen¨ªnsula en el no siempre f¨¢cil viaje del joven rey. De ah¨ª que los organizadores hablen de Carlos I, puesto que el monarca a¨²n no hab¨ªa sido coronado emperador. La exhibici¨®n es el ¨²nico acto organizado en Barcelona para conmemorar el reinado de Carlos V y cuenta con la colaboraci¨®n del Ayuntamiento a trav¨¦s del Instituto de Cultura de Barcelona y del Museo de Historia de la ciudad.Se trata de un recorrido por el arte que se produc¨ªa y se pod¨ªa contemplar en las primeras d¨¦cadas del siglo XVI en los diversos territorios hispanos. Un arte que en 1517 -a?o de la accidentada llegada del monarca y su comitiva al puerto asturiano de Tazones en lugar de Santander, donde se les esperaba- se mueve entre dos modelos: el flamenco tardog¨®tico y el italiano renacentista.

El primero estaba bien asentado y era el privilegiado por los grandes clientes y comitentes (mecenas) de la Pen¨ªnsula, Iglesia y aristocracia, que compraban obra en Flandes o se tra¨ªan a sus artistas. De factura flamenca son los retablos de La Virgen de la mosca, de un maestro an¨®nimo y que se conserva en la Colegiata de Toro (Zamora), y de las Tentaciones de San Antonio, de El Bosco, del Museo del Prado. Asimismo, la exposici¨®n muestra una selecci¨®n de objetos lit¨²rgicos, orfebrer¨ªa, miniaturas y tapices, arte muy apreciado por los comitentes de la ¨¦poca. As¨ª, se muestran dos de los tapices de la serie de la Salve de la catedral de Palencia, encargados por el obispo Juan Rodr¨ªguez de Fonseca.

Como contrapunto, las formas renacentistas van llegando a la Pen¨ªnsula a trav¨¦s de artistas hispanos formados en Italia, aunque "con reticencias y lentitud", seg¨²n record¨® Yarza, catedr¨¢tico de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Los principales importadores de los nuevos modelos son los pintores Fernando Y¨¢?ez de la Almedina, Fernando de los Llanos y el escultor Diego de Siloe, de quienes se muestran diversas obras, como una Sagrada Familia con San Juan ni?o, de Siloe, que se contrapone a un Cristo crucificado de su padre, Gil de Siloe, de tradici¨®n g¨®tica.

Adem¨¢s de subrayar la convivencia de estas dos corrientes, la exposici¨®n reproduce el recorrido de Carlos I, que recibi¨® la noticia de la muerte del emperador Maximiliano precisamente en la ciudad de Barcelona, en 1519. Los l¨ªmites cronol¨®gicos de la exposici¨®n alcanzan desde la muerte de Isabel la Cat¨®lica en 1514 hasta poco despu¨¦s de la partida de Carlos I.

Tras el err¨®neo desembarco en Asturias, la comitiva se dirige hacia Castilla, Arag¨®n y Catalu?a. Regresa a Arag¨®n y Castilla y pasa por Le¨®n y Galicia, donde volver¨¢ a embarcar para ser coronado emperador en Aquisgr¨¢n. "En las otras exposiciones del centenario, como las de Toledo y Gante, el rey ha sido siempre el protagonista. En ¨¦sta es una figura pasiva, es un observador", explic¨® Yarza. "Cuando llega a la Pen¨ªnsula, Carlos I es un joven que no sabe qu¨¦ se va a encontrar, no conoce las lenguas peninsulares ni el territorio", continu¨®. De igual manera, en estos primeros momentos Carlos I no desempe?¨® ning¨²n papel como promotor de empresas art¨ªsticas, seg¨²n explica Yarza en el cat¨¢logo que acompa?a la exhibici¨®n.Art¨ªsticamente, son Castilla y Arag¨®n las regiones que presentan una mayor vitalidad. Burgos sigue siendo el foco creativo y difusor m¨¢s destacado. A pesar de ello, los organizadores de la exhibici¨®n han querido destacar tambi¨¦n lo valioso del patrimonio de puntos como Galicia y Catalu?a, que vive cierta decadencia, a excepci¨®n de Girona.