Los laboristas vetan a Mandelson como organizador de la campa?a electoral de 2001
La ca¨ªda de Mandelson precipita un ajuste de poder en el v¨¦rtice del Gobierno brit¨¢nico. Su esfera de influencia se proyectaba m¨¢s all¨¢ de la cartera de Irlanda del Norte, que controlaba hasta el mi¨¦rcoles, y alcanzaba al propio primer ministro. Pero las puertas de Downing Street se cerraron, presuntamente definitivamente, al cometer el mismo error en menos de dos a?os. Mandelson enga?¨® al portavoz de Blair, Alastair Campbell, en el asunto del pasaporte concedido a un donante del Gobierno y fue forzado a dimitir.
Campbell afianza su mano en la rotaci¨®n de sillas mientras el resto del Gabinete de Blair veta la participaci¨®n del humillado pol¨ªtico en la campa?a electoral que podr¨ªa comenzar en un par de meses. 'Mandelson sabe que su carrera pol¨ªtica est¨¢ destrozada', dijo David Blunkett, ministro de Educaci¨®n y Empleo, horas despu¨¦s de la dimisi¨®n. 'No desempe?ar¨¢ ning¨²n papel de relevancia en la gesti¨®n de la campa?a', puntualiz¨® ayer Stephen Byers, responsable de Comercio e Industria. 'Podr¨¢ repartir folletos y llamar a la puerta de los electores', continu¨® con mortal iron¨ªa al confirmarse la intenci¨®n de Mandelson de luchar por su esca?o de Hartlepool.
Pero, quiz¨¢, es el n¨²mero dos del Gobierno, el ministro de Finanzas Gordon Brown, quien sale reforzado del traspi¨¦ de su colega. Ambos compet¨ªan por ganar la atenci¨®n de Blair en temas de estrategia pol¨ªtica y, en particular, en la divisoria cuesti¨®n del euro. En los ¨²ltimos meses, Mandelson arrebataba terreno al Chancellor e intentaba conducir al primer ministro hacia una declaraci¨®n firme de su intenci¨®n de convocar un refer¨¦ndum sobre la moneda ¨²nica poco despu¨¦s de una segunda victoria laborista. Brown, por su parte, impone silencio al resto del Gabinete y exige centrar la campa?a electoral en el ¨¦xito de su gesti¨®n econ¨®mica.
Con la salida de Mandelson se elimina un obst¨¢culo en la estabilidad del equipo de gobierno. Los tres v¨¦rtices hasta la fecha -Blair, Brown y el dimitido ministro- representaban la corriente modernizadora del laborismo, cuya influencia creci¨® sobre las cenizas de John Smith. Pero la amistad se resquebraj¨® cuando Mandelson apost¨® y jug¨® sucio a favor del liderazgo de Blair, acci¨®n que Gordon nunca perdon¨® y es todav¨ªa motivo de conflicto entre los inquilinos del 10 y 11 de Downing Street.
Blair sald¨® la deuda contra¨ªda con el m¨¢s diestro manipulador medi¨¢tico y asesor pol¨ªtico del Partido Laborista al rehabilitarle a los 10 meses de su primera dimisi¨®n. Pero, forzado quiz¨¢ por Campbell, pidi¨® su cabeza no por presunta corrupci¨®n, sino por sentirse enga?ado. El primer ministro se queda por fin solo en el centro de poder sin perspectiva, al menos de momento, de escuchar los consejos de su viejo amigo que tan buenos resultados le han dado hasta la fecha. Corre el riesgo de perder fuerza frente a la corriente tradicionalista del partido que pide un frenazo al proyecto neolaborista.
Por otra parte, el magnate indio Srichand Hinduja, por cuyo pasaporte intercedi¨® Mandelson tras la donaci¨®n que realiz¨® para la C¨²pula del Milenio, neg¨® ayer que pidiera favores al Gobierno brit¨¢nico para obtener ese documento. 'Deseo reiterar que nunca buscamos ning¨²n favor de ning¨²n ministro para obtener la ciudadan¨ªa brit¨¢nica cuando estamos cualificados para ello', declar¨® Hinduja a la prensa en Nueva Delhi.
El multimillonario indio descart¨® tambi¨¦n cualquier tipo de relaci¨®n entre la donaci¨®n de un mill¨®n de libras para la C¨²pula del Milenio por parte de la Fundaci¨®n Hinduja, que ¨¦l preside, y la solicitud para obtener la ciudadan¨ªa brit¨¢nica. Hinduja y sus dos hermanos est¨¢n investigados en India por un caso de corrupci¨®n.
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