Aznar forz¨® el pacto en Canarias para controlar el mapa auton¨®mico
El pacto de estabilidad reeditado hace dos semanas en Madrid por las c¨²pulas de los Gobiernos central y canario, as¨ª como del PP y de CC, tiene pocos visos de una larga duraci¨®n por la desconfianza abismal que ambas formaciones se guardan en Canarias. La cohesi¨®n interna tanto en el PP canario como en CC es tan fr¨¢gil como diferentes sus objetivos, implantaciones e incluso liderazgos e ideolog¨ªas en cada una de las siete islas del archipi¨¦lago.
El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, cogi¨® un avi¨®n en Galicia el pasado 3 de enero, suspendi¨® sus vacaciones, y se plant¨® en Madrid con varios mandatos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El presidente canario, Rom¨¢n Rodr¨ªguez, hizo un alto en su relajo navide?o y viaj¨® esa tarde a la capital. Ambos estuvieron juntos m¨¢s de tres horas. Fue una charla cordial y hasta campechana. Rajoy, eso s¨ª, no perdi¨® la oportunidad de trasladarle a Rodr¨ªguez algunos mensajes en clave que el presidente canario entendi¨®.
Fue Rajoy el que confirm¨® a Rodr¨ªguez que Aznar estaba muy interesado en estos momentos en mantener sus acuerdos de cooperaci¨®n en Canarias y en Madrid con CC. Rajoy no lo dijo expl¨ªcitamente, porque tampoco hizo falta, pero ese deseo del presidente no se correspond¨ªa directamente con lo que los cuatro diputados de CC pod¨ªan aportar a los 183 esca?os de que ya disfruta el PP con su actual mayor¨ªa absoluta.
Esas cuatro actas de CC en Madrid son para Aznar, en primer lugar, la excusa ideal para evidenciar la disposici¨®n al di¨¢logo y al pacto del PP. Esos diputados, por tanto, demuestran en las votaciones de las leyes m¨¢s comprometidas que el PP no est¨¢ solo. Y sus adhesiones, adem¨¢s, atraen otras. Como les ha confesado el portavoz de CiU en el Congreso, Xavier Trias, a los responsables de CC, si ellos no votaran, por ejemplo, reformas como la de la ley de Extranjer¨ªa los nacionalistas catalanes tampoco lo har¨ªan. 'Es muy dif¨ªcil de justificar un apoyo en solitario al PP', admiti¨® uno de los interlocutores nacionalistas habituales del Gobierno.
Rajoy dio a entender a Rodr¨ªguez que el pacto con CC evita un desequilibrio territorial y pol¨ªtico del mapa auton¨®mico de Espa?a a favor del PSOE y los nacionalistas vascos y catalanes. De las 17 autonom¨ªas, el PP est¨¢ en el Gobierno en nueve; el PSOE en seis y CiU y PNV en otras dos. La salida del Gobierno en Canarias y la negociada entrada en su lugar de los socialistas, con los que el actual presidente canario tiene m¨¢s sinton¨ªa personal, dar¨ªa un vuelco a ese escenario en un a?o muy significativo, cuando el Ejecutivo debe enfrentarse en primer lugar a la trascendental negociaci¨®n del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica o a la tramitaci¨®n del Plan Hidrol¨®gico Nacional.
Rajoy aprovech¨® esa cita secreta para averiguar si tras la ruptura de las relaciones con CC esa formaci¨®n nacionalista canaria pod¨ªa caer en la tentaci¨®n de radicalizar su discurso. De hecho, en el PP canario se recuerda el pasado ultraizquierdista de Rodr¨ªguez, que no duda en reconocer que en su juventud estuvo en colectivos 'autodeterministas'. Y es sabido que el veterano portavoz en el Congreso de CC, Jos¨¦ Carlos Mauricio, procede del PCE.
Esas ideolog¨ªas est¨¢n ya superadas. Y tanto CC -sin duda una coalici¨®n peculiar, forjada por refundaciones de la centrista UCD en Tenerife (ahora ATI), de partidos comunistas y casi independentistas en Gran Canaria (ahora ICAN)- como el citado Rodr¨ªguez se encuentran c¨®modos con la autonom¨ªa, la Constituci¨®n y a la espera de asumir 20 competencias pendientes.
Esas peculiaridades insulares, tanto en CC como en el PP, est¨¢n en el origen de sus permanentes disputas y de sus cuitas internas. Esas diferencias ahora tan s¨®lo han quedado ocultas detr¨¢s de una leve cortina de apelaciones a la lealtad, para que el pacto contin¨²e al menos hasta las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas, donde ambos partidos aspiran a ser la primera fuerza de la comunidad.
En ese af¨¢n se emplea a diario, junto a sus obligaciones como alcalde de Las Palmas, el nuevo l¨ªder de los populares canarios, Jos¨¦ Manuel Soria, elegido hace a?o y medio. El impulso de Soria preocupa en CC, pero tambi¨¦n en el PP de Madrid.
Aznar y la c¨²pula del PP han promovido el liderazgo de Soria para sustituir al hist¨®rico Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna porque creen en sus posibilidades electorales. Pero en el PP no esperaban que la irrupci¨®n desenfrenada de Soria pudiese poner en peligro sus acuerdos estrat¨¦gicos con CC.
Soria amenaza con retirarse
La situaci¨®n lleg¨® hace apenas dos meses a tal punto que el propio Soria puso su cargo a disposici¨®n de Javier Arenas, el secretario general del PP, y ofreci¨® su retirada. Arenas no la acept¨® y le refrend¨®, pero sabe que la continuidad de este pacto ha provocado algunas heridas en su partido en Canarias, particularmente en Tenerife, donde la alianza se cobr¨® la cabeza de su mejor baza, Guillermo Guigou.
Pese al respaldo oficial del PP a Soria, tanto Arenas y Rajoy, en reuniones en Madrid con Paulino Rivero, presidente de CC, con su portavoz parlamentario, Mauricio, y con Rom¨¢n Rodr¨ªguez, les dej¨® caer que hubo un momento en que su partido cambi¨® de golpe a 13 presidentes regionales. Y en CC ha quedado grabada la respuesta que recibieron cuando ofrecieron al PP la posibilidad de que cambiase a Bravo de Laguna como presidente del Parlamento por otro dirigente de ese partido en vez de reclamar con tanta insistencia el relevo de los dos consejeros en el Gobierno auton¨®mico rebeldes de esa formaci¨®n. La direcci¨®n del PP se neg¨®, primero porque necesitaba el cese de los consejeros indisciplinados, pero tambi¨¦n, porque les conven¨ªa mantener a Bravo en un puesto institucional por si en alg¨²n momento era necesario tirar de ¨¦l como reserva de lujo para volver a encabezar su proyecto en Canarias.
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