El sida rebrota entre los homosexuales
La falsa sensaci¨®n de seguridad dispara el n¨²mero de casos entre los 'gay' de San Francisco
En Espa?a, 'las encuestas entre hombres que mantienen sexo con hombres reflejan la percepci¨®n de que la efectividad de los tratamientos no hace tan necesario tomar precauciones', explica Jordi L¨®pez, de la ONG Stop-Sida. 'Lo que ocurre en San Francisco es un indicativo de lo que pasar¨¢ luego en Nueva York y Londres, y en menos de un a?o, en Espa?a. Por eso en nuestras campa?as queremos transmitir que no hay que bajar la guardia porque los tratamientos no son la panacea. Si conseguimos que lleguen, quiz¨¢ aqu¨ª el fen¨®meno no sea tan acusado'.
Hace unos a?os, contagiarse por el virus del sida equival¨ªa a una inmediata sentencia de muerte. Hoy, los tratamientos m¨¦dicos y los c¨®cteles de f¨¢rmacos han creado la impresi¨®n de que el sida es ya una enfermedad cr¨®nica con la que se puede llevar una vida normal, larga y saludable, imagen en muchas ocasiones sostenida con anuncios publicitarios en los que bellos ejemplares masculinos parecen vivir sin problemas con el virus o la propia enfermedad. Esa mezcla de relativa seguridad, una supervivencia m¨¢s larga y el hast¨ªo por las prolongadas cautelas, se ha convertido en un c¨®ctel fatal.
La amenaza ha sido descubierta en la compilaci¨®n de datos de dos docenas de estudios realizados por la Universidad de California en San Francisco (UCSF) entre 10.000 homosexuales. En la ciudad del Golden Gate viven unos 47.000 gay, de los que alrededor de 10.000 est¨¢n infectados por el virus. La investigaci¨®n estima que el 2,2% de los 37.000 hombres sanos, unos 814, se ver¨¢ afectado este a?o por el virus. La cifra de nuevos infectados est¨¢ muy por debajo de las que se produc¨ªan en los a?os setenta y ochenta, cuando se diagnosticaban miles de nuevos casos cada a?o, pero muy por encima de donde se cre¨ªa estar y, sobre todo, marca un preocupante cambio de tendencia. Hace cuatro a?os, la infecci¨®n s¨®lo alcanz¨® al 1,04% de los homosexuales.
Cansancio psicol¨®gico
El 80% de los casos de sida est¨¢ contenido en la comunidad gay de la ciudad. 'La gente prefiere no hablar de cosas dif¨ªciles y no tomar precauciones si cree que tiene a mano f¨¢rmacos que les pueden ayudar', explica Tom Coates, director del Instituto de Investigaci¨®n del Sida de la UCSF, seropositivo desde 1985 y uno de los autores del trabajo. 'La idea que los gay tienen de su liberaci¨®n es poder mantener relaciones sexuales con quien quieras. Es romper barreras morales. Pero eso conlleva riesgos letales y a la comunidad gay le resulta muy duro aceptarlo', a?ade.
Los responsables de la lucha contra el sida est¨¢n sobrecogidos e intentan explicarse el fen¨®meno. 'Como las nuevas terapias permiten a los afectados por el sida vivir m¨¢s tiempo, crece la poblaci¨®n con riesgo de extender la infecci¨®n', manifiesta Sandy Schwarcz, responsable del servicio de control del sida del Departamento de Salud P¨²blica de San Francisco a Los Angeles Times. 'Pero lo que agrava el problema es que la gente est¨¢ menos preocupada por infectarse. No hay tanto miedo como cuando coger el sida equival¨ªa a una pena de muerte. Ven a personas con sida que llevan vidas aparentemente normales y bajan la guardia en las pr¨¢cticas de sexo seguro'.
Willi McFarland, director de la unidad de seroepidemiolog¨ªa del mismo Departamento de Salud P¨²blica, confirma que los homosexuales est¨¢n bajando la guardia. En las encuestas, los entrevistados reconocen 'que est¨¢n teniendo m¨¢s relaciones sexuales con gente que saben que tiene el sida y con gente de la que no saben nada'. Steven Tierney, jefe de los servicios municipales de prevenci¨®n contra el virus, y Coates hablan tambi¨¦n de un cierto cansancio psicol¨®gico: 'La gente ha seguido pr¨¢cticas de sexo seguro durante mucho tiempo y se ha hartado'. Ir m¨¢s all¨¢ de las barreras morales supone en este caso negarse a reconocer las barreras sanitarias.
Promiscuidad
San Francisco es la br¨²jula que marca hacia d¨®nde va el mundo gay. Coates ha observado que el n¨²mero de infectados ha crecido tambi¨¦n en Sydney, otro ed¨¦n homosexual, y en la canadiense Vancouver. En Nueva York, los negros constituyen el grupo m¨¢s atacado por el sida. Un reciente estudio ha descubierto que uno de cada tres gay o bisexuales de raza negra de entre 23 y 29 a?os es seropositivo, frente al 2% de blancos y el 14% de hispanos en la misma horquilla de edad.
Al mismo tiempo, la promiscuidad sin precauciones hace que la comunidad homosexual se vea asaltada por otras enfermedades como la s¨ªfilis o la gonorrea rectal, seg¨²n datos de los Centros para el Control de la Enfermedad (CDC) en Atlanta. En San Francisco, Nueva York, Chicago, Seattle o Miami se han disparado los casos de enfermedades de transmisi¨®n sexual. En Los ?ngeles, el 70% de las nuevas incidencias de s¨ªfilis se han dado entre varones que ya estaban sometidos a tratamiento contra el VIH.
Para hacer frente a esta nueva amenaza, la ciudad de San Francisco se est¨¢ planteando una nueva campa?a publicitaria. 'Ya no es suficiente recomendar el uso del preservativo. Ahora vamos a pedir que la gente se fije en con qui¨¦n tiene relaciones. S¨¦ consciente de c¨®mo est¨¢s t¨². Ent¨¦rate de la situaci¨®n del otro', explica McFarland. Los expertos insisten en que hay que corregir la imagen de cura milagrosa que han creado algunos laboratorios en una comunidad ansiosa por que as¨ª sea, y subrayar que la farmacopea, lo m¨¢s que hace es posponer el problema, no eliminarlo.
Proponen tambi¨¦n que los m¨¦dicos tengan la obligaci¨®n de declarar los nuevos casos de sida, como ya se declaran los de tuberculosis o s¨ªfilis, conforme a lo que recomend¨® infructuosamente en 1999 el CDC. El problema es que este tipo de medidas se centran en personas en las que ya se ha manifestado la enfermedad, pero el contagio puede haberse producido mucho antes, porque el virus cada vez tarda m¨¢s en desencadenar el s¨ªndrome. Joseph Catania, profesor de la UCSF, es pesimista: 'Francamente, hemos perdido la pista de la enfermedad'.
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