Proyectiles contra acorazados
En tanto se dilucida con seriedad la responsabilidad de este metal en las enfermedades del s¨ªndrome de los Balcanes, conviene aclarar ciertos puntos que condujeron a utilizar el uranio empobrecido en proyectiles de penetraci¨®n asegurada frente a blindajes de gran resistencia. Se trata del episodio m¨¢s reciente de la eterna pugna entre el ca?¨®n y la coraza y, 3.000 a?os antes de la p¨®lvora, entre la espada o el venablo y el escudo o la armadura. En los ¨²ltimos 20 a?os, los blindajes de tanques y veh¨ªculos acorazados vivieron importantes avances tecnol¨®gicos. Destaquemos dos: el blindaje Chobham y el reactivo.
Invento brit¨¢nico, el primero consiste en superponer e integrar capas de aceros especiales con otras de cer¨¢mica vitrificada, creada para proteger del calor a naves espaciales y ojivas nucleares. Funciona de modo que el impacto del proyectil contracarro y el chorro de gases que provoca se dispersan lateralmente, sin llegar a perforar la coraza. As¨ª se consigui¨® invalidar las cargas huecas que concentran la penetraci¨®n en un estrecho haz. El segundo invento, israel¨ª, result¨® sencillo y eficaz. Se basa, simplemente, en adosar exteriormente a las partes vitales del tanque unas placas explosivas que estallan al impactar un proyectil y desv¨ªan la cabeza de penetraci¨®n.
Ante tales novedades apareci¨® el proyectil norteamericano APDS (Armor Piercing Discarding Sabot), traducible por perforante de corazas con carcasa desprendible. Tiene dos carcasas para dar estabilidad y precisi¨®n sin restar velocidad inicial al proyectil, cuya carga final impulsa una cabeza de penetraci¨®n de gran dureza, una aleaci¨®n de tungsteno y volframio con un peso espec¨ªfico de 19.
El peso o masa cr¨ªtica de la cabeza del arma es trascendente por cuanto la fuerza viva de impacto responde a la f¨®rmula de mitad del producto de la masa por el cuadrado de la velocidad (1/2 m. v2). Estando limitada la velocidad de llegada a cerca de 1.000 metros por segundo, la masa y su peso espec¨ªfico adquieren relevancia para reducir el tama?o del proyectil.
El platino y el oro superan a las aleaciones citadas e incluso al uranio en peso espec¨ªfico, pero ser¨ªa una estupidez recurrir a ellos cuando aqu¨¦l posee una caracter¨ªstica ¨²nica. El uranio, agotado en las centrales energ¨¦ticas nucleares y almacenado a mansalva, perdi¨® una enorme parte de su radiactividad aunque sigue siendo un metal inestable que se volatiliza a grandes presiones. ?Y el plutonio? De entrada es un producto artificial, con propiedades inferiores al uranio natural.
As¨ª estaban las cosas en plena guerra fr¨ªa, con la amenaza sovi¨¦tica sobre Europa con ingentes cantidades de tanques de gran calidad. Entonces, a principios de los ochenta, se le ocurri¨® a alguien, en EE UU, utilizar el uranio empobrecido o desgastado para las cabezas de los proyectiles contracarro. Ensayada la idea, result¨® un ¨¦xito. Pero atenci¨®n, como dicen los franceses, todo se basaba en que aquel uranio miserable no pod¨ªa producir una fisi¨®n nuclear. Se volatilizaba y lograba la penetraci¨®n en los veh¨ªculos mejor acorazados.
Francisco L. de Sep¨²lveda, general, diplomado en Guerra ABQ.
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