El Atl¨¦tico deja resucitar al Rayo
Dos acciones de estrategia castigan a los del Manzanares, que jugaron mejor, en inferioridad y fallaron un penalti
Dos acciones de zorro viejo, dos maniobras a bal¨®n parado cargadas de astucia, dejaron salir vivo al Rayo del Manzanares. Dos acciones de laboratorio que acabaron en gol y que le autorizaron a te?ir de empate una jornada de la que debi¨® salir seriamente malherido. El Atl¨¦tico ense?¨® a ¨²ltima hora la ingenuidad propia de los equipos peque?os y se dej¨® escapar el trozo jugoso de eliminatoria que ten¨ªa cosido a la suela.
Comenz¨® mejor el Rayo, moviendo el bal¨®n de un costado a otro, tocando con gusto, sinti¨¦ndose equipo grande, gozando de ocasiones... Pero cuando Salva dijo basta, el partido volc¨® bruscamente del lado Atl¨¦tico. Quevedo se equivoc¨® en una cesi¨®n hacia atr¨¢s y Salva se lo agradeci¨® con una jugada fabulosa: agarr¨® el bal¨®n y fingi¨® un remate con la derecha para que Ballesteros pasara de largo; tras el recorte simul¨® el tiro con la izquierda para que De Quintana se frenara, y despu¨¦s del ¨²ltimo toque, con el que gan¨® unos cent¨ªmetros y ajust¨® la mira, fusil¨® de verdad pegadito a un palo.
El 1-0 levant¨® al Atl¨¦tico, que reuni¨® cinco minutos explosivos, llenos de profundidad, de rapidez, de oportunidades. A una por minuto. Los cabezazos de Kiko y el zapatazo de Roberto se marcharon fuera, pero no el testarazo picado del propio Salva, que s¨ª acab¨® en la red. El Atl¨¦tico estaba lanzado, excitado con la posibilidad de la goleada, convencido de su victoria. Sucedi¨® entonces que Hern¨¢ndez lo estrope¨® todo dej¨¢ndose llevar por su propensi¨®n a las expulsiones. Ya ten¨ªa una amarilla, pero se excedi¨® en otra entrada. A la calle.
La aver¨ªa oblig¨® al Atl¨¦tico a redibujarse. Marcos Alonso retir¨® a Correa, que estaba haciendo da?o por la izquierda, y dio entrada a Juan G¨®mez, para incrustarlo como central y reforzar la defensa. Tambi¨¦n alej¨® a Roberto del carril por el que estaba entrando a toda pastilla hasta entonces y le pas¨® a la izquierda. Los movimientos sostuvieron t¨¢cticamente al Atl¨¦tico, pero le restaron entusiasmo. Al menos, hasta el descanso.
Porque fue en la segunda parte, justo cuando el panorama del encuentro invitaba a imaginarse m¨¢s bien otra cosa, cuando apareci¨® el mejor Atl¨¦tico. Seguro atr¨¢s, inteligente en el medio y fulgurante arriba. El Rayo estaba desquiciado, perdiendo la pelota con facilidad y sufriendo de veras a la contra. Aguant¨® de pie por Lopetegui y, sobre todo, porque al Atl¨¦tico se le moj¨® la p¨®lvora. El 3-0 son¨® con fuerza a la puerta, pero el Atl¨¦tico no se cans¨® de perdonar. Y tanto amag¨® sin dar, que acab¨® cobrando. A bal¨®n parado, en uno de esos balones bombeados bajo los que tanto sufren los rojiblancos -tambi¨¦n con Sergio, el debutante meta que ayer supl¨ªa a Toni- y a partir de una estupidez: no se debe hacer nunca una sustituci¨®n en medio de un c¨®rner en contra. No debi¨® ser casualidad que el marcador de Quevedo en el 2-1 fuera Roberto, distra¨ªdo probablemente ajust¨¢ndose el brazalete que acababa de entregarle Kiko.El 2-1 escoci¨® al Atl¨¦tico, que empez¨® a dudar y pasarlo mal. Con todo, en un arranque de furia de Njegus, los rojiblancos se encontraron con el tesoro de un penalti. Lo fall¨® Salva. Se lo par¨® Lopetegui. Y en el lance siguiente, otra falta, otra vez el bal¨®n volando envenenadamente por el ¨¢rea rojiblanca, otro gol. El que sirvi¨® al Rayo para pintar de empate un partido que sinti¨® perdido. Muy perdido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.