'Gauche divine': libertad, trabajo y felicidad
La exposici¨®n sobre la gauche divine que se ofrece en la Virreina constituye una ocasi¨®n para evocar un cierto sector -de imprecisos l¨ªmites- de la Barcelona de la d¨¦cada de 1960 que objetivamente ha tenido una decisiva influencia en la sociedad catalana de hoy y que, sin embargo, ha sido marginada, como tal grupo, por la cultura oficial.
Lo primero que sorprende de la exposici¨®n sobre la gauche divine es que est¨¢ promovida por el Ministerio de Cultura, Educaci¨®n y Deporte y que, antes de venir a Barcelona, ha podido ser contemplada en Madrid y Valladolid. Que en 20 a?os la Generalitat no haya prestado atenci¨®n a tan notorio grupo da la medida de lo sectaria y mediocre que es su pol¨ªtica cultural.
Aunque algunos -yo mismo, sin ir m¨¢s lejos- no supieron apreciar en su momento la importancia de la gauche divine, vista con la perspectiva de hoy, la n¨®mina de sus componentes es impresionante. Sin el magisterio de arquitectos como Oriol Bohigas y Federico Correa sobre los entonces muy j¨®venes Tusquets, Clotet, Dom¨¦nech o Cirici, entre otros muchos, no hubiera sido posible la transformaci¨®n urban¨ªstica de Barcelona; y sin la Escuela Eina como n¨²cleo aglutinador de todos ellos, el dise?o catal¨¢n de los ¨²ltimos 30 a?os no hubiera existido. Sin editores como Carlos Barral, Jorge Herralde o Beatriz de Moura, Barcelona no ser¨ªa punto de referencia en la cultura de hoy. Xavier Miserachs, Oriol Maspons y Colita -autores, precisamente, del estupendo testimonio gr¨¢fico de la exposici¨®n- son un hito ineludible de la fotograf¨ªa contempor¨¢nea. Jaime Gil de Biedma, Rosa Reg¨¢s y Ana Mar¨ªa y Terenci Moix, se cuentan entre los m¨¢s prestigiosos escritores de este fin de siglo XX. Eugenio Tr¨ªas, F¨¦lix de Az¨²a y Rom¨¢n Gubern son cabezas de fila en el mundo de la filosof¨ªa y de la cr¨ªtica cultural. Ricardo Mu?oz Suay, Portabella y Carlos Dur¨¢n fueron la ocasi¨®n perdida de un cine catal¨¢n de vanguardia. En fin, personajes dificilmente clasificables como Alberto Puig Palau, Antonio de Senillosa, Oriol Reg¨¢s y tantos otros, son fruto de aquella coyuntura y han sido decisivos, junto con todos los anteriores, en la configuraci¨®n de la Catalu?a de hoy.
?Por qu¨¦, entonces, la cultura oficial catalana, la que se expresa a trav¨¦s del Gobierno de la Generalitat o, diariamente, a trav¨¦s de sus medios de comunicaci¨®n o en medios privados afines, no le da a la gauche divine el reconocimiento que ha sabido otorgarle el Ministerio de Cultura? ?Ser¨¢ porque desde su tradicional posici¨®n maniquea de dividir a los catalanes en buenos y malos considera que el citado grupo ha sido insuficientemente catal¨¢n? ?Se repite la exclusi¨®n que ya hizo la Mancomunitat con Eugeni d'Ors o el ?mnium Cultural con Josep Pla?
La exposici¨®n viene acompa?ada de un libro que es mucho m¨¢s que un cat¨¢logo y que deja testimonio del alcance y los l¨ªmites de este peculiar movimiento. En ¨¦l destaca una visi¨®n general de la gauche divine barcelonesa a cargo de Rosa Reg¨¢s y una conversaci¨®n entre algunos miembros destacados: Oriol Reg¨¢s, Colita, Beatriz de Moura, Teresa Gimpera, Rom¨¢n Gubern, Oriol Maspons y Coral Maj¨®. En un determinado pasaje de su introducci¨®n, Rosa Reg¨¢s nos da la clave para entender el car¨¢cter del grupo: 'Si alguna cosa tienen en com¨²n los componentes de la llamada gauche divine (...) es, muy especialmente, el inter¨¦s cultural y pol¨ªtico por todo aquello que se estaba tramando en nuestra ciudad, en nuestro pa¨ªs y en todo el mundo, el entusiasmo por el trabajo que hab¨ªamos escogido, la necesidad de entender la libertad como un derecho personal, el compromiso pol¨ªtico en general desvinculado de la militancia y, en fin, el sentido del humor, la adicci¨®n a la carcajada y el ansia de recuperar la diversi¨®n que, hasta entonces, se nos hab¨ªa escamoteado. Y, sobre todo, el infinito amor a la transgresi¨®n, por insignificante que fuera, que nos proporcion¨® grandes placeres y nos convirti¨® en indiferentes y desde?osos ante los juicios morales que nos dedicaban los moralistas de aquella sociedad mojigata y que, a veces, a¨²n nos siguen dedicando sus herederos'.
Curiosidad universal, entusiasmo por el trabajo, defensa de la libertad de las personas, compromiso pol¨ªtico, sentido del humor, gusto por la diversi¨®n y, por encima de todo, por la transgresi¨®n de costumbres farisaicas, irracionales y caducas. Si la gauche divine fue todo eso -y a la vista de la trayectoria de sus componentes m¨¢s significados no hay duda de que lo fue- se trata de un grupo que, consciente o inconscientemente, se adelant¨® a su tiempo y est¨¢ en el origen de las tendencias m¨¢s significativas de nuestra cultura actual.
Para algunos, nuestros gauchistas fueron unos ni?os pijos, juerguistas y borrachines. Algo de todo ello hubo, por qu¨¦ negarlo. Pero, en todo caso, no fueron, como tantas veces se afirma, unos fr¨ªvolos: por el contrario, fueron siempre unos moralistas, aunque de otra moral a la entonces imperante en la sociedad catalana. Fueron todos ellos partidarios de la moral de la libertad, del trabajo creativo y sobre todo -como dice el t¨ªtulo de otro libro reciente dedicado a la generaci¨®n po¨¦tica del 56- partidarios de la felicidad.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.