Mantras
La incapacidad del hombre para controlar la realidad explica el papel desempe?ado por la magia en la historia de nuestra especie. Unos determinados procedimientos, gestos o rituales, el hecho de pronunciar una palabra o conjunto de palabras, un mantra, garantizan como m¨ªnimo al creyente una posici¨®n de privilegio sobre el com¨²n de los mortales, al mostrar supuestamente su condici¨®n de agente dotado de los poderes para dominar las fuerzas del mal que nos amenazan. Estar o no en posesi¨®n del mantra lleva a trazar una divisoria entre un nosotros y un ellos, el bien y el mal, lo sagrado y lo profano.
En los ¨²ltimos tiempos, y por lo que concierne al problema del terrorismo, el mantra es sin duda la palabra 'di¨¢logo'. El di¨¢logo servir¨ªa, se ha escrito recientemente en estas mismas p¨¢ginas, 'para defender la vida'. Negarlo equivale a instalarse en un escenario apocal¨ªptico. Como suele ocurrir en los discursos de ra¨ªz religiosa, y el nacionalismo se instala en los mismos con plena comodidad, una, la del di¨¢logo, es la senda del bien, y otra la de la perdici¨®n. Cabe preguntarse si las cosas son tan sencillas, porque no son cadenas de silogismos lo que puede hacernos entender la realidad vasca, sino el an¨¢lisis de los agentes que intervienen en ella, de sus ideas y de sus acciones ya registradas, cuya previsi¨®n es l¨ªcita a la luz de los antecedentes disponibles.
Para empezar, si el di¨¢logo se limita a eso, a ser di¨¢logo, ETA no va a inmutarse. Seguir¨¢ matando todo lo que pueda, ante la amenaza difusa de una reconciliaci¨®n entre los dem¨®cratas. Y, si se intenta dialogar con ella, remitir¨¢ de inmediato a las condiciones de rendici¨®n de la democracia espa?ola y de la democracia vasca contenidas en sus documentos. No parece una buena opci¨®n. Otra cosa es si, al decir 'di¨¢logo', estamos indicando la necesidad de una negociaci¨®n pol¨ªtica sobre el futuro vasco, entre los partidos democr¨¢ticos, donde PNV y EA pusieran sobre la mesa su exigencia de 'soberan¨ªa plena', por decirlo con Egibar, con el se?uelo de convencer alg¨²n d¨ªa a ETA de poner un freno -ni siquiera de renunciar- a la estrategia del terror, y frente a ellos los partidos estatutistas mostraran su 'flexibilidad' renunciando de entrada a todo 'fundamentalismo constitucional'.
Entra aqu¨ª en juego la necesidad de aplicar el principio de realidad. Tal negociaci¨®n carecer¨ªa de sentido, salvo para llegar por otra v¨ªa a la misma rendici¨®n de la democracia exigida por ETA, porque Arzalluz-Egibar no plantean como objetivo un conjunto de reformas del orden vigente, m¨¢s o menos aceptables, sino mediante eufemismos f¨¢cilmente legibles la destrucci¨®n de ese orden. No es dado aqu¨ª admitir que todo objetivo pol¨ªtico resulta l¨ªcito. Ponerse la m¨¢scara de la democracia para reclamar un 'marco vasco de decisi¨®n', la Gran Euskal Herria, cuando conocemos perfectamente el car¨¢cter ampliamente minoritario de la propensi¨®n independentista, salvo en Guip¨²zcoa y en la Vizcaya rural, es algo inadmisible. Las metas de Lizarra son verdaderos tigres de papel, por citar al viejo Mao, en un campo de juego democr¨¢tico. Si tienen alguna virtualidad es porque detr¨¢s de las buenas palabras, de esa autodeterminaci¨®n que gestionada por un poder abertzale ser¨ªa una farsa tan lamentable como la actual supervivencia a favor de un vac¨ªo legal del Gobierno minoritario de Ibarretxe, se encuentra el terror de ETA. Y el v¨¦rtice del PNV es plenamente consciente de ello y se beneficia de tal situaci¨®n. ?Qu¨¦ 'di¨¢logo' es posible establecer con el nacionalismo llamado democr¨¢tico en tales circunstancias?
El 'di¨¢logo' deber¨ªa existir, pero en otro terreno, para fijar entre los dem¨®cratas -PNV, PP, PSOE, EA- el calendario electoral y para recuperar el consenso antiterrorista de los tiempos de Ajuria Enea. Un di¨¢logo sobre los procedimientos pol¨ªticos, no en torno a esos objetivos sobre los que planea la sombra del terror. Que hablen los electores y que, de acuerdo con los votos, se distribuya el poder entre los dem¨®cratas, en un marco de consenso antiterrorista, con la m¨¢xima voluntad de convergencia. Eso es lo deseable. Cuando exista normalidad y cese la presi¨®n de un terror nacionalsocialista, llegar¨¢ el momento de que los vascos y los navarros, desde el recinto institucional vigente, determinen libremente su futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.