El Rayo impone su jerarqu¨ªa
Los golazos de Poschner y Luis Cembranos dejan sin argumentos al Numancia
Marc¨® a las primeras de cambio, sac¨® el manual del contragolpe para asustar a su rival, especul¨® cuando no le qued¨® m¨¢s remedio y esper¨® a que alguna genialidad resolviera definitivamente el conflicto. Todo eso hizo ayer el Rayo en Soria, donde captur¨® una victoria desde la tranquilidad m¨¢s absoluta. Porque a d¨ªa de hoy las diferencias entre el Numancia y el Rayo son enormes, inacabables. Uno se duele all¨¢ en la zona menos noble de la clasificaci¨®n; el otro se lo pasa de miedo en la que es su temporada de gloria. As¨ª las cosas, la jerarqu¨ªa no hizo sino dictar sentencia.
El Rayo est¨¢ que lo tira. Se siente grande y de vez en cuando, como ayer, se ve superior desde que el bal¨®n echa a rodar. Y a¨²n m¨¢s si a los cuatro minutos el marcador ya le sonr¨ªe. Poschner solt¨® aquel zapatazo lejano que se fue dentro y derrib¨® cualquier amago de duda. El Numancia a¨²n no se hab¨ªa enterado de la historia y al Rayo ya le sonre¨ªa el marcador, lo que le empuj¨® a apuntarse al contragolpe y acumular hasta cinco ocasiones de gol -por arriba, por abajo, en acciones de estrategia o en otras improvisadas- en media hora, el tiempo que tard¨® el Numancia en verle la cara a Keller. En tal estado de placidez viv¨ªa el Rayo que se olvid¨® del bal¨®n. Su rival se vino t¨ªmidamente arriba, pero sus arreones murieron en las manos de Keller o en la orilla del ¨¢rea. Y sus ilusiones saltaron por los aires cuando Luis Cembranos se hizo con el bal¨®n y decidi¨® que la fantas¨ªa tambi¨¦n pod¨ªa tener hueco en aquel escenario. As¨ª que dibuj¨® una deliciosa vaselina para echar el cerrojo a un duelo de un solo color.
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