Esto se va
Dos a?os antes de su muerte, el fundador del PNV, Sabino Arana Goiri, escrib¨ªa a su amigo Engracio de Aranzadi una desesperanzada carta en la que le dec¨ªa: 'Esto se va antes de que termine el siglo que acaba de empezar'. 'El remedio', a?ad¨ªa, 'est¨¢ en fundar industrias, adquirir caser¨ªos, sostener compa?¨ªas navieras...'. Pero faltaban medios: 'El ¨²nico remedio est¨¢ en el dinero, y ¨¦ste no se encuentra'. No parece que ¨¦se sea ahora el problema del nacionalismo, al menos mientras siga gestionando las instituciones y pueda, por ejemplo, subvencionar a Udalbiltza, principal emanaci¨®n institucional del Pacto de Lizarra, como han hecho estos d¨ªas las Diputaciones de Guip¨²zcoa y Vizcaya.
Pero nada es eterno. Las encuestas indican que por primera vez existe una posibilidad veros¨ªmil de alternancia en el Pa¨ªs Vasco, por m¨¢s que el lehendakari (y algunos comentaristas) sigan empe?ados en sostener que las elecciones no van a cambiar nada. En las auton¨®micas de 1998 la relaci¨®n entre nacionalistas y no nacionalistas fue de 41 esca?os frente a 34. El reciente sondeo del Gobierno vasco registra una situaci¨®n de cuasi empate entre, de un lado, PP/PSE (34-36 esca?os) y, de otro, PNV/EA/EH (36-39). Ello hace decisivos los tres diputados que podr¨ªa obtener IU, pese a bajar en porcentaje, merced a la modificaci¨®n de la Ley Electoral que rebaja del 5% al 3% el m¨ªnimo para obtener esca?o. Y explica la inquietud que ha sembrado la proposici¨®n de ley presentada el martes por socialistas y populares para restablecer el list¨®n del 5%. Arzalluz dijo hace poco que su primera opci¨®n era un gobierno de PNV / EA con el refuerzo de IU.
Explica tambi¨¦n la incomodidad de algunos dirigentes nacionales de IU que han criticado el 'arribismo' de Madrazo, al que consideran dispuesto a todo por ser ministro en Vitoria (aunque sea de Marina). El coordinador general, Gaspar Llamazares, confirm¨® lo que quer¨ªa negar al declarar (EL PA?S, 8-12-00) que la modificaci¨®n legal no condicionar¨ªa la trayectoria de IU en Euskadi porque la decisi¨®n era consecuencia de una necesidad 'compartida' por el PNV. Efectivamente: la de seguir gobernando.
El diario Deia titulaba su informaci¨®n sobre la encuesta advirtiendo: 'La ausencia de EH permitir¨ªa un Gobierno PP-PSE'. Se ha argumentado que no es una novedad porque, desde que se fueron los de Otegi, los no nacionalistas ya tienen mayor¨ªa. As¨ª es, pero siguen gobernando los de siempre. Luego no es cierto que las elecciones no resuelvan nada: servir¨ªan para hacer real lo virtual; la posibilidad de que gobiernen los otros. Apelar a la ausencia de EH para negar representatividad a una mayor¨ªa PP-PSE supone olvidar que, gracias a esa ausencia, el PNV, con el 22% de los votos sobre censo, gobern¨® en solitario en los a?os decisivos, entre 1980 y 1984, de la institucionalizaci¨®n de la autonom¨ªa.
M¨¢s peso tiene el argumento de quienes ven en los sondeos la prueba de que sigue siendo necesaria una alianza entre al menos un partido nacionalista y uno no nacionalista: para garantizar una mayor¨ªa a cubierto de posibles maniobras de EH; y para evitar que se prolongue, ahora en sentido contrario, la din¨¢mica frentista abierta por Lizarra, que excluye a la mitad de la poblaci¨®n. Es cierto que los datos siguen poniendo de manifiesto el equilibrio entre los dos bloques. Sin embargo, ese equilibrio no significa que siempre tenga que gobernar una coalici¨®n (con el PNV dentro), sino que unas veces gobernar¨¢n unos, y otras veces, otros.
Una vez en el Gobierno los no nacionalistas tendr¨ªan quiz¨¢ la oportunidad de ensanchar su mayor¨ªa. Es lo que se ha producido en el ¨¢mbito nacional en torno al PP entre 1996 y 2000, y lo que benefici¨® al PNV entre 1980 y 1984; y, sobre todo, lo que parece estar ocurriendo en ?lava: la presencia del PP al frente de la Diputaci¨®n (y tambi¨¦n de la alcald¨ªa de la capital) desde 1999 ha reforzado las expectativas electorales de los partidos no nacionalistas, seg¨²n el sondeo. Es la r¨¦plica de lo ocurrido antes: en 1977 el PNV tuvo en ?lava 21.000 votos; en 1983, eran 45.000. Incluso es posible que una salida del PNV del Gobierno, seguida de una petici¨®n de cuentas a los responsables de la embarcada soberanista, provocase una nueva escisi¨®n.
El temor a ese horizonte es lo que lleva a algunos a sostener que las elecciones no son necesarias porque todo seguir¨¢ igual tras ellas. Nada es eterno. Ni siquiera el PNV, aunque se equivocase su fundador al pronosticarle escasa vida en una carta fechada el 5 de enero de 1901: ma?ana har¨¢ un siglo.
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