Cuando revent¨® el 'boom' de Internet
Mientras dur¨® el boom de Internet, nada parec¨ªa poder desinflar la burbuja. Pocas compa?¨ªas de Internet y puntocom eran rentables, pero a los inversionistas parec¨ªa no importarles. Tomaban en cuenta el n¨²mero de clientes o de suscriptores como base para valuar las acciones de Internet. De lo que se trataba era de conseguir capital, no de obtener ganancias. Incluso cuando las acciones estrella comenzaron a caer, el resto del mercado apenas se resinti¨®. La gente hab¨ªa aprendido que era rentable comprar las acciones deprimidas, y no dejaron el h¨¢bito hasta que dej¨® de ser lucrativo.
Ahora que la fiebre de Internet ya pas¨® se dice que los elementos fundamentales se est¨¢n volviendo a imponer. Pero al igual que la noci¨®n previa, en el sentido de que el boom durar¨ªa para siempre porque la econom¨ªa de Internet hab¨ªa creado nuevos elementos fundamentales, eso es una verdad a medias. En efecto, el ciclo boom / ca¨ªda de Internet trae a colaci¨®n la teor¨ªas econ¨®micas prevalecientes sobre los mercados financieros.
La gente aprendi¨® que era rentable comprar acciones deprimidas, y no dejaron el h¨¢bito hasta que dej¨® de ser lucrativo -
Lo que debe quedar claro ahora es que los llamados elementos fundamentales, que en teor¨ªa determinan los precios de las acciones, no son supuestos independientes. M¨¢s bien dependen del comportamiento de los mercados financieros. De hecho, hay mil formas en las que los precios de las acciones afectan el desempe?o de las compa?¨ªas: determinan el costo del capital, determinan el que una compa?¨ªa adquiera o sea adquirida por otras; los precios de las acciones influyen sobre la capacidad de endeudamiento de una empresa y sus posibilidades para atraer y remunerar ejecutivos a trav¨¦s de paquetes accionarios; los precios de las acciones son herramientas para la publicidad. En otras palabras, cuando los mercados financieros creen que una compa?¨ªa est¨¢ bien, sus elementos fundamentales mejoran; cuando los mercados cambian de opini¨®n, el destino mismo de las compa?¨ªas cambia tambi¨¦n. M¨¢s a¨²n, los cambios en los mercados financieros tambi¨¦n tienen consecuencias macroecon¨®micas importantes.
No se necesit¨® a un genio para caer en la cuenta de que el boom de Internet, basado no en las expectativas de ganancias sino en las de vender acciones al p¨²blico a precios cada vez mayores, se apoyaba en un modelo empresarial insostenible. Tampoco se necesit¨® a un genio para advertir que al boom le seguir¨ªa una ca¨ªda, pero lo dif¨ªcil fue adivinar cu¨¢ndo ocurrir¨ªa. En el verano de 1999 yo estaba seguro que la ca¨ªda de Internet era inminente. Sin embargo, las acciones de Internet se recuperaron de una leve ca¨ªda y algunas subieron todav¨ªa m¨¢s. Las instituciones que viven y mueren por los desempe?os relativos se sintieron obligadas a incrementar sus acciones de Internet. Cuando Yahoo fue incluida en el ¨ªndice S&P 500, subi¨® 30% en un d¨ªa. La gente como yo, que hab¨ªamos vendido acciones de Internet al descubierto pensando que estaban a punto de caer, tuvimos que cubrirlas con p¨¦rdidas enormes. Yo segu¨ªa convencido de que la ca¨ªda llegar¨ªa, pero no pod¨ªa darme el lujo de financiar mis convicciones.
A pesar de sus aspectos irracionales, el boom de Internet fue m¨¢s que una cuesti¨®n de valores inflados. El optimismo de los mercados financieros no s¨®lo cambi¨® los elementos fundamentales de empresas aisladas, sino que tuvo un efecto profundo y real sobre toda la econom¨ªa. El boom no s¨®lo fue la consecuencia del desarrollo de Internet; aceler¨® ese desarrollo y contribuy¨® a la velocidad y la expansi¨®n de la innovaci¨®n tecnol¨®gica. Lo mismo sucedi¨® con las telecomunicaciones, donde el boom tambi¨¦n aceler¨® la expansi¨®n de tecnolog¨ªa nueva.
Cuando por fin lleg¨® la ca¨ªda de Internet, no fue provocada por un mal modelo empresarial, sino por la sobre-extensi¨®n del cr¨¦dito. La desaceleraci¨®n actual est¨¢ afectando a los elementos fundamentales de compa?¨ªas aisladas en la misma medida que al precio de sus acciones. Tambi¨¦n afecta al sistema financiero y al desempe?o macroecon¨®mico.
En lugar de que exista una conexi¨®n unidireccional en la que los mercados anticipan el futuro en forma m¨¢s o menos precisa, hay una conexi¨®n bidireccional en la que los mercados financieros dan forma al futuro que tendr¨ªan que prever. En lugar de un solo resultado hay una gama de posibilidades. Cu¨¢l de esas posibilidades ser¨¢ la que se concrete depende no s¨®lo de la evoluci¨®n de los llamados elementos fundamentales, sino tambi¨¦n del comportamiento del mercado financiero.
En esas circunstancias, es irracional que los actores del mercado basen sus decisiones ¨²nicamente en sus expectativas sobre los elementos fundamentales, porque ¨¦stos no determinan los precios de mercado; al contrario, est¨¢n dictados por las condiciones del mercado. As¨ª, lo que importa para los participantes en el mercado es el futuro de los precios del mercado, no los elementos fundamentales que se supone que reflejan. Si los precios del mercado se desv¨ªan de un equilibrio te¨®rico, no puede haber garant¨ªas de que alguna vez volver¨¢n a ese equilibrio.
Por eso resulta tan reveladora esa secuencia de boom / ca¨ªda de las acciones de Internet y de las telecomunicaciones. Estos acontecimientos no se pueden explicar en t¨¦rminos de mercados eficientes o de expectativas racionales. Yo he propuesto una explicaci¨®n alternativa basada en la conexi¨®n bidireccional entre elementos fundamentales y valuaciones; la llamo reflectividad.
Me extra?a y divierte que los economistas ignoren mis argumentos. Sostienen que el fen¨®meno de la reflectividad ya est¨¢ tomado en cuenta dentro del concepto de equilibrios m¨²ltiples que ha ganado aceptaci¨®n recientemente. Puede ser, pero yo todav¨ªa tengo que ver c¨®mo pueden explicarse los alejamientos persistentes de un equilibrio te¨®rico dentro del marco de los equilibrios m¨²ltiples. Cualquier desviaci¨®n del equilibrio, ya sea que asumamos que hay un solo equilibrio o muchos, es m¨¢s que simple ruido; es un factor causal en la determinaci¨®n de la naturaleza misma del equilibrio que habr¨¢ de prevalecer. Al ignorar esta condici¨®n, la teor¨ªa del mercado eficiente ofrece una imagen totalmente enga?osa de los mercados financieros.
?Por qu¨¦ descalifican de entrada mis razonamientos? Porque llevan a la conclusi¨®n de que los mercados financieros son inherentemente impredecibles. Me preguntan, ?de qu¨¦ sirve una teor¨ªa cient¨ªfica si no puede hacer predicciones ¨²tiles? Yo sostengo que ser¨ªa mejor reconocer las incertidumbres inherentes al comportamiento de los mercados financieros que aferrarse a una teor¨ªa supuestamente cient¨ªfica que distorsiona la realidad. Una consecuencia de aceptar que los mercados financieros son potencialmente inestables es reconocer la necesidad de que las autoridades financieras se ocupen de evitar los excesos. El debate sobre los mercados eficientes puede ser misterioso, pero sus consecuencias para todos nosotros son muy reales.
George Soros es autor de La sociedad abierta: Reformando el capitalismo global y presidente de Soros Fund Management. ? Project Syndicate, enero de 2001.
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