Bailando en la oscuridad
En este mundo, fruto de un neto cortocircuito con anteriores etapas, la gente no discute con pasi¨®n sobre Figo o el Bar?a, ni tiene como principal meta conseguir un rendimiento de 17 c¨¦ntimos en sus 23 reales invertidos. Las gentes se llaman espont¨¢neamente y forman largas colas, ordenadas y alegres, en direcci¨®n a la sala de cine. Desean bailar con Von Trier. En una estra?a pero emotiva comuni¨®n, tal vez no de santos, pero, desde luego, no diab¨®lica, enlazan sus manos y observan apasionadas el milagro: Deneuve y Bj?rk, enlazadas, y una diciendo a la otra, a tres dedos, lo que sus ojos ven en mil pies. La otra, entiende. Y, luego, cortando la respiraci¨®n, el golpe y estoque final. Los espectadores, que ya bailan recogidos en la oscuridad-luz creadas, recuerdan sin duda los versos del poeta. 'Estamos derrotados / pero no domados'. ?Gracias, Lars von Trier; gracias, Bj?rk!-
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