Una pol¨¦mica munici¨®n estrenada en el Golfo

Los proyectiles de uranio empobrecido utilizados por la OTAN en Bosnia en los veranos de 1994 y 1995 y en la guerra de Kosovo durante la primavera de 1999 tuvieron su bautizo de fuego en la guerra del Golfo hace ahora diez a?os.

La operaci¨®n Tormenta del Desierto sirvi¨® para que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos comprobasen la letal efectividad de esta munici¨®n contra los carros blindados iraqu¨ªes dada su gran capacidad de perforaci¨®n. Los helic¨®petros Apache, los tanques Abrams y los aviones A-10 Warthogs empleados por los norteamericanos en 1991 arrojaron alrededor de 950.000 proyectiles de uranio empobrecido -m¨¢s de 300 toneladas de este metal, seg¨²n Greenpeace- sobre el desierto de Irak. El ¨¦xito militar, la destrucci¨®n de buena parte del Ej¨¦rcito de Sadam Husein, era tambi¨¦n la culminaci¨®n de un objetivo econ¨®mico.

El uranio empobrecido es un subproducto del proceso del que se extrae el uranio radiactivo 235, y que tras d¨¦cadas de fabricaci¨®n de armas at¨®micas y de uso de reactores nucleares abundaba. Fue as¨ª que en los a?os setenta el Pent¨¢gono comenzase a explorar las posibilidades de su aprovechamiento que eliminase los costes de su almacenamiento.

Barata y eficaz

Pronto se vio que las caracter¨ªsticas del uranio empobrecido hac¨ªan muy atractivo su uso como munici¨®n. Su densidad es casi dos veces la del plomo, es de naturaleza pirof¨®rica -se deflagra al penetrar- y, dado que se dispon¨ªa de grandes cantidades, m¨¢s barato y eficaz que su competidor el tungsteno. Adem¨¢s, aparentemente no entra?aba riesgos porque su radiactividad es en torno a un 60% menor que la del uranio natural.

Sin embargo, en pocos a?os empezaron a sonar las alarmas. La victoria sobre Irak ten¨ªa secuelas sanitarias: el r¨¦gimen de Bagdad denunciaba un incremento espectacular de casos de enfermedades cancer¨ªgenas en el sur del pa¨ªs y los veteranos de las potencias occidentales sufr¨ªan una misteriosa enfermedad que se bautiz¨® con el nombre de s¨ªndrome del Golfo. Ambos casos se relacionaron con la munici¨®n de uranio empobrecido y tanto la ONU -que ha criticado su empleo- como la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) iniciaron una investigaci¨®n sobre sus efectos.

Aunque es prematuro afirmar una relaci¨®n de causa-efecto entre esta munici¨®n y el c¨¢ncer, ecologistas y pacifistas de ambos lados del Atl¨¢ntico afirman que cuando un proyectil de uranio empobrecido impacta en un objeto y se quema, sus part¨ªculas se dispersan en forma de aerosol en el aire, son transportadas por el viento y pueden penetrar en el cuerpo humano por inhalaci¨®n o por la ingesta. El peligro estar¨ªa, por tanto, en su concentraci¨®n y en el tiempo de exposici¨®n.

Ahora surge el s¨ªndrome de los Balcanes con las muertes de soldados italianos y vuelve la hip¨®tesis de la munici¨®n de uranio. Unos proyectiles que los portavoces de la Alianza Atl¨¢ntica s¨®lo admitieron haber usado a rega?adientes en mayo de 1999, d¨ªas despu¨¦s de que lo hiciera el Pent¨¢gono. Seg¨²n cifras difundidas por la propia OTAN, sus fuerzas dispararon unos 31.000 proyectiles de uranio empobrecido durante la guerra de Kosovo.